Capitulo Veintidós.

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Minutos antes...


Después de un rato desperté, me dolía la cabeza y me sentía desorientado, me levante de aquel lugar tan suave, claro lento para no marearme más de lo que ya estaba, mire a mi alrededor era una habitación muy anticuada, para mi gusto.

Lo último que recordaba era estar en la camioneta en la que llegue con... Alemania... ¡ese desgraciado!, me levante de la cama y por lo brusco que fui me tambalee y del único lugar del que pude recargarme fue en un buró que había ahí, cuando por fin tuve un poco más de estabilidad fui a la puerta del cuarto, pero estaba con seguro.

Tenía que salir de ahí, pero ¿cómo?, podría hacer un escándalo y ver si Alemania llega, no, podría mandar a alguien más, comencé a buscar por la habitación algo que me ayudara a abrir la puerta, en el closet, en los cajones de ropa, incluso debajo de la cama, pero no había nada.

Estaba tan concentrado buscando que no me percate de que Alemania había entrado a la habitación, me di cuenta cuando me gire para buscar otro lugar donde pudiera revisar, me miraba de una manera tan asquerosa, siempre que estaba solo con él podía sentir esa mirada.

- ¿Como dormiste, Schatzi? -se acercó despacio y aún que lo hiciera de esa forma sabía que tenía muy malas intenciones, pero debía saber por qué ayudo a Rusia.

- ¿Por qué hiciste esto Ale? -se quedó estático por unos segundos hasta que empezó a reír de una forma sarcástica incluso me molesto.

- Eso es fácil de contestar -se agacho un poco para quedar cara a cara y tomándome del mentón- porque te amo, Schatzi -tomo mi cintura y me acerco a él besándome de una forma bastante brusca.

Me lastimo y por más que quise separarme él me lo impedía, me provoco nauseas al sentir como metía su lengua en mi boca sin pudor alguno, no le permitiré nada a este maldito así que le mordí la legua logrando que se despegara de mí.

- ¡No te atrevas a tocarme de nuevo! -le di un fuerte puñetazo en la mejilla, pero la cara que puso me desconcertó mucho.

- Me disculpo mi pequeño~ -su cara era de placer- es que eres una delicia~ -está enfermo.

Me cargo como si fuera un costal de papas y me llevo hasta la cama, pataleaba para que me soltará, pero no podía, me dejó en la cama muy bruscamente y se puso encima mío, me arrastre para bajarme, pero tomo mi tobillo y me jalo de nuevo hacía él.

- Sabía que serías perfecto para ser mi pareja~ -sonreía de forma lujuriosa mostrando sus colmillos- eres fuerte, con un carácter único y tu forma de hablar es exquisita, ah~ eres tan perfecto~ -dios mío me tocó el loco

Me tomo de las muñecas y las puso por encima de mi cabeza y comenzó a oler mi cuello, era una sensación extraña quería romperle las pelotas, pero no podía pues mis piernas estaban abiertas y puestas en sus costados, evitando que pudiera hacer algún movimiento.

- Eres tan lindo~ -lamio mi cuello lentamente y acto seguido comenzó a dejar pequeños besos- ah~ por fin podre degustar tu cuerpo tan hermoso~ -su voz se hizo más gruesa de un momento a otro, no podía descifrar lo que él sentía en ese momento.

- ¡No te atrevas! -intente zafar mis manos, pero solo logré que hiciera más fuerte su agarré.

- Tranquilo mi pequeño, prometo que no te dolerá -a mierda tengo que quitarme a este loco de encima.

Buscaba a mi alrededor algo que me ayudara, aún que fuera algo mínimo, pero no había muchas cosas a mi alcance a menos de que "me dejara llevar" por el momento y así logré que Alemania baje la guardia.

Así que eso hice, relaje mi cuerpo y trate de aparentar que lo estaba disfrutando, parecía haber dado resultado pues el desconcierto en la mirada de Alemania me lo dice todo, pues ha dejado de lado la duda y cayó en mi trampa.

Soltó mis manos y las puse primero en su nuca para evitar que sospechara y enredé mis piernas en su cintura algo que comenzó a incomodarme pues sentía algo asqueroso cerca de mi trasero.

- Por fin podemos estar juntos sin que Nazi me amenace con hacerte daño~ -no sé de qué habla y siendo sincero tampoco me importa necesito salir de esto rápido e ir a buscar a mi hermano.

Lentamente fui bajando mi mano por su espalda hasta llegar a su cinturón donde pude sentir un pequeño cuchillo, para evitar que sospechara fui alzando su camisa de enfrente y desde su abdomen, esto parecía gustarle pues comenzó a besar mi cuello.

No podía seguir soportando esas caricias tan desagradables, así que ya un poco más desesperado saque el cuchillo de su cinturón y lo encaje en su cuello con fuerza, esto claro lo tomo por sorpresa.

Se medio levantó y trato de sacar el arma de su cuello, pero estaba muy bien atorado en su cuello, pude notar una pistola en la mesita de noche así que le di una fuerte patada en las pelotas y fui por el arma.

Me costó un poco de trabajo pues Alemania intento detenerme más no lo consiguió seguramente por el dolor y la sangre que estaba perdiendo, somos countries no podemos morir, pero si nuestro cuerpo sufre daños nos debilitamos como cualquier humano.

Tome el arma y sin vacilar dispare dos veces, no me di cuenta al principio de dónde impactaron las balas las vi cuando escuché a Alemania caer al piso inconsciente, una fue directo a su pecho y el otro a su frente.

Estaba un poco en shock pues jamás me había visto en esta situación, intenté bajarme de la cama, pero de los nervios mis piernas flaquearon y caí de rodillas, mi respiración era errática y sentía el sudor frio bajar por mi frente, dios jamás pensé dispararle a un compañero.

Unos ruidos en la habitación de alado me hicieron reaccionar, recordándome en la situación en la que estaba y que México podría estar en la habitación de alado, me levanté y salí de la habitación algo que se me hizo raro fue no ver a alguien vigilando.

Pero bueno aprovecharía este descuido, fui a la habitación de alado y abrí la puerta con cautela dejándola entre abierta, mis ojos se abrieron de la impresión al ver al maldito de Rusia encima de mi hermano.

Desde la puerta podía escuchar su llanto, cuánto sufrió estando con ese monstruo que decía amarlo, pero ahora yo estaba allí para ayudarlo, a terminar con ese sufrimiento y protegerlo a toda costa de cualquiera que intenté hacerle daño.


Como en los viejos tiempos.

Abrí la puerta por completo y apunte a Rusia quien estaba de espaldas, dispare sin dudarlo y cuando sintió las balas atravesándolo se giró a verme, estaba enojado lo veía en su mirada y también cuando intento atacarme, pero por suerte México me ayudó pues le disparo de igual forma.

Lo llame y él corrió a mi sin dudarlo, lo tome de la mano y bajamos juntos las escaleras hasta la puerta principal, la abrí y salimos, algo que nos tomó por sorpresa fue ver a los hombres de Rusia y Alemania tirados en la nieve completamente inconscientes.





¿Quién había hecho esto?









Fue lo que pensé hasta que sentí la boquilla fría de un arma en mi nuca y una voz gruesa hablando tan tranquilamente desde atrás de nosotros.

- No se muevan y no hagan ruido -

- No se muevan y no hagan ruido -

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Sin Señal (Countryhumans)Where stories live. Discover now