11- Los aquelarres.

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Pasando la barrera de los cien años, Arabella era conocida no solo por el buen uso de su magia, y la forma en que llevaba a cabo algún servicio mágico, sino por lo inestable que podía llegar a ser.

Se corría el rumor de que muchas veces se quedaba con algo de la magia que robaba, que no siempre purificaba sus flechas. No era lo único que se hablaba de ella, se decía que era una rompe corazón, que luego de la partida de Hisirdoux aquel día, decido vivir su libertad de otra forma. Una llena de romance.

Algunos otros romances la metían mas en problemas que algún servicio mágico. Y pesar que con el pelinegro habían distanciado, su relación era muy amistosa, que cada vez que se veían era inevitable no besarse sin cruzar palabras.

"Estamos destinados a ser." — se decían para despedirse de tanto en tanto.

Cruzo parte de Europa, la apresaron mas veces de las que podía recordar, a veces por causas nobles en donde aceptaba la culpa, y otras veces donde no entendía bien la razón por la cual la ponían tras las rejas. White se cansaba de tirar muros para liberarla.

Se cultivo en varias culturas antiguas, algunas mas escondidas que otras.

Mejoro su conocimiento de los símbolos gracias a sacerdotes que aun promulgaban las escrituras de los druidas.

Supo manejar varios encantamientos de brujas vikingas ancianas, que no dejaban de asombrarse al escuchar que era una bruja de vasija.

  A pesar que con el tiempo se disolvió algo de las enseñanzas de su primer maestra siempre mantuvo su palabra de "Aprender de todo, para saber de todos, y que nada te sorprenda." Aún que Arabella nunca perdió su capacidad de asombró a pesar de su conocimiento. Gracias a esto es que pudo mejorar su ritual de purificación, y darle un leve descansó al collar que colgaba sobre su pecho vivaz.

A pesar de todo lo que oía, de todas las miradas sobre ella, no dejaba de ser quien era en un principio. Se mantenía noble a su creencia de acabar con aquellos que usaban para el mal la magia, hasta esos tiempos se negaba a usar su magia contra inocentes.

Durante su estadía en España, alrededor de 1543, se cruzo con Desdemona. No se habían visto tantos desde la última vez que se vieron en Francia. Arabella encontraba en la hechicera una extraña amistad. La rusa era un tanto fría al lado de la cálida inglesa, por el tiempo que estuvieron juntas.

Arabella iba a donde Desdemona marchaba.

Vivieron juntas un tiempo en Madrid, casi siempre andaban de sociales gracias a Desdemona que era bien conocida por montar grande fiestas, y era a quien llamaban para reuniones de paz como le decía.

  Arabella se acostumbró un poco a eso, aun que lo suyo era mas los círculos pequeños, el numero limitado de personas. Desdemona la introdujo a una vida que no le gustaba por completo pero que lo aceptaba por complacerla.

Para 1545, fueron juntas a un festival mágico, más que nada por gracia de la hechicera. En aquel sitio estaban los aquelarres, ninguna pertenecía a uno, así que esa era su oportunidad de encontrarse con mas de su tipo.

—Yo, no estoy segura de esto.— decía Arabella, viendo a su alrededor, esperando a que Desdemona la entienda.

—Pero un aquelarre, es lo ideal, nos va ayudar en mucho.— le decía alegre, viendo a todos a su alrededor.

Aquel sitio estaba plagado de seres mágicos. Arabella iba caminando del brazo de la hechicera, con cara de aburrimiento, hasta que vio a Tomas, y tras él a Galaga.

Cronicas De Una Bruja- [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora