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¡Los talibanes han tomado el poder en Afganistán! ¡Ha regresado el terror, la tragedia, la inhumanidad! Casi 20 años después de la primera invasión en 1996, instaurando de nuevo el terror bajo el nombre de un Estado Emirato Islámico.
El mundo debería estar de luto, sin embargo, los países poderosos se han pintado a emitir comunicados.
"El mundo mira en silencio esta guerra contra las mujeres" reseña la BBC news
¿Que es una mujer para los talibanes? Para responder esto les comparto un artículo que publiqué para un periódico el año pasado.
En las zonas más atrasadas de Pakistán y Afganistán, controladas por los talibanes prevalece la sociedad pastún en la cual la desnudez es un tabú, la pasión está prohibida y el amor es castigado con la muerte.
Estásociedad una vez tomada la capital van a imponer por todo Afganistan.
La comunidad pastún representa una estructura fuertemente tribal, es una sociedad regida únicamente por los valores masculinos. La condición de la mujer es especialmente dura, incluso hoy en día, la directora de una ONG de ayuda a la mujer en Pakistán recibe amenazas de muerte casi diarias.
"Maryam Bibi nació en 1950 en Waziristán del Norte, es decir, en una de las zonas más atrasadas de Pakistán, una región tribal pastún fronteriza con Afganistán donde aún imperan caducos códigos de honor y un opresivo sistema patriarcal que considera a las mujeres otra propiedad familiar más. Una tierra dura, y endurecida, donde el 65% de la población vive en la miseria y que se ha convertido en un reducto talibán.
Maryam estaba condenada como el resto de las mujeres de su tribu, los Wazir, a vivir encerrada en casa a partir de la primera regla, a un matrimonio temprano, a muchos hijos y, quién sabe si a una muerte antes de tiempo por falta de atención médica. Sin embargo, está orgullosa madre de cuatro hijos dirige una ONG de ayuda a la mujer y, ya abuela, se ha sacado un máster en Política Social" indica el diario El País de España.La mujer pastún trabaja desde el alba hasta avanzada la noche todo el año, realizando tareas agotadoras, sin embargo, no es su trabajo de esclava lo que la mortifica. Es el aspecto moral de su condición de servidumbre, la represión, el hecho de ser considerada como un ser de segunda categoría, la vergüenza que siente una madre por haber engendrado una hija. El vivir una existencia en estado de inferioridad y subordinación.
"Bibi Aisha tenía 19 años cuando la conocí en 2009 en el refugio de Mujeres pro Mujeres Afganas de Kabul. Su marido le pegaba desde el día en que se casó con él, a los 12 años. Un día le dio tal paliza que escapó para pedir auxilio a una vecina. En castigo por salir sin permiso, el marido, combatiente talibán, se la llevó a un lugar perdido de las montañas. Varios hombres la sujetaron mientras él le cortaba la nariz, las orejas y el pelo" señala el portal de National Geographic, España.
El Landay
Ven a que te acaricie, que te abrace Soy la brisa nocturna que morirá antes de alba
La mujer pastún tiene prohibido casi todo menos su Landay que significa "el breve", es un poema corto de dos versos libres y trece silabas sin rimas obligatorias. Esta poesía es utilizada como forma de canto y hablan, a través de ellos, de sí mismas, del hombre y el mundo que las rodea.
Si nos atrevemos a ver más allá del velo de su sumisión, encontramos en su canto, su poesía, que la mujer pastún se indigna, contesta y se rebela. El islam prohíbe el suicidio y, también, en esta sociedad está prohibido el amor. Las jóvenes no tienen derecho a amar ni a elegir a su marido. El amor es castigado con la muerte.
La rebelión surge de dos formas: el suicidio y el canto. En ocasiones, las mujeres pastún se quitan la vida como forma de lucha contra la dominación: en lugar de hacerlo con las numerosas armas que los hombres guardan en casa, se quitan la vida ahogándose en el río, demuestran así que la decisión última siempre les pertenece y que para llevarla a cabo no necesitan las armas de los hombres.
El landay se convierte así en un acto de rebeldía, en un grito de libertad donde solo hay silencio:
«Hermanas mías, anudaos los velos como cinturones, tomad los fusiles y partid al campo de batalla».
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