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“Mis ojos no sabrán guardar secretos, y mi sonrisa delatara lo que mi pensamiento esconde”.

                                  ☕. Sinnerateez28.




El celular sonó en la inmensa sala, alertando ambos alfas que se encontraban sentados debatiendo por la vida del ahora “enemigo de WooYoung”.

Los dos se vieron cómplices, sus miradas gritaban quien se dignaria a levantar el teléfono que había sonado ya un par de veces.

—Ni creas que seré yo quien conteste.—lacero bostezando.

—Piensa rápido.—lanzó el aparato al aire.

El rubio asustado elevó las manos en un intento por sujetar dicho objeto.

—¡Serás cabron!.—le grito.—que ubiera sucedido si se hace pomada en el piso.

—Comprar otro.—elevo sus hombros con simpleza.—ya hombre, contesta esa madre, ya me tiene arto.—sincero MinGi.

Jung suspiro frustrado, sus manos vacilaron un poco antes de responder.—Diga.—mencionó con enojo.

Una dulce voz hizo trastabillar todo su cuerpo, su alfa gruño de gusto ante el sonido que había ejercido desde la otra línea.

—Hola, MinGi, soy San.—hablo sonriente.

Woo sintió su cuerpo adormecerse, las gotas de sudor frío se hicieron presentes recorriendo toda su anatomía, se sentían como esquirlas de hielo sobre su piel febril. Sus brazos no respondían, su voz se quedó estancada en algún lugar.

Su lobo gustoso movió la cola, el mayor trato de calmarse, afinó su garganta un par de veces antes de poder hablar claramente.

—Hola, no soy MinGi.—mencino con torpeza.

Sanie borró su sonrisa de inmediato, cabeceó en busca de su padre, no hayandolo en el intento, no sabía si seguir hablando con el desconocido, tomo un poquito de valor para poder preguntar otra vez.—¿Esta si es la mancion Song?.

Afirmó con la cabeza como si el pequeño fuera capaz de ver aquel gesto.—Si es la mansión Song.

El castaño suspiro aliviado.—¡Oh! Entonces usted debe ser uno de los sirvientes.—articulo nuevamente con confianza.—puede comunicarle al joven MinGi que YeoSang se encuentra en nuestra casa y también que se quedará a dormir aquí.—refuto eufórico.

Solo basto escuchar aquello, su corazón se detuvo, sus pies flaquearon ante la melodía que percibían sus oídos, su sonrisa se hizo presente de una forma tonta... Está perdido.

No podía negarlo, se estaba enamorando de un cachorro que no sabía de su existencia...

Ni si quiera se inmutó al ser llamado sirviente.

—No te preocupes, yo se lo comunicaré.—articulo de manera dulce.

—Entiendo, que tenga un buen día.—se despidió tras ser cortada la llamada.

El día de mierda que había creído tener, se había reparado en cuestión de segundos... Era un hecho que solo él podía hacer.

MinGi lo observaba medio raro desde la otra esquina del sillón, analizaba cada aspecto de su amigo, poseía cara de haberse muerto alguien, bebió un poco de vodka.—Estas bien.—gesticulo pensativo.

Fue cuestión de segundos que su rostro cambio a una expresión de frustración.—Toma.—aventó nuevamente.

—¿Quién era?...

—Tu abuela.—mascullo con sorna.

—Dejate de estupideces, ya enserio quién era.

—El hijo del idiota, llamo anunciando que tú hermano se quedará en su casa esta noche.

Mi omega es un niño. [WooSan]Where stories live. Discover now