capítulo 11

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Un bonito omega de ojos cafés buscaba fervientemente su preciado álbum dentro de su caja especial. Estaba demasiado ansioso, esperando encontrarlo para enseñárselo a su nuevo amigo y que este le diera su opinión.

Jimin estaba sentado sobre la amplia cama. Miraba al chico mientras sonreía y sentía como su pecho se llenaba de ternura.

El pequeño hermano de Jungkook era muy dulce y lindo.

—¡Demonios! —bufó el omega, deteniendo su búsqueda en su caja, para luego dirigirse a su gran armario negro.

El pelirrubio rió divertido desde donde se encontraba. El chico realmente parecía ansioso por encontrar algo, lo que hizo que Jimin se pusiera de igual manera por saber lo que le quería enseñar.

Yugyeom continuó revolviendo toda su ropa, aventándola a su paso sobre el piso. Sonrió y dio un pequeño grito de victoria cuando encontró el objeto cuadrado que tanto buscaba.

—Mira, Jiminie, aquí está —corrió a sentarse junto al omega.

—¿Qué es eso, Gyeomie? —preguntó curioso, llamándolo por el diminutivo que el chico le dio.

—Este bebé, es mi más preciado tesoro —suspiró lleno de melancolía, poniendo el objeto sobre las piernas del rubio.

—¿Entonces por qué lo quieres compartir conmigo? —cuestionó sorprendido—. Apenas me conoces.

El otro sonrió avergonzado. Sus mejillas se tornaron carmesí, a la vez que se mordía los labios por claro nerviosismo.

—Porque eres mi primer amigo —respondió bajito—. Lo eres, ¿cierto? —de un momento a otro lo miro ilusionado, pero también había algo de miedo y preocupación en sus ojos.

Jimin por otro lado, sentía su pecho inundado de una dulzura extrema. No podía creer como alguien tan tierno como ese chico no había tenido ningún amigo antes.

Al parecer las personas preferían convivir con hipócritas disfrazados de personas.

—¡Por supuesto que lo soy! —exclamó, abrazando al chico—. Te voy a presentar a Taehyung y juntos vamos a hacer muchas cosas —Yugyeom le sonrió abiertamente con sus ojos cristalinos—. Podríamos hacer una pijamada para poder conocernos mejor, Gyeomie, ¿te parece bien?

Yugyeom asintió furiosamente, dejándose llevar por la calidez que el chico le brindaba. Muchas emociones comenzaron a aglomerarse en su triste corazón, llenándolo de felicidad y nervios. Jamás había vivido algo así antes. La única vez que recordaba que alguien lo había tratado con tanta paciencia era su madre, unos años antes de morir.

Sus compañeros de colegio a menudo le decían que era alguien muy raro y que su personalidad no era la de alguien normal, solo por el hecho de comportarse como un crio según los demás.

—¿Tu amigo no se molestará? —preguntó dudoso. No creía que nadie aparte de Jimin, lo llegara a soportar.

—Taehyungie te amará —musitó, con una seguridad que hizo reír a Yugyeom.

—Estoy muy ansioso.

Jimin le regaló una sonrisa dulce al omega, para luego separarse del cálido abrazo y posar su vista de nuevo en el álbum que descansaba en sus piernas.

—¿Tiene fotografías adentro?

—Sí, y quiero que las veas —aplaudió alegre con sus manos—. Hay muchas fotos vergonzosas de Jungkook.

Eso fue lo único que Jimin necesitó para abrir rápidamente el álbum. Tenía mucha curiosidad por saber como era el omega de pequeño.

Una carcajada estridente salió de la boca de Jimin. La primera fotografía era de un niño de ojos grandes y serios. El pequeño estaba abrazando un peluche de gatito mientras su cara denotaba aburrimiento y parecía estar gruñendole a alguien.

—Esa fue para su cumpleaños número ocho —confesó Yugyeom, con clara diversión en su voz—. Hoseok unos minutos antes de que le sacaran la foto a Jungkook creyó que era buena idea comerse su porción de pastel. Fue gracioso ver su cara después de eso —comentó, sin poder evitar soltar una carcajada al recordar la cara de estúpido que había puesto el azabache durante el resto del día.

Siguieron viendo muchas fotos por un rato más, riendo y bromeando siempre que encontraban fotos graciosas. Muchas de ellas siempre se trataban de Jungkook gruñendo, Jungkook llorando, Jungkook serio, Jungkook aburrido, Jungkook queriéndole pegar a Hoseok. Incluso conoció a la madre de los hermanos Jeon. Era muy hermosa al igual que sus hijos, con esos característicos ojos grandes y brillantes.

Pero de algo no se dieron cuenta al estar demasiado sumidos en su pequeño espacio.

Jungkook estuvo en todo momento viéndolos con una sonrisa en su rostro a través de la endidura de la puerta desde el momento en el que Jimin incluyó en su vida a su pequeño hermano.

Por un momento, el alfa quiso llorar ante la personalidad que su hermano estaba teniendo frente a Jimin, puesto que jamás había conocido esa faceta. Se sentía el peor ser del mundo al darse cuenta que jamás intentó acercarse al chico, a preguntarle como estuvo su día o si se encontraba bien. Sin embargo, se juró a sí mismo que las cosas iban a cambiar, porque a pesar de todo, el amaba mucho a su hermano.

Jungkook ese día se dio cuenta de algo: Jimin era demasiado para este mundo. Se sentía alegre de conocer a un chico tan humilde y lleno de bondad en su corazón. Algo que le dio ánimos para intentar acercarse más al chico, y no en plan de amigos.

un omega de mentira 丼 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora