Capítulo 50: "El final". (Parte 1).

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Decidí dividir este capítulo en dos partes, porque sino me iba a quedar súper largo. 

Espero que estén listos para lo que se viene.

* * *


"Transferir poderes mágicos es tan peligroso como pausar la vida de alguien. Cuando un brujo cede sus poderes a una criatura mágica, no solamente le obsequia sus habilidades y sus conocimientos, sino sus recuerdos de cada vez que ha utilizado la magia. El ser que recibe los poderes debe mantener su mente en blanco y dejar que la energía llene su interior, evitando todo tipo de distracciones que interfieran en el proceso. El dador no debe equivocarse en la fórmula ni sobre estimar al próximo portador de los poderes, ya que puede ser fatal para ambos.

Existe únicamente un registro de transferencia exitosa, realizada en la época de la Reforma, cuando un brujo decidió proteger a su amada hada regalándole sus capacidades. Una maldición mortal, de la cual no sobreviviría lo obligó a tomar tal drástica decisión.

Estos hechizos también son tabúes, ya que no se enseñan en las instituciones mágicas. Son tan peligrosos, que es preferible que los ciudadanos ordinarios no los conozcan".


El poder de Francis me quemaba. Sin embargo, no solté sus manos y me concentré en recibir esa energía dentro de mi cuerpo.

Estaba sudando muchísimo y me costaba respirar, el incendio que había a nuestro alrededor no ayudaba a mi bienestar físico.

De repente, noté que no sólo estaba recibiendo poder, sino también, recuerdos. Las imágenes comenzaron a aparecer una tras de otra dentro de mi cabeza.


Francis lucía exactamente igual que en la actualidad. Había hechizado el Lago Azul en Warlock para que las sirenas no se acercaran a la orilla. Tomó a Brenda de la mano y la invitó a bailar en el agua con él.

Danzaron un largo rato, hasta que el joven Cuadrado se atrevió a besarla.

—Te quiero —le susurró, y con un encantamiento, hizo aparecer una rosa roja en las manos de la muchacha.

Ella se sonrojó, y le dedicó una amplia sonrisa.

—Yo también. Para siempre.


Sentí ganas de vomitar, y el calor me estaba haciendo demasiado daño. La piel me escocía y los ojos me ardían tanto, que no eran capaces de dejar de lagrimear.

Sin embargo, resistí.


Francis y Amadeo eran unos niños. Se encontraban junto a varios brujos entrenando al aire libre, probando diferentes hechizos y mejorando sus destrezas físicas.

De pronto, divisaron a un grupo de mujeres con vestimentas grises y expresiones vacías.

—Algo no anda bien —musitó el mayor de los hermanos Cuadrado, frunciendo el entrecejo.

—Pienso lo mismo.

Ambos chasquearon los dedos y volvieron a sus ropas habituales. Corrieron hasta el castillo de Medea y Adelfo... Y descubrieron que estaba en llamas. Se podían oír chillidos desgarradores provenientes del interior.

El dolor de Francis me atravesó el alma como si fuera una cuchilla afilada.

—¡Papá! ¡Mamá! —aullaron, e intentaron ingresar al edificio para salvar a sus padres, pero un hada los detuvo.

Medealis [COMPLETA].Where stories live. Discover now