Capítulo 46

1.2K 225 32
                                    

Capítulo dedicado a kjeb14


Abigail

Un grito.

Es lo que sale de mi garganta al sentir aquel apretón de parte de mi hermana. Pero nada más, no se movió más, ni volvió a apretar mi mano. Estoy en shock mirando su cuerpo inerte.

—Gatita, ¿Qué pasó?

Un preocupado Edward llega a mi lado, pero yo no puedo pronunciar palabra alguna.

Mi mente sigue detenida en el pequeño espacio que confirma el recuerdo de ese apretón.

—Gatita. —me llama otra vez, pero al no recibir respuesta se coloca frente a mi, impidiendo que mi mirada se encuentre con el cuerpo de mi hermana.

Y eso parece traerme a la realidad.

—Abby —el susurro que sale de sus labios me hace levantar la mirada— Cariño, ¿por qué gritaste?

—Yo... —mi voz es apenas audible.

—¿Qué ocurrió? —insiste.

—Apretó mi mano. —susurro.

—¿Qué? ¿Quién?

Confusión, es lo que muestra su rostro al no tener idea de lo que hablo, pero eso no impide que una sonrisa se dibuje en mis labios.

Si apretó mi mano significa que está consciente ¿No es así?

—Mi hermana —le respondo a Edward—, mi hermana apretó mi mano.

—¿Estás segura?

—¡Si! —exclamo efusiva—, ella apretó mi mano. Significa que está bien y va a despertar.

—No nos precipitémonos. —anuncia serio.

—N...no estas feliz. Mi hermana puede despertar y tú no estas feliz por mi. —expreso dolida.

—Claro que estoy feliz, cariño —espeta mirándome—. Solo digo que deberíamos hablar con su doctor primero. Así descartamos las dudas.

Asiento feliz. Si el doctor ve a mi hermana, va a confirmar que puede despertar.

—Está bien, voy a buscar al doctor tu quédate aquí.

Murmuró un y veo como desaparece por la puerta después de besar mi frente.

Me acerco con cautela a la cama donde reposa mi hermana y tomo su mano entre las mías.

—Hermana —le llamo esperando alguna reacción de su parte—, yo sé que me puedes escuchar, demuestra que puedes hacerlo.

Miro su mano esperando una reacción la cual no llega.

—Por favor. —suplico.

Miro su mano de un tono blancuzco, pero esta no hace el amago de moverse.

—Yo sé que apretaste mi mano, yo lo sentí —exclamo con voz ahogada por los sollozos—, demuéstralo.

Las lágrimas salen cuando no veo respuesta de si parte.

—Yo sé que puedes escucharme, yo sé que sentí tu apretón, por favor solo tienes que hacer un pequeño movimiento y saber que me escuchas. Hazlo por mí, hermanita.

Y cuando estoy a punto de darme por vencida lo veo, un pequeño parpadeo que duró apenas medio segundo. Pero que lo vi a la perfección.

—Lo sabía, sabía que podías escucharme, hermana.

Luces y sombras ✓Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora