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Caroline

La lluvia de balas no se termina y empujó a Aedus para tratar de encontrar a mamá, pero no la veo, hay un cruce de fuego pero no me importa ya que en mi mente solo hay un objetivo, «hacerle saber a mamá o a Samara que estoy viva»

Así que camino entre el fuego cruzado para decirselo a algún soldado, no preveo el movimiento que me lleva hacia atrás y empiezo una lucha cuerpo a cuerpo con mi jefe dónde el me empuja hacia no se donde y yo trato de que se enteren que no estoy muerta, las heridas son lo de menos, a mí no me interesa que tenga una mala relación con su familia, yo necesito a la mía sin importar lo que sienta por el, los soldados me ven, luchando con el hombre que me lleva a rastras pero al parecer no me reconocen

—Jeronimo, llévatela — ordena Aedus empujándome hacia su asistente, pero no razonó, lo empujó y corro de nuevo al fuego cruzado

—¡Mamá, mamá!— empiezo a gritar y mover los brazos aceleradamente, no me importa si me veo ridícula, yo necesito llegar a mamá o a Samara — mami aquí estoy, mamá

—Muevete— Aedus vuelve a tomarme entre sus brazos y obligandome a caminar de regreso al ascensor privado, prácticamente me arrastra hacia el mientras su arma va dando tiros certeros que nos despejan el camino

No quiero ir con el, pero al parecer perdí la fuerza, pataleo, lo muerdo, pero nada funciona y dejo de batallar cuando siento que ya he perdido y las puertas empiezan a cerrarse sabiendo que perdí mi mejor oportunidad

Entonces levanto la vista y lo veo

—Mushu— murmuró sin hacer ningún sonido, y las puertas finalmente se cierran, no se que botón presionan, no se que hablan entre ellos, ya no estoy entendiendo nada, aunque lo ví...

Me dejó caer de rodillas al suelo, y llevo mis manos a mi cara, por lo menos espero que no haya sido una ilusión, un mal sueño, que mi hermano si me haya visto, que reconozca ese tono de ojos único que me cargo, alguien me levanta del suelo bruscamente y me obliga a caminar, siento mi cabeza palpitar pero no me importa

—Tengo dos piernas que me funcionan excelente— me quejo soltándome de su agarre,  con la cabeza hacia abajo

—Entonces camina— suelta enojado — no me hagas perder la puta paciencia

—Nunca has tenido, algo de eso — rueda los ojos y yo limpio las lágrimas que han salido desde hace un rato, estoy en un garage que no reconozco, estamos caminando con prisa y me detengo de golpe al no saber dónde mierda estoy, o hacia donde voy

—¡Maldita sea camina!— vuelve a gritarme Aedus, sacudo la cabeza, no puedo más, mi mente no da más

—Yo quiero irme a casa — susurro negando, — quiero estar con mamá, y quiero un abrazo de papi, que mi hermano me diga que todo estará bien

—¡Caroline, mueve la putas piernas y sube al auto!— ordena con rabia pero vuelvo a sacudir la cabeza

Trato de regresarme, pero tengo más de 10 hombres rodeandome y Aedus vuelve a tomarme de los brazos y la cintura obligandome de nuevo a caminar, me quejo aunque se que no me está lastimando las heridas que no han sanado, con un fuerza increíble me empuja  al auto y caigo de cara en el asiento trasero

—Deja de ser una puta bestia — rumió, el me ignora y la rabia de no poder hacer nada, de estar de nuevo en su jaula me hace darle varios golpes a la cara y torso, el se deja y empieza a dar órdenes en Holandés, arrastró los golpes enterrando las uñas, hasta que logro que se me llene de sangre con el fuerte manotazo que le doy, trago en seco porque se lo que vendrá

Sube el vidrio que separa los asientos y aprieta mis muñecas cortando la llamada que tiene por teléfono, sus ojos se ponen negros y de un movimiento lo tengo sobre mi

—Quedate quieta — sisea en esa voz baja que me dan escalofríos, pero no sé lo demuestro — y yo seré tan bestia como se me de la puta gana, ya deberías saberlo — si, claro que lo sé, pero eso no me asusta, ya nada me asusta de el, pero añoro mi vida en España y la quiero mucho, pero el no lo entiende

Sollozo con frustración, no es justo, muerdo mis labios, nerviosa

Vuelve a su asiento sin soltar mis muñecas, se libera de la corbata y ata mis manos tan fuerte que las maltrata, si le dolió el golpe, observo su perfil como la sangre se desplaza por la cara peor el parece no importarle, solo lleva mis manos de delante hacia atrás haciendo una maldita fricción que arde e incómoda

Vuelve a su llamada, y el auto se pierde entre las calles de Barranquilla, a una velocidad no permitida, no tengo ni la menor idea de cómo salimos de la empresa, como entramos en la carretera y como nos dirigimos hacia no se donde, solo que vamos a un lugar que no es su casa, pero debe ser alguna de ellas, tiene muchísimas

Después de no se cuántas horas de incomodidad y un mal viaje llegamos a una casa bien alejada de la ciudad,  la verja se abre dejando que el auto llegué hasta la entrada, es grande de 3 plantas y tiene una gran pared de seguridad, el baja y me jala de la corbata obligandome a caminar, lo maldigo y solo sigue ignorandome

—Aedus ya basta, ya no puedo escapar — vuelve a ignorarme, solo sigue arrastrándome hacia dentro

Las puertas gigantes de madera se abren a la par y me obliga caminar hasta el segundo piso sin mirar, ni saludar a nadie, va directo al fondo del pasillo y empuja una puerta después de que la abre con llave, está ansioso y molesto y a pesar que no tiene nada que demostrar se que lo va a hacer

Caigo de culo en el suelo y se enciende la luz dejándome pasmada y fría en medio de la habitación, se me tensa cada músculo de mi cuerpo cuando habla:

—Por si no he ha quedado claro, hoy vas a comprobar que tan bestia es este holandés


Sin Escape [Condena #1]Where stories live. Discover now