Capítulo 26.

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La verdad es que siento que soy un desconocido,

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La verdad es que siento que soy un desconocido,

no me conozco, no tengo ningún sentido.

Me aterra no estar contigo.

Bebé, por favor, no huyas,

Ayúdame a encontrarme.

Quiero dejar de ser un desconocido.

—Un desconocido, Four Chips.

Vanessa Martin.

Termino de colocar los últimos cuadros en el depósito, cierro con llave y voy directo a la oficina de Benedict para despedirme. Algo no estaba bien, me sentía extraña, como si algo malo fuera a ocurrir hoy. Solo quería llegar a casa y esperar a mi llamada nocturna con Mark, teníamos cosas de las cuales hablar.

—Ya me voy a casa, Benedict. ¿Necesitas algo más antes de irme?

—Puedes irte, la única cosa que necesito es que llegues a tiempo mañana, ¿puedes hacerlo?

—Siempre llego a tiempo—me quejo.

—Hoy llegaste tres minutos tarde, así que no, no siempre llegas a tiempo.

No me molesto en responder, Benedict era un dolor en el trasero, en pocas palabras un cabrón. No lo soportaba, de verdad deseaba que se lo comiera un tiburón en una de sus escapadas a las playas en California. Que ser más exasperante.

Cuando salgo de la galería ya Simon me está esperando fuera, lo saludo y entro al auto junto a él. No tardamos mucho en llegar, en poco tiempo estamos en casa de mis padres, noto como el auto de papá no está estacionado, me había comentado en la mañana que saldría con mamá para que ella se relajara un poco, mi madre había estado más nerviosa de lo normal debido al asunto de Trébol, a veces no dormía de la preocupación y el único momento que veía que estaba segura era cuando estaba a un lado de ella y papá.

—Veo que no hay nadie en casa—comenta Simon apagando el coche.

—Papá y mamá salieron, Eve me escribió y dijo que llegaría un poco tarde ya que tenía una cita con quien sabe que hombre.

—Entonces es mejor que me quede a su lado.

Simon nunca sonríe, siempre tenía un aspecto siniestro que me impedía hablar mucho con él, la verdad es que le tenía un poco de miedo. Ni loca dejaría que se quedara en casa solo conmigo, ya tenía suficiente con cargarlo conmigo cada vez que salía.

—No te preocupes, puedo encerrarme en casa y colocar la alarma—digo segura y con una sonrisa amistosa en la cara, Simon no la devuelve.

—No me parece ético de mi parte dejarla sola.

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora