Capítulo 29 El Día

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—Es verdad es mi cumpleaños, ji ji ji.

—Tengo el día entero preparado, alistate pronto.

—Vale, me intriga —dijo sonriente.

—Pero antes... Toma. —Le extiende una bolsa amplia.

—¿Puedo?

Asiente.

—¡Aaaaaah! Oh por dios, Shaoran.
Es... Es magnífico.

—Lo veo insulso a tu lado. —Le sonríe.

—Muchas gracias. —Lo abraza.

Se levantó prontamente y se dirigió al baño para darse una rápida ducha, cogio su vestido nuevo color lila, con algunos encajes y detalles en blanco, le quedaba a la altura de la rodilla, manga tres cuartos, y cuello en V; eligió unos zapatos bajos color piel.

Decidió realizarse un recogido con trenza de lado, dejando algunos mechones, dando un aire de inocencia.

Colocó algo de rubor en sus mejillas y rimel en las pestañas, realmente no quería maquillarse mucho.

Al salir un apuesto Shaoran la esperaba con una camisa color arena, un pantalón de mezclilla ajustado azul marino, y zapatos color café.

—Te ves preciosa —dijo nervioso.

—Gracias. —Agachó la mirada con vergüenza.

—¿Lista?

—Lista.

Al salir del hotel se dirigieron a un restaurante con una espléndida vista del Arco del Triunfo.

Al concluir Shaoran decidió llevarla a Notre Dame, pues aunque no fueran religiosos la arquitectura era simplemente magnífica y una oportunidad así no se podía desaprovechar.

Para la tarde fueron al Jardín de Tuileries, el cual estába lleno de tulipanes, y tomaron un refrigerio por la zona.

Al atardecer guardo la mejor sorpresa de todas, pues la llevo a la Torre Eifel.

Sakura quedó maravillada de la estructura frente a sí que no pudo evitar llorar, tanto lo había anhelado, tanto lo había soñado, que por fin ahí estaba, podía verla con sus propios ojos; en su mente venían aquellas miles de veces que esperaba conocerla, como fue con los años llenando su habitación con objetos de la misma, veía como se cumplía su sueño estando con la persona más importante en su vida.

Compartir ese momento con Shaoran lo era todo; el sol se terminó de poner, y al instante es iluminada la imponente estructura metálica haciendo que todo fuera casi mágico.

Shaoran entonces tomó la mano de su pequeña novia, beso su dorso halandola suavemente.

Cuando Sakura giró por completo, le sonrió dulcemente con lágrimas en los ojos.

—Muchas gracias mi querido Shaoran.

Trago grueso.
—Sakura, mi hermosa princesa, mi niña preciosa, mi vida entera, mi luna y mis estrellas, mi luz de la mañana, mi motivo de vivir, tú mi sol resplandeciente. —suspira profundo.
Sakura... —Se hinca.
Cásate conmigo.

—...

—Anhelo compartir mi vida a tu lado, estar contigo siempre, ser completamente tuyo y que seas completamente mía; luchar incansablemente por este sueño, hacerlo juntos, verte despertar y dormir, hacer lo extraordinario y lo más normal, juntos.

—Shaoran. —Tapa su rostro con su mano disponible.
Me haz hecho tan feliz, contigo me siento capaz de lograr cualquier cosa, que cualquier obstáculo se puede superar, me haz dado la fuerza necesaria, el valor y la convicción, cualidades de las que yo carezco.
Sé qué a tú lado todo será posible, y anhelo vivirlo...
Mi querido Shaoran, acepto.

Shaoran se levantó y a su ves la levantó a ella mientras giraba, su respuesta le dio el alma entera, su felicidad sólo era comparada a la hermosura de la chica que tenía entre sus brazos, la estrujo con fuerza solo para termiar besándola tiernamente.

Él limpió las lágrimas en el rostro de su amada hasta bajarla delicadamente.

Tomó sus manos y le entregó una pequeña caja abierta de terciopelo rojo con un diamante de compromiso en oro blanco.

Sakura suspiro emocionada y extendió su mano izquierda, Shaoran colocó el anillo en su dedo anular donde hace algunos años antes ya había puesto un anillo que simbolizaba una promesa, y en el cual también estaba el anillo de la mujer que había cambiando su destino, la madre de su amada.

Al verlo en su mano Sakura sonrió y le dijo a Shaoran.

—Creo que son muchos anillos para un dedo.

Se retiró con delicadeza aquella joya de un increíble valor sentimental, ese anillo que para ella simbolizaba una unión con su madre.
Desató su cadena, que nunca se quitó desde que se la obsequio aquel joven de ojos color miel, metió el anillo de su madre y la volvió a abrochar.

—¿Estás segura?

—Sí, es tiempo de avanzar. —Le sonríe.

—Entonces hagamoslo juntos.

Se tomaron de las manos y empezaron a caminar en dirección a su hotel; las luces de la ciudad, el buen clima hacia que pareciera una atmósfera distinta.

Todo a su alrededor se volvió mágico y como no serlo, si estaba viviendo el mejor momento de su vida hasta ahora, anhelaba contarle a su familia, a sus amigos, quería decirle a la madre y hermanas de su prometido la hermosa propuesta de matrimonio que le dio, radiaba felicidad por los poros.

Por su parte Shaoran estaba igual de feliz aunque no lo expresaba igual a su princesa de mirada jade, sin embargo, en él la vivía de la mejor manera, quería contar con la aprobación de su madre, que aunque ya la tenía quería confirmar.

Al entrar a su habitación Sakura abrazo tiernamente a Shaoran por el cuello, él a su vez la tomó de su pequeña cintura, ambos se acercaron poco a poco, ella fue la primera en besar el cuello de él, quien no opuso resistencia, sentir su lengua juguetear con su piel, le enloquecia la cabeza y otras zonas; no quiso quedarse como expectador y empezo a desabotonar el vestido de su amada hasta dejarlo en el suelo  y tener una mejor vista de su cuerpo.

Sakura le quitó la camisa con poca sutileza, y procedió a lamerle el tórax hasta que Shaoran la tomo en sus brazos para besarle la boca, ella entrelazo sus piernas a la cintura de él, al llegar a la cama se colocó arriba de ella y comenzó a acariciarla, desde su cabello hasta zonas donde sólo él tenía acceso.

Se retiró el pantalón quedando ambos en ropa interior, sonrió con gracia a ese hecho y colocó su cabello atrás de su oreja de ella.

—Te amo —dijo en un susurro.

—Yo te amo más.

—¿Y por qué según tú, me amas más?

—Porque yo estoy más grandote y tú estás muy chiquita.

Ambos rieron.

—Eres todo lo que necesito.

Después de tan hermosas palabras, la beso.

Retiró ese sostén que le impedía acariciarle mejor el pecho, y con su otra mano le arrancó la suave pantaleta que la cubría; comenzó a acariciarla, quería oírla gritar, gemir, sentir su exitación.

Con cada roce era más notoria la suya propia, tanto que Sakura comenzó a estimularlo, su pequeña mano le hacía sentir que lo manejaba de forma sublime, no aguanto más y dejó salir un grito de placer ante ella, quien lo miraba embelesada por tan magnífico espectáculo.

Retiró su bóxer solo para encontrarse con una prominente erección.

Jadeo con fuerza y siguió moviendo ambas manos en busca de darle placer; cuando Shaoran no pudo más la tomó de los brazos y la tumbo boca abajo, le alzo la cadera y la penetro sin recelo alguno, ella grito con gran placer y Shaoran comenzó a moverse de forma agresiva, lo que provocó que Sakura no parara de gritar.

Los espasmos internos se intensificaban, dando lugar al extasis.

Exhaustos ambos se dejaron caer, jalaron una de las mantas sólo para quedar completamente dormidos.

Por siempre túWhere stories live. Discover now