Capítulo 35 Once Upon A Time Part 3

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El día inicio de lo más normal, se levantó para tomar una ducha matutina, tomó una falda, está era larga hasta la altura de sus tobillos de color negro, una blusa de mangas cortas color rosa pastel.

Miró al espejo, y sé miró con desinterés, giró su vista a su porta lápices, vio las tijeras y las tomó.

Corto su largo cabello que llegaba a su cadera.

Lo dejó a la altura de sus hombros, recogió su cabello del suelo y lo dejó en una esquina de su escritorio.

Terminó de cepillarse, colocó rimel en sus pestañas, algo de rubor en sus mejillas y salió de su habitación.

—Samantha, por favor no muevas nada de mi habitación. —decía mientras bajaba las escaleras.

—Por supuesto seño... —Dejó caer el plato que sostenía.

—Ha esto —señaló su cabello con indiferencia.
No importa, por favor no muevas nada; déjame ayudarte, no vallas a cortarte.

—Quisiera felicitarla señorita, pero temo que se incomode —respondió con vergüenza.

Suspiró pesado, y le sonrió.
—Si es lo que quieres, está bien.

Su nana tomó ambas manos y le sonrió tiernamente, la soltó sólo para abrazarla con fuerza y musitar a su oído.
—Feliz cumpleaños mi niña.

La castaña sonrió con amargura, siempre amo la idea de festejar los cumpleaños de todos, pero después de lo sucedido con el joven que amaba, simplemente dejó de hacerlo, sentía que de no haber hecho eso, nada habría pasado.

—Desayunemos Samantha —dice la joven en sus brazos.

Tomaron su desayuno, platicaron un rato más y la castaña salió de su casa con dirección a su trabajo.

Su joven nana llamó a Tomoyo para que ejecutarán su plan con ayuda de Nakuru, aunque ella también quizo ayudarles con todo.

Tomoyo le preparo el pastel que tanto le gustaba a Sakura, zarzamoras con queso, Akisuki se encargo de adornar completamente la casa, a excepción de afuera, para evitar sospechas.

Samantha realizó las llamadas a todos para informar sobre su plan.

Ese día en la mañana pudo indagar de cual sería el horario de su regreso, esté era a las cinco de la tarde.

Había tiempo de sobra.

En la escuela, los alumnos de la castaña la recibieron con un lindo gesto en forma de regalo, una linda cartera amplia color rosa, ya que recién se había roto la suya cuando salía de clases.

El almuerzo con su papá fue más tranquilo, sin tantos mimos justo como esperaba que fuera; su padre le llevó un pastelillo de chocolate y ella sonrió por ese tierno panque.

—¿Cómo estás hoy hija?

—Estoy bien papá, que no te engañe mi corte nuevo je je je, se sorprendió mucho Samantha en la mañana.

—Te queda bien hija. —Le sonríe.

—Gracias papá.

Al finalizar sus clases, se quedó un poco más en la sala de maestros, quería entretenerse con la excusa de querer adelantar sus reportes de inicio de ciclo escolar.

A dar las cuatro y media es que decidió que era hora de irse y salió.

Afuera de la universidad había un castaño con pantalón de mezclilla, camisa blanca y tenis tipo converse que saludo muy amenamente a una chica que salía con tranquilidad.

Por siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora