Capítulo 32

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Annika

Para cuando regrese a la habitación, Aaron ya no estaba, pero si sus cosas. O más bien toda esa ropa cara que le compre. La cual se encontraba dentro de la valija, perfectamente doblada y acomodada. Y encima de todo... el cheque en blanco. 

Empaque mis cosas y también me marche.

El vuelvo de vuelta a Nueva York fue muy tranquilo, y en parte de me hizo largo. 

"Faltan los dos tontos peleando por el juego de cartas" - fue el pensamiento que se me escapo en un momento. 

Otra cosa que no pude evitar, fue pensar en la conversación que tuve con mi madre. 15 años sin hablar de nada, para que en 15 minutos me deje pensando por horas. 

Entrar a mi casa también hizo que me invadiera una sensación como de nostalgia. Y no solo eso, sino también que me siento como una extraña en ella, como si no viviera aquí. 

¿Y si mi madre tiene razón? ¿Si ya no soy la misma persona?

¡Tonterías! ¡Sigo siendo Annika Virago! Mañana regresare a mi trabajo y todo será igual. 

Creí que todo volvería a la normalidad al regresar a la empresa, pero también me equivoque sobre eso. 

- No te atrevas a decir "te lo dije". - digo, sentada en mi silla, detrás de mi escritorio. 

- No lo diré, pero espero que sepas que lo pienso. - dice Patrick, parado enfrente. 

- De todas formas, él no tiene nada que ver con el drama de mi hermana y Cameron. No podemos atribuirle eso, es todo merito de las malas decisiones de Kim. 

- Eso si que no me lo esperaba. 

- Ni yo. Aunque ahora que lo pienso, de niños se la pasaba haciéndole ojitos al tonto ese. 

- ¿No has sabido nada?

- Intenté llamarla, pero nada. No me extraña igual. Debo ser la ultima persona con la quisiera hablar. 

- El karma, ¿Cuánto tiempo has evitado tú sus llamadas?

- Suficiente de drama familiar. Vamos a volver a poner todo eso en el cajón y a cerrarlo con llave como acostumbrábamos.  Ahora a lo importante. El desfile... 

- Si, estamos a unos días y.... 

Patrick sigue hablando, pero yo dejo de oírlo... 

Y dejo que mi mente escape... 

Estoy en la cubierta del yate. Es de noche y me encuentro bajo el cielo nocturno estrellado. Estoy entre sus brazos, con nuestros cuerpos pegados, mientras nos movemos a la par de que él canta esa canción en mi oído. Aún puedo oírlo y aún puedo sentir esa sensación recorriéndome todo el cuerpo. Hasta juraría que siento su roce. 

Me doy una cachetada mental y regreso mis pensamientos a la realidad. A lo que en verdad me importa. El trabajo. Mi desfile que está próximo a suceder. En eso tengo que enfocar mis pensamientos, no en esa tontería adolescente. 

****

Los días siguen pasando. Y yo sigo con mi vida normal de siempre. 

O al menos eso es lo que intento. Que por cierto, me está costando un poco. No se siente algo natural, sino forzado. Es como si estuviera interpretando un papel. De todas formas, se que es hasta que vuelva a adaptarme a mi ritmo de trabajo. 

Trato de mantener mi mente ocupada todo el tiempo, para evitar pensar en él. A veces el inconsciente me falla y su rostro aparece entre mis pensamientos, cuando me descuido un segundo. 

Bajo ContratoWhere stories live. Discover now