Final alternativo.

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Una tarde fría cubría el hospital entero. Un silencio extraño y poco regular invadía la zona que, generalmente estaba hecha un desastre.

Una castaña observaba los pasillos, esperando que nadie la viese. Si alguien la veía estaría en grandes problemas. Ya que, se suponía que necesitaba estar en reposo por un par de horas. Cosa que poco le importaba, ella quería ver a Max a toda costa.

En cuanto vió la oportunidad, corrió a la habitación de enfrente, ahí la esperaba la hermosa y radiante sonrisa de su novia.

-¿Jane?- La mencionada sonrió con amplitud apenas oír la voz.

-Max.- Respondió, caminando hacia la camilla donde se encontraba la pelirroja

-¿No se supone que debes descansar?- Levantó una ceja.

-¿No se supone que tú debes estar dormida?- Preguntó la contraria de la misma manera.

-Buena respuesta.- Rió sentándose con cuidado.

-Hey, no hace falta que te sientes. No hagas tanto esfuerzo..- Rodó los ojos aún manteniendo su sonrisa.

-Tranquila Jane, me siento bien y no hace falta que te preocupes tanto.- La castaña hizo una mueca. -En todo caso, tú deberías estar en tu habitación.

-Quería verte...- Susurró. El calor subió por sus mejillas inmediatamente, más aún, al notar la sonrisa de la contraria

-Tendrás que irte pronto, Robin no tarda en venir con mi medicamento.

Con el mayor cuidado posible, Jane se acercó a ella, estiró sus brazos y envolvió a Max en estos, abrazándola con firmeza, sin lastimarla.

-Por favor, no seas necia como yo..- Susurró la más alta.

La noche anterior, la pelirroja había tenido una complicación, estando a punto de darle un infarto debido a que estaba muy agitada. No se sabía exactamente el motivo, pero bajo las especulaciones de Robin y Nancy, todo apuntaba a ser parte de un medicamento. El cuerpo de Max se debilitaba al consumir de manera constante este medicamento, llegando a tal grado de acelerar su corazón casi provocando un infarto.

Habían reducido la dosis en lo que se buscaba un reemplazo, ya que a pesar de afectarle, también le ayudaba de cierta manera.

-No soy necia...- Susurró Max. Con el mismo cuidado que la castaña, acaricio la espalda de ésta.

-Sí lo eres.

-No lo soy.

-Sí.

-No.

-Un poquito..- Una ligera risa salió de sus labios. Fue lo suficiente para convencer a la más baja.

-Tú ganas, pero es la última vez.- Jane rió negando con la cabeza. Había escuchado esa frase más veces de las que era capaz de recordar.

-Me asustaste anoche- Confesó finalmente la castaña. -no sabía qué hacer.

-No fue nada, pasa a veces solamente. Creí que te habías acostumbrado.

-Nunca me acostumbraré a esto, Max.- Murmuró cerrando los ojos. -No quiero perderte...- Suspiró.

No había miedo más grande para la castaña, que perder a la chica que la ha acompañado durante toda su estancia en el hospital.

-Estaré bien...- Respondió la pelirroja después de unos segundos.

-Prometelo.

-Jane...

-Max, prometelo por favor...- Su voz se rompió. Odiaba pensar en lo peor, pero era parte de una realidad que tenía que aceptar.

-Sabes que no puedo prometer cosas así..- Susurró una vez más, aferrándose a la castaña.

ᴀ sᴋʏ ғᴜʟʟ ᴏғ sᴛᴀʀs [ᴇʟᴍᴀx] (ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora