Capítulo 18

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Lucien

Llegaba tarde y algo dentro de mí me dijo, aunque no lo supiera realmente, que Arien se enfadaría por ello. Otra parte de mí estaba deseando volver a verla. Escuchar más de su historia, que también era la mía. Más incluso después del último capítulo cerrado. Narrarlo la había afectado tan profundamente que hasta odiaba tener que haberme alejado de ella de ese modo. Ahora, acompañarla a ver a Tamlin era lo mínimo que podía hacer.

Entré en la casa de la ciudad. Cassian estaba esperando a Rhysand, que bajaba justo en ese momento por las escaleras. El Alto Lord esbozó una media sonrisa a modo de saludo.

—¡Qué velocidad! —exclamó el Alto Lord—. Creía que os tomaría más tiempo, sinceramente. Supongo que subestimé a Arien de verdad.

—Esa chica es una caja de sorpresas, sin duda —asintió Cassian.

No entendía de lo que estaban hablando, por eso fruncí ligeramente el ceño. Estiré el cuello para mirar al salón, pero parecía estar vacío. Además, ningún otro sonido parecía venir de ninguna de las habitaciones.

—¿Dónde está Arien? —les pregunté.

—¿Cómo? —inquirió con sorpresa Rhys—. Creía que se encontraría contigo en Primavera. Envié a Azriel con ella.

Deja que yo hable con Rhys. De golpe me di cuenta de lo que eso suponía. La rabia inundó todas las venas de mi cuerpo y apreté los puños para no hacerla salir golpeando lo que más cerca tuviera. Maldije por lo bajo.

Rhysand se dio cuenta de golpe. Yo estaba allí y claramente él mismo había ayudado a la muchacha a llegar a otro sitio sin hacer más preguntas. Se enderezó de la barandilla y me dio la sensación de que se concentraba de alguna manera.

—Azriel no contesta —urgió—. Hay que ir a la corte Primavera.

—Tamlin podría considerarlo una amenaza —logré decir—. Si le ha hecho daño, yo mismo seré esa amenaza.

—Arien es lista —dijo Cassian y lo fulminé con la mirada porque el lazo me obligó a ello—. Os engañó a ambos y probablemente haya cortado las comunicaciones de la mente de Azriel para que no avise a Rhys. Esa chica está bien, aunque se haya encontrado con Tamlin.

—Hay que buscarla igualmente —decidió Rhys.

Me acerqué a Rhys, al igual que Cassian, y nos llevó a los tres en un abrir y cerrar ojos hasta el espeso bosque que lindaba con el muro y las tierras humanas. Rápidamente, Cassian soltó una exclamación de sorpresa y no tardé en darme cuenta de que era porque Azriel estaba también allí. Quieto como un muñeco de madera, solo pudiendo mover los ojos y jadear con pesadez.  Era evidente que estaba haciendo todo el esfuerzo posible por moverse, pero el poder de Arien estaba sobre él.

Movió los ojos hacia adelante como si quiera decirnos algo. Me giré el primero, pero Rhys fue el primero en moverse. Una sombra se extendió más de lo que debería entre los árboles y desapareció en un dirección demasiado precisa. Miré a Azriel a los ojos. No podíamos hacer nada por él, por eso seguí a Rhys por el bosque.

En medio de la carrera saqué una daga de mi cinturón. Azriel había reaccionado rápido y eso me puso más nervioso. Haciéndome todo tipo de ideas sobre lo que podría haberle pasado a la chica. ¿Y si Tamlin la había atacado? ¿Y si la había encerrado como hizo con Feyre? ¿Y si la había reconocido de verdad y sabía que la había abandonado? El lazo tiró de mí de tal forma que adelanté a Rhysand en la carrera y llegué el primero al claro.

—¡Arien! —grité desesperado.

No veía nada salvo aquella sombra que me quiso volver a guiar. Corrí a través del bosque con el miedo atenazándome el pecho, el deseo de venganza si era necesario. ¿Siempre había sido tan irracional?

La Otra Compañera// ACOTARWhere stories live. Discover now