Capítulo 5: Duele

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Scarlett

Son las 2 de la mañana, como me duele vivir, hoy eran de esas madrugadas dónde no pegaba el ojo o quizás empiecen los días en los que no duermo, no como y si por mi fuese tampoco respiraría.

No, no hago estas cosas por llamar la atención.

Estoy jodidamente perdida, no soy perfecta, sé que nadie lo es, pero la gente me ve y cree que tengo una vida sencilla llena de comodidades. Calificaciones perfectas y una familia ejemplar, es patético incluso pensarlo.

Otra vez no.

Estoy temblando, siento que me asfixio y no puedo dejar de llorar, la vista se me nubla y siento el corazón a punto de explotar. Tengo frío, demasiado frío y aunque cargo abrigo, siento mi cuerpo tan helado como un tempano de hielo. En mi mente estoy gritando de desesperación, siento mi alma quebrarse, me agarro el cabello fuertemente con la esperanza de que este dolor se pase, pero no lo consigo. Estoy restregando mis pies en la cama, siento que me hormiguean y como odio esa sensación. ¡Tengo que ser fuerte! Pero es que el dolor es insoportable, indescriptible, indeseable.

No quiero.

Mi respiración cada vez se agudizaba más y más, me levanto con gran dificultad y camino nerviosa hasta mi escritorio, abro el primer cajón. ¡Mierda! Mi madre debió haberlo tomado.

¡ASH!

Corrí a mi maleta, donde tenía un pequeño espejo y lo saqué. La desesperación se apoderaba de mi cada vez más. Me quema, me duele, me está matando. Lo tomé con mis manos temblorosas y lo saqué de su carcasa.

Si lo tiro al suelo mis padres se despertarán.

Sigo temblando, pero hago un poco de fuerza y lo logro. El espejo se rompió. Al instante veo sangre en mis manos, de todas formas, eso es lo que deseo sentir.

Dolor...

Más dolor. Tomo uno de los pedazos en mi mano derecha, levanto la manga izquierda de mi abrigo y tragó saliva.

Que alivio.

Pero ¿a qué costo? La sangre rueda por mi mano, la cortadura que he hecho es algo grande esta vez. Me tiro a la cama, otra vez manché la sabana de sangre. Una sábana blanca.

Las lágrimas no tardan en salir, ahora viene la parte donde me hundo en mis pensamientos, el dolor del alma se ha ido. No siento nada, solo un enorme vacío.

Lo sé, estoy rota.

Odio vivir y a veces trato de dejar de hacerlo, pero aún no soy lo suficientemente valiente como para tomar esa decisión, mi vida apesta, pero debo aguantarlo. Sin embargo, no sé qué tanto tiempo más podré soportarlo.

Flashback

Eran las 10 de la mañana y como siempre tocaba salir al receso, ese día me sentía muy animada. Ya tenía problemas, pero prefería dejarlos pasar por alto.

—Sofi — entonces mi mejor amiga me miró. —iré al baño ¿vienes conmigo? — ella asintió con una gran sonrisa y me acompañó.

Yo ya había salido del baño y estaba esperando a Sofi fuera de este, en ese momento me di cuenta de que Carla se acercó a mi corriendo.

—Scarlett — me llamó tratando de controlar su respiración ya que había llegado corriendo y se veía algo cansada. —las chicas están desarmando todo en el aula, necesito tu ayuda. — me dijo y por un instante dudé, ellas no eran nada buenas conmigo y siempre solían ponerme en situaciones vergonzosas.

—está bien — respondí, como siempre mi lado amable era más fuerte que mi lado racional. —pero, primero deja que Sofi salga —

— ¡NO! — me dijo casi gritando. —ellas pueden dañar todas nuestras cosas agregó, entonces me jaló de brazo y me llevó tras ella.

¿Todo fue un sueño?Where stories live. Discover now