Capítulo 41: Cuídate...

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Scarlett

De un gran respiro forzado me senté, fue algo así como cuando sientes que te estas ahogando y tomas una gran cantidad de aire en medio de la desesperación, sentí el dolor en la tráquea y me estremeció por completa.

Tengo demasiado frío, me duele todo el cuerpo y siento que el pecho me estalla, respiro demasiado rápido mientras intento mantener la calma, los ojos me arden y estallan como si nunca hubieran visto luz.

—tranquila, déjame ayudarte... — escuché a una enfermera.

¿El hospital?

Entiendo, entonces sí. Es el dolor es el dueño de la realidad.

—llamaré a tus amigos ellos est. –

—no. – la interrumpí y apenas podía hablar, la enfermera me miró. —no llames a nadie por favor. – supliqué.

—pero... — dudaba.

—solo, dime que tengo que hacer para salir de aquí. – añadí y me dejé caer a la camilla una vez más.

Ahora entiendo porque mis padres siempre decían que un poco de dinero hace moverse rápido a cualquiera y es que con pagar la cuenta del hospital y decir mi apellido fue más que suficiente, decidí salir por la puerta de atrás ya que en la sala de espera estaban Axel y Fabian. No mentiré, mi corazón me pedía a gritos refugiarme en su pecho porque la verdad es que tengo demasiado miedo, pero mi cerebro me dice que es suficiente de dar oportunidades para que me vean vulnerable y tengan la oportunidad de lastimarme, así que esta vez haré caso a la razón.

—¡taxi! – grité levantando la mano sin mucha fuerza y no demoró mucho en que uno se detenga para brindar su servicio.

Se que están preocupados por mí y me molesta tener que dejarlos con la incertidumbre de saber si estoy bien, pero no los quiero ver. No después de todo lo que ha pasado en estos días.

"¿Quién es Axel?"

Aquel recuerdo vino a mi mente, nunca había tenido una parálisis del sueño tan jodida como esta y vaya que me dejó mal, me llena de angustia pensar cómo sería escuchar esa pregunta ahora, pero...

No sería tan malo si mi memoria no te recordara y las heridas del corazón simplemente sanaran sin ninguna razón.

Al fin llegué.

No tengo la menor idea de que hora es, pero desde aquí arriba la ciudad por la noche se ve jodidamente genial, supongo que de todas las estupideces que has hecho encontrar este lugar es la más cuerda, Axel. Y sí, estoy arriba de un edificio de más de 20 pisos recibiendo el viento en el rostro llenándome aún más de frío, que débil se sienten mis piernas y que frágil siento mi cabeza.

¿Por qué Roberts?

Me acerqué al borde, supongo que la sensación de peligro hace que el dolor de mi alma sea reemplazado por miedo.

—¡¿Por qué lo hiciste?! – grité al viento llena de enojo y dolor. —¡otra vez solo escapaste y no enfrentaste el problema! – reclamé. —¡cobarde! –

Saqué la carta que me había entregado el señor Parks, debo admitir que no quería leerla porque no me sentía preparada, pero últimamente la vida me ha demostrado que no hay que estarlo para hacer algo ya que si esperamos luego puede ser tarde y tarde se convierte en nunca.

Otra vez ese nudo en la garganta que a penas y me deja respirar.

"Querida hija...

Si estás leyendo esto es porque lo peor ya pasó, lamento tanto no poder seguir a tu lado y hacer lo que hace un padre normal, pero... no hay un segundo boleto de avión, solo compré uno y es para que seas feliz lejos del lugar que tanta amargura le ha dado a tu vida. Se que no debería ser así, yo debería estar a tu lado luchando, sin embargo, ya no me quedan fuerzas y sobre todo, ya no quiero seguir en una guerra donde la única que sufre eres tú.

¿Todo fue un sueño?Where stories live. Discover now