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Años.

Eran años los que Soojin había vivido contemplando la misma imagen. Cada vez que entraba a su habitación, cada movimiento fríamente calculado era exactamente el mismo.

Podían cambiar los muebles, hace unos años había decidido pintar las paredes de otro color y sacar algunas decoraciones que eran un poco infantiles para su gusto.

Pero la costumbre de ver por la ventana y mirar lo mismo sin importar el día era su favorita.

Shuhua, a diferencia de ella. Tenía la costumbre de dejar todo absolutamente estático. Shuhua le temía al cambio y a dejar ir, quizá por el miedo al abandono o quizá por algo menos complejo.

Pero a Soojin le gustaba, no era de admitirlo pero le emanaba paz. El cuadro de madera con vidrio que estaba perfectamente alineado con el de la habitación de Shuhua era su lugar sagrado.

A Soojin no le gustaba el arte, no tenía un periodo favorito ni algún pintor de su gusto. Pero la imagen de la habitación frente a la suya era como un cuadro colgado en su propia pieza al que le gustaba admirar de vez en cuando.

Lo mejor de la vista era cuando la propia taiwanesa aparecía en ella, moviendo su mano para saludarla enérgicamente.

Eran años de costumbre.

Y la costumbre había llegado a su fin. Frente a ella estaba la habitación de un par de desconocidas (no como tal, ya que sabía quienes eran) pero no era la habitación de Shuhua, no tenía sus colores, sus posters, las fotografías ni tampoco estaba ella.

Cerró las cortinas y se devolvió con remordimiento a ver el rostro de Yuqi.

—¿En serio me invitaste acá para mostrarme que Shuhua se cambió de habitación?

Soojin seguía sin comprender la forma en que Yuqi se había vuelto tan cercana a ella luego de sentir a Shuhua tan lejos.

Podía hacerse amiga de cualquier chica en la escuela pero decidió que sería Yuqi la persona con la que se sentía cómoda para hablar de lo que no se atrevía a decir a cualquier persona.

—Es mi culpa.

—No es tu culpa. —Yuqi rió, tomando asiento en el borde de la cama de Soojin. —Quizá solo quería ser buena hermana y darle la habitación más grande a Doyeon y Lucy, creo que estás pensando mucho.

—O tal vez no me quiere ver más.

Las dos se quedaron en silencio. Soojin sabía que no era eso, Shuhua le había dejado claro que no quería alejarse de ella pero sus acciones a veces decían lo contrario.

—Me voy a odiar por decir esto. —Yuqi rompió el silencio que cada vez se volvía más sofocante. —Pero quizá Shuhua lo hace porque todavía le interesas, tenerte cerca...Yo creo que te aleja para evitar sentir lo que sentía antes. Ahora tiene responsabilidades. —Soojin dejó que las palabras reposen en su cabeza.

Shuhua le debía compromiso a Miyeon, estaba segura de que los sentimientos que tenía por la actriz eran sinceros. Pero eso no evitaba que quizá la taiwanesa temía romper su compromiso si Soojin estaba cerca.

Shuhua no la odiaba ni quería dejar de verla tampoco. Shuhua tenía miedo, miedo de sus propios sentimientos.

—Prometo que nunca me voy a entrometer en su relación. —Yuqi suspiró relajada. Era un alivio saber que Soojin no planeaba hacer nada remotamente cercano a eso. —Pero voy a esperar todo lo que sea necesario. Puede que en algún momento no sienta nada por ella y esperar sea estúpido pero también puede que siga enamorada y será nuestro momento de estar juntas.

Viéndote con sus ojos (Miyeon&Shuhua)Where stories live. Discover now