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— Ya sé que fumar es malo, (...), no debes repetirlo.— Estaba molesto, aún no podía abrir su segunda cajetilla de cigarros diaria. — ¡Puto plástico! —
Ella soltó un suspiro agotado y le quitó la cajetilla de las manos, ayudándole con el seguro de plástico y dejar la caja abierta. — Tienes razón, eres un adulto y tomas tus propias decisiones.—
— Ah, olvidé el encendedor en casa.— Ya tenía el filtro dentro de la boca. Rebuscó entre sus bolsillos con ninguna posibilidad de éxito.
— Eres tan distraído.— Ambos rieron. ¿De verdad el fue líder de una pandilla tan importante? No podía creer que tras esas actitudes infantiles y descuidadas podría existir alguien así. Le ayudo a encender el tabaco y guardo su encendedor en el bolsillo de la chaqueta prestada.
— ¿Qué hora es? — Para que mencionar que no traía su teléfono. Exhaló el humo despreocupado mientras miraba el atardecer.
— Son las cinco de la tarde.— (...) se detuvo a pensar y ambos cayeron en cuenta de algo.
Hubo un silencio corto.
Sus miradas se cruzaron.
Y de repente, ambos exclamaron. — ¡LOS NIÑOS! —
— ¡SHINICHIRO ERES TAN ESTÚPIDO! — (...) lo golpeaba estando en su espalda.
— POR ESO ERES MI NOVIA, (...), DEBES CUIDAR DE MI.— En medio del desastre, intentaba encender la motocicleta.
— ¡CUIDAR DE TI! NO DE TUS HERMANOS PEQUEÑOS.—
— EL ABUELO ME VA A MATAR.— Grito mientras conducía en dirección a la escuela.
— EMMA DEBE ESTAR TAN ASUSTADA.— Por alguna razón también se sentía culpable.
— TIENE A MIKEY.— Shinichiro intento justificar su mal actuar como hermano mayor.
— MIKEY ES IGUAL A TI.— (...) Le dió un golpe en la cabeza al escuchar esa respuesta tan tonta.