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❄️
— ¿Aún no terminas tu informe? — Kaku se sentó tras ella, viendo cómo (...) seguía escribiendo sobre el papel.
— Estoy haciendo la revisión y ya está.— Respondió al instante estando concentrada, le faltaba un último párrafo por corregir.
— ¿Te molesta si te espero aquí? — La abrazó rodeando su cintura y apoyo la cabeza sobre su hombro, respirando relajado. Tuvo un día bastante pesado y solo quería dormir con ella.
— Quédate quieto, ya estaré lista.— Dió un besito sobre su mejilla y prosiguió con su trabajo, pero las caricias no era de mucha ayuda. Las piernas le temblaban.
— ¿Hmm? ¿Pasa algo, dulzura? — Pudo leer sus movimientos y posó ambas manos sobre sus muslos. — Tus piernas tiemblan cada vez que las toco. . . — Aprovechó de apretar su piel por sobre las medias, eran tan blandas como un malvavisco y justamente eso era lo que más amaba.
— N-no hagas eso. . . — (...) gimió en voz baja. Le causaba inseguridad que la tocara de esa manera. Kaku tenía sus músculos marcados, por todas partes, mientras ella era suave como una gelatina.
— ¿Qué cosa? — Deslizó los dedos bajo las medias para tocar directamente su piel. — ¿No te gusta? —
— S-si me gusta, pero me haces sentir insegura.— Aclaró su garganta y se levantó de la silla, apoyándose en el escritorio para quedar frente a frente.
— Dime porqué.— Tomó una de sus manos y besó el dorso de ella, como si fuera una princesa. Quería entenderle.
— Porque tú tienes un físico envidiable, lleno de músculos, alto y atlético. — Dió énfasis único a su aspecto y luego dió una mirada a su propia silueta. — Y yo. . . Estoy . . . —
— No sigas.— Sabía perfecto por dónde iba la preocupación. Soltó un suspiro y tomó el mentón de ella, obligando al contacto visual. — Eres perfecta cariño, siempre lo haz sido y siempre lo serás.—
— Deja de mentir.— (...) sentía mariposas en su estómago. Él siempre sabía qué decir. Su sonrojo la delató.
— Jamás te miento, (...) — Le sonrió para darle mayor seguridad a sus palabras y le guiñó un ojo. — Ahora. . . — Kakuchou separó las piernas y dió dos palmadas sobre su muslo, indicándole dónde debía sentarse. — Ven aquí.—