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Fight - All Good Things

Serkan Bolat:

Como era de esperar, mi mano derecha y mejor amigo, Engin, se había marchado después de ver la carnicería a la que me había sometido, aún saliendo victorioso.
No acostumbraba a subir al ring en estas condiciones, no sin la protección correspondiente, pero aquella era una pelea ilegal donde los puños eran la única defensa posible… y yo necesitaba el dinero.
El organizador del evento me entregó los 2.500 euros del premio, así que guardé los billetes en el pequeño bolsillo interior de mi chaqueta vaquera… quizás de esta manera les fuese más difícil encontrarlo a los hombres que me esperan fuera.

No había pasado desapercibido para mí la furia de un grupo de personas que habían apostados grandes cantidades de dinero a favor de mi contrincante, y no puedo decir que haya sido fácil doblegarlo al ser dos cabezas más alto que yo, pero la falta de técnica había cavado su propia tumba.

Con una pequeña inclinación de cabeza para despedirme, recojo la bolsa de cuero del suelo y hago una mueca al notar el dolor en mis manos malheridas. Caminé hacía la salida en silencio, rezando interiormente para que mi intuición hubiese fallado y fuese una noche tranquila.
Pero como era de esperar, yo nunca me equivocaba en lo que a instinto se refiere, y nada más empujar la puerta de salida del gimnasio encontré a tres hombres que esperaban por mí. Observé como se juntaban uno contra el otro.

- Queremos tener una pequeña charla contigo, Bolat- dijo el hombre de la derecha. Yo apreté la bolsa que descansaba sobre mi hombro, listo para tener que lanzarla contra ellos si fuese necesario-
- La verdad es que la charla va a tener que esperar porque tengo bastante prisa- intenté que mi voz sonase ligera a pesar de la tensión de mi cuerpo-
- No creo que vayas a poder escapar de esta conversación- el hombre del medio habló, unas octavas más alto que el anterior, con más autoridad-

Cuando él dio un paso al frente los otros dos lo imitaron, se dirigían hacía mí. Por la complexión de todos estaba seguro que de haber sido una pelea justa, habría podido con cada uno de ellos. Incluso si solo fuesen dos podría haber ganado esta batalla, pero no era tan estúpido como para no saber que con tres hombres la batalla estaba perdida.
La posibilidad de echar a correr desapareció de mi mente cuando me rodearon como una manada a su presa, así que hice lo único que podía hacer, dejar caer la bolsa al suelo y dar el primer puñetazo lateral al que tenía más cerca, uno tan fuerte que consiguió tumbarlo al suelo. Cuando intenté hacer el siguiente movimiento, los otros me sujetaron con fuerza.

Por más que intenté liberarme de la sujeción de ambos, no lo conseguí. El hombre al que había tumbado se levantó y se colocó delante de mí. Sabía con certeza lo que iba a suceder a continuación, pero eso no me impidió alzar un pie y golpearlo en la entrepierna. Mi última victoria.
Los otros dos que me sujetaban tiraron de mí y lo siguiente que vi fue un puño en dirección a mi cara. Intenté esquivarlo, pero era demasiado tarde. La explosión de dolor serpenteó ante mí cuando el segundo impactó en mi estómago, dejándome sin respiración. Pronto comenzó la lluvia de puñetazos en mi rostro y cuerpo, hasta el punto en el que no tuve más fuerzas para seguir luchando contra ello.

En momento en el que me soltaron fue decisivo para que mis rodillas cediesen y cayese contra el suelo. Una patada en la zona de los riñones me dejó tumbado boca abajo en el cemento. Al lamerme los labios pude notar el sabor a sangre y gravilla.
Los que antes solo me sujetaban ahora estaban a cada lado, dando patadas a mi cuerpo, sacudiéndome como si fuese un saco de boxeo. Cuando escuché un crujido tuve la certeza de que era el sonido de mis costillas al romperse.
En un intento desesperado hice el gesto de huir a gatas, culpándome interiormente por haber acudido a aquella pelea. Sí, necesitaba el dinero para poder empezar una nueva vida lejos de aquí, pero no a este costo.

- Suficiente

Alguien me cogió por los hombros para colocarme boca arriba. Con el ojo que aún no estaba totalmente hinchado pude observar a la persona que se encontraba frente a mí, un hombre que hasta el momento no había visto; alto, elegante, con barba perfectamente recortada, atractivo… Uno de sus pulcros zapatos pisó mi pecho, apretando con ganas.

- Es hora de que haga las presentaciones- su voz era grave, y una de sus manos sujetaba un cigarrillo- Soy Efe Akman. Y como nunca antes te había visto por aquí voy a asumir que aún no me conoces, así que te lo voy a explicar todo.

Apartó la pierna de mi pecho y me miró desde arriba a la vez que uno de sus hombres me obligaba a ponerme de rodillas frente a él. No hice nada para moverme, no podía.

- Si le preguntas a cualquier persona quién es el dueño de la ciudad de Estambul, lo más probable es que sea mi nombre el que respondan- dio una calada a su cigarro y abrió ambos brazos con una sonrisa en los labios- Soy el dueño de cada restaurante, de cada tienda, de cada hotel, de cara maldita persona. Si algo no es mío, procuro comprarlo y adueñarme de ello, lo que significa que la mitad de la población trabaja para mí. Soy el jefe, el banco, la ley. ¿He sido lo suficientemente claro? – asentí con lentitud- El caso es que esta noche me has costado más de medio millón de euros, y no me gusta perder dinero. Por eso voy a decírtelo una única vez… si vuelves a cruzarte en mi camino, te mataré- cogió la palma de mi mano con rapidez y apagó el cigarrillo en ella, contuve el aliento para no gritar- Eso será un recordatorio.

Sin más miramientos, giró sobre sus talones y caminó con lentitud hacía la limusina que había al otro lado del estacionamiento.

- Oh, coged el dinero que tiene en la chaqueta y repartidlo entre vosotros, chicos- chasqueé la lengua- Y… que no termine así la noche, quiero que le hagáis borrar cualquier rasgo de valentía. Dadle una noche que merezca recordar- después se metió en el interior de su limusina-

Los tres hombres me levantaron en el aire, agarrándome por los tobillos y las muñecas. Todo el cuerpo me dolió, más cuando impactó en el interior del maletero donde me encerraron. Volví a apretar los dientes para soportar el dolor sin un gemido. Gritar y mostrar mi agonía los haría ganar.
El coche arrancó, y cada bache o frenazo en el camino se volvía una tortura para mis músculos doloridos y huesos rotos. Así que empecé a mencionar mentalmente las constelaciones, intentando mantener el dolor a raya.
“Leo, Scorpius, Taurus, Andromeda…”

Pequeños golpes sonaron en el exterior, así que deduje que la lluvia comenzaba a caer con fuerza en la ciudad de Estambul. “Aquarius, Aquila, Ara, Aries…”

El coche se detuvo en seco quince minutos justo cuando el sonido de un trueno resonó en el interior. “Auriga, Bootes, Canis Major…” El maletero se abrió, y alguien me sacó, lanzándome al suelo arenoso. Una nueva oleada de dolor me recorrió el cuerpo y grité.
Por primera vez.
Odiaba ser débil.
Después… la oscuridad lo cubrió todo y caí inconsciente.

... .... ... ...

Al principio del capítulo os dejo el título y artista de la canción con la que he escrito el capítulo, aparte de ser la frase que aparece en las fotos que pongo a cada capítulo.

A PRUEBA DE GOLPESWhere stories live. Discover now