EPÍLOGO

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Culpa - Valeria Castro

4 AÑOS MÁS TARDE

Eda Yildiz:

- ¿Cómo se te ocurre llegar el mismo día de la boda?- Melo me enreda entre sus brazos, casi dejándome sin aliento. Aún así correspondo su abrazo porque han pasado muchos meses desde la última vez que nos vimos.

- Ya sabías que me sería imposible coger un vuelo antes, tenía que entregar unos planos para el proyecto de Praga- separo mi cuerpo del suyo para besar su mejilla con sonoridad- ¡Ay, lo que echaba de menos yo a mi mejor amiga!

- Que no te escuche Ceren o le arruinarás el día por completo- me pongo a reír con ese comentario, pero tiene toda la razón del mundo. Aún no he encontrado el momento oportuno para aclarar que las veo a las dos por igual, no lo aceptarían.

Es la primera vez en 4 años que vuelvo a Estambul, y la sensación que tengo es la de que el tiempo no ha pasado. Todo en casa de mi tía sigue tal cuál lo había dejado, desde el mobiliario hasta esas pequeñas manías de dejar algunas cosas colocadas donde no se debe.
La gran parte de las veces que nos hemos visto, siempre ha sido con ellas yendo a visitarme. Ambas saben que sería imposible para mí volver a Turquía durante esa época, hoy en día me sigue pareciendo increíble que sea capaz de estar aquí después de todo lo ocurrido.

El tiempo ha curado muchas de las heridas abiertas con las que abandoné mi hogar, pero eso no quita el hecho de que aún las siguiese sintiendo en lo más profundo de mí. Volver a mi casa desencadena muchos recuerdos hermosos que provocan pequeñas emociones en mi pecho, unas que tengo que contener para no preocupar a mi tía o a Melo.

- ¡Estás preciosa!- mi tía ya me ha saludado, pero al parecer quiere reiterar todas las veces posibles lo bien que me sienta este vestido azul celeste.

- Puedo decir lo mismo de vosotras, estáis tan bonitas como siempre.

- Ahora que ha quedado claro que las tres vamos a arrasar con todos los invitados, es hora de recoger los últimos detalles e irnos.

- ¡Ay! Necesito mis zapatos- mi tía me toma las manos y me sonríe- ¿Puedes ir a buscarlos por mí? Están en tu antigua habitación. Yo terminaré de colocarme los pendientes.

No espera a que yo conteste. Tampoco a ver como mis labios se han abierto ligeramente y el color de mi piel bajado un par de tonos. Mi idea no era volver a entrar en esa habitación durante mi estancia en Estambul, por eso mismo preferí instalarme en un hotel los pocos días que iba a pasar de visita.

Mis pies suben las escaleras por inercia, con la memoria muscular de quién lo ha hecho miles de veces durante toda la vida, pero aún así se siente diferente. Por eso cuando abro la puerta y contemplo la cama frente a mí, recuerdos de ese último día a su lado surcan mi memoria y no los retiro.
Los primeros años intenté evitar pensar en él, a toda costa. Sabía que si quería olvidarlo lo mejor sería alejarlo de mi vida, mente y corazón. Después comprendí que no se puede borrar a una persona que lo ha significado todo para ti y aprendí a vivir con su recuerdo, algo que me ayudó a sanar por completo. Creo que la tristeza se contiene en estado gaseoso y cada suspiro es un poquito de ese vapor que necesita salir.

" - ¡No, cosquillas no!- grito mientas intento salir de la cama, pero Serkan me tiene sujeta por la cintura con fuerza.

A PRUEBA DE GOLPESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora