18. LA FINAL

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Revolution - The Score

Serkan Bolat:

Es el día de la gran final. Un día de concentración, de intentar mantener la mente centrada en el combate, de ser consciente de que me juego mi victoria interior ante el que una vez casi me arrebata el sueño de ser un gran boxeador con una paliza que pudo costarme la vida. Es el día en el que habría llevado a cabo mi venganza, el día en el que hubiese matado el poco corazón que aún late dentro de mí.
Es el gran día... y no me importa. Nada me importa. Solo ella. Solo Eda. Y es por eso que estoy en la calle que da a su casa, paseando de un lado a otro sin descanso y pensando en las palabras adecuadas que puedo pronunciar para solucionar el error que había cometido.
Porque el problema era mío. Jamás debí tener sexo con ella en ese vestuario porque siempre fui yo quién tuvo el control sobre ello, jamás debí hablar con ella desde los celos cuando lo único que tenía que hacerle sabes es que... la amo, que la amo y que necesito su perdón aunque no acepte regresar a mi lado.

- 6.09 a.m. de la mañana, ¿en qué piensas, Serkan?- golpeo mi cabeza con la palma de la mano- Conociendo a Eda no se levantará hasta que sea la hora del almuerzo, es sábado y...

El sonido de la puerta de la casa de Eda hace tanto escándalo que varios perros comienzan a ladrar simultáneamente. Alzo la vista con sorpresa, encontrando a Eda en ropa deportiva, con una gorra en su cabeza y lo que reconozco como una de mis sudaderas.
Parece tan sorprendida como yo de verme ahí, porque no oculta la forma en la que sus labios se entreabren y sus ojos brillan. Sonrío, porque me doy cuenta que a pesar de no estar a mi lado, ha seguido manteniendo esa rutina de salir a correr que tanto había odiado en un principio.
Aún así, parece un tanto decaída, supongo que tendrá algo que ver con el hecho de que por más que se acostumbre a hacer deporte, jamás tolerará demasiado bien la idea de madrugar para ello.

- ¿Qué haces aquí, Serkan?- hablaba en susurros, como si esa reja de metal no hubiese hecho el escándalo suficiente- ¿Ahora vas a acosarme en mi casa también?
- No te estoy acosando, solo estaba planeando esperar aquí las horas necesarias hasta que decidieses mostrar esa hermosa cara- sonrío antes de llevar mis manos a la boca y soltar vaho- Hace mucho frío.
- Se supone que hoy es la final del torneo, tendrías que estar descansando- baja las escaleras dando pequeños saltos, pero mantiene la distancia conmigo- Vete a casa, duerme y ya hablaremos después de la pelea.
- Ambos sabemos que no puedo pelear ese combate si no te tengo a mi lado, y quiero tenerte de verdad, no solo como mi manager- la mirada de Eda se apartó de la mía, con tristeza-
- La verdad es que... yo también iba a buscarte...- susurró más bajo de lo normal-
- ¡Perfecto!- sonrío más aún- Ya nos hemos encontrado.

Avanzo con celeridad hacía ella, pero retrocede como si mi presencia fuese un castigo que estuviese intentando soportar, así que me paro en seco. Entiendo que actué de esa forma después de todo lo que he hecho, pero no quita que duela el saber que todo esto lo he causado yo.
Más bien que lo sigo causando yo con todo lo que hago, ¿cómo se aprende a querer de la forma adecuada? A base de caerse y ponerse en pie. Eso intento hacer, volver a ponerme en pie para estar a su altura.

- Necesito decirte todo lo que siento, pero esta vez sin medias tintas- hablo con seriedad, es lo que hace falta. Eda y yo tenemos que hablar, de verdad, solucionar las cosas. Más bien necesito que ella tenga claro lo que siento, sin medias tintas o situaciones físicas de por medio-
- Ya lo dijiste hace poco.
- No, no lo hice- sonrío de nuevo, suavemente- Ni siquiera se acerca al modo en el que debía hablar contigo...
- Ya es tarde, Serkan- otra vez ese tono derrotista-
- ¡No!- cuando Eda levanta la mirada puedo observar como sus ojos amenazan con derramar varias lágrimas-

A PRUEBA DE GOLPESWhere stories live. Discover now