𝑯𝒂𝒊𝒌𝒚𝒖𝒖 & 𝑱𝒖𝒋𝒖𝒕𝒔𝒖 𝑲𝒂𝒊𝒔𝒆𝒏 𝑳𝒆𝒎𝒐𝒏𝒔

𝑻𝒐𝒋𝒊 𝑭𝒖𝒔𝒉𝒊𝒈𝒖𝒓𝒐 & 𝑵𝒂𝒐𝒚𝒂 𝒁𝒆𝒏𝒊𝒏

Primera Parte

La de cabellos platinados se encontraba observando una fotografía y sonrió, desde aquel incidente que había ocurrido hace un año no pudo evitar no querer alejarse de aquellos alfas, ella recordaba como ellos la habían salvado de ser forzada a tener relaciones sexuales con ese asqueroso alfa que la había acorralado en el callejón que estaba detrás de la discoteca.

El sonido que provenía de la computadora hizo que la omega dejara la fotografía en su lugar y se fuera a sentar enfrente del dispositivo para contestar la llamada, después de unos minutos Katsumi les solicito que se encendiera la cámara para poder ver sus rostros.

—No peleen entre ustedes-dijo Katsumi mientras miraba como los dos alfas discutían entre ellos.

—No pelearía con este imbécil, si no me hubiera dejado hacer el trabajo solo.

—¿Por qué dejaste a Naoya solo?

—Se fue a tener sexo con una beta.

—Cállate, idiota. Que cuando llegue al hotel te estabas cogiendo a una linda omega.

Al escuchar tales confesiones de aquellos alfas, ella se sintió triste y a la vez excitada; la razón es que Toji y Naoya siempre le habían atraído pero Katsumi pensaba que ella no cumplía los estándares de los alfas, ya que nunca le habían dado una señal de que estuvieran interesados en ella y creía que solo la miraban como una buena amiga, la omega había conocido algunas de las chicas con las cuales salían y la mayoría de ellas eran perfectas ante su punto de vista.

La omega de cabellos platinados se sentía insegura de su cuerpo y por esa razón ocultaba su figura debajo de la ropa ancha que utilizaba diariamente, su inseguridad quizás había iniciado desde que un grupo de chicas de grandes pechos se burlaba de sus pequeños pechos, además de las miradas acosadoras y comentarios de sus compañeros por sus grandes y anchas caderas.

—Tu rostro está rojo, omega.

—Estoy segura que es por el polvo.

—He estado limpiando la casa y creo que me dio alergia-dijo Katsumi mientras intentaba despejar su mente ya que se estaba imaginando una escena bastante erótica con los dos alfas, provocando que su intimidad se mojara y dando comienzo a su celo.

—Bueno, asegúrate de tomar una pastilla para la alergia.

—Si, lo hare.

—¿Cuándo regresaran?

—Volveremos a casa pasado mañana.

—Cuídense, hasta luego.

Salió un suspiro de sus labios al finalizar la videollamada, se levanto y apago la computadora, se dirigió a su habitacion para encargarse de la incomodidad que se había formado en su intimidad.

Se acomodo en medio de la enorme cama que había en su habitacion, se despojo de su short y su ropa interior, la omega llevo su mano a su intimidad, toco con las yemas de sus dedos su clítoris, empezó a hacer movimientos circulares con su dedo índice y medio sobre este mientras soltaba gemidos bajos.

Estaba completamente excitada, llevo su mano libre por debajo de la sudadera hasta a su pecho para luego empezar a tocar su pezón mientras lo pellizcaba ligeramente, introdujo uno de sus dedos lentamente a su intimidad.

A su mente venían escenas eróticas de los dos alfas y agradecía que no estuvieran en casa sus amigos, su habitacion estaba inundada de sus feromonas y se podían escuchar claramente los gemidos de la pequeña omega.

—¡Ah! ¡Toji! ¡Naoya!

—¿Nos llamaste, Katsumi?

—¡¿Toji?! ¡¿Naoya?!-dijo Katsumi sorprendida al ver a los alfas enfrente de la puerta de su habitacion, mientras se trataba de cubrir lo que más podía.

La omega se sentía avergonzada por la situación en que se encontraba, no se atrevía a mirarlos mientras su cuerpo ardía por la vergüenza y el placer que sentía.

—Huele realmente bien ¿No crees, Naoya?

—Tienes razón, Toji.

La combinación de las feromonas de la omega y de los alfas crearon un delicioso aroma a mora, menta y canela, era realmente dulce y delicioso.

—¿De verdad pensaste que no nos daríamos cuenta de tu celo, omega?

—Esperen un momento, puedo explicarlo.

La omega comenzó a retroceder cuando vio que los dos alfas se acercaban, hasta que su espalda quedo pegada en el respaldo de la cama.

—No se me acerquen. Ya me he tomado los supresores así que...

—Deja de mentir, omega. Es obvio que no has tomado ningún supresor.

Pequeñas lagrimas se formaban en los ojos lilas de la omega, estaba demasiado avergonzada y sus inseguridades se estaban apoderando de su cuerpo, Katsumi mantuvo la cabeza agachada y sintió como los dos alfas se sentaba a cada lado de ella y como la cama se hundía.

—Katsumi, míranos

Se atrevió a mirarlos y se encontró a los dos alfas de brazos cruzados, una sonrisa se reflejaba en su rostro y la miraban de forma lujuriosa.

—¿Nos dejarías follarte, preciosa?

—Toji, Naoya, y-yo...

—Solo déjate devorar-dijo Toji mientras la tomaba del mentón para besarla.