Llegaron al hueco en la cerca y Lisa ayudó a Rosé a pasar primero ocultándolo otra vez cuando ambas estuvieron afuera, se miraron sonrientes y corrieron tomadas de las manos, esta vez no estaban huyendo, solo sintiendo un sentimiento de libertad embargarles, que pena que no siempre sería así, que en un momento determinado tendrían que huir dejándolo todo atrás, corriendo por sus vidas de una manera casi inhumana siendo perseguidas por unos montruos en piel de humanos con tantos prejuicios que es imposible nombrarlos todos. La cumpleañera abrió los brazos estando al borde del acantilado gritando con todas sus fuerzas «por el amor libre y sin etiquetas, por la sinceridad y la valentía de luchar por quienes amas» Lisa se quitó el hábito quedando en ropa interior lanzándose al lago salpicando un poco a la mayor.
–¡Lalisa!-la reprendió llegando hasta el borde del cuerpo de agua–Ten más cuidado la próxima vez-acarició su cabello ahora mojado, bajó por su mejilla y luego pasó suevemente dos dedos por sus labios provocando que la castaña cerrara los ojos suspirando.
–D-deberías meterte también-musitó tragando fuerte y abriendo los ojos sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho.
–Sabes que no puedo, me arriesgué a venir hoy sin mascarilla porque tú me lo pediste pero puedo enfermar-respondió regresando la mano a su mejilla, la ira inundó a Lisa conociendo ahora la verdad, pensando en las cosas de las que se había privado la mayor por una cruel mentira, y se decidió por ayudarla a recuperar el tiempo perdido, a realizar con ella todas las actividades que por causa de su padre se prohibió, se prometió arreglar su corazón y tal vez su ángel pelirojo arregle el suyo también.
–Oh, vamos Rosie, seguro que nunca lo has hecho ¿verdad?-negó bajando la mirada a su mano que ahora jugaba con el corto pasto–Ves, tienes que hacerlo aunque sea una vez en tu vida, si enfermas prometo estar contigo y cuidarte hasta que mejores-prometió sabiendo que eso no ocurriría pues la chica no enfermaría.
–¿Serías mi enfermera personal?-bromeó ganándose un asentimiento de su contraria–Está bien, pero si me siento mal nos iremos.
–Lo prometo-la mayor se puso de pie y con suma lentitud se desizo de su atuendo quedando solo en ropa interior y armando un desastre en las bragas contrarias, por más que Lisa la haya visto de esa forma varias veces antes aún no supera el perfecto cuerpo escondido detrás de tanta tela, si antes pensaba que era un ángel, cuando la vió se convenció de que lo es. El cuerpo delgado tembló ante el frío viento, estaban a finales de verano por lo que el otoño ya estaba cerca y con él, el clima helado estaba por comenzar–Entra rápido antes de que te congeles-rió viendo como Rosé frotaba las manos por su piel en busca de calor, la obedeció saltando como lo había hecho la menor minutos atrás soltando un agudo grito al entrar en contacto con el agua.
–¡Está muy fría!-la castaña rió a carcajadas al ver el rostro rojo de su compañera–No te burles-golpeó su hombro y la chica rió aún más–¡Manoban!-la empujó pero en un mal cálculo se resbaló y cayó sobre el cuerpo de la otra, abrazándose por la cintura para evitar hundirse. Sus pieles calientes tocándose, sus respiraciones ahora aceleradas mezclándose como si fueran una, sus orbes conectados y soltando más chispas que nunca, sus rostro se fueron acercando pues ambas solo querían una cosa, besarse, probar los labios contrarios, aunque lo negaran ese es el único deseo que han tenido desde que se conocieron.
–¿Rosie?-musitó la castaña aturdida por la anticipación de los hechos «¿Mmm?» recibió como respuesta, la mayor estaba igual o más anonadada que ella, nunca se imaginó besando a una chica, o al menos eso creía. Los sonidos no volvieron a salir de sus boca, ya estaban demaciado ocupadas en algo mejor, movían sus belfos dulce y despacio, como si tuvieran miedo de lastimarse, de cometer algún error y que todo desaparesca. Lisa acarició la parte baja de la espalda de la mayor atrayéndola más contra su cuerpo sin perder el ritmo de sus labios, esos labios suaves que estaba besando, disfrutando de su sabor, de su textura y su calor. Rosé enredó sus dedos en los cabellos castaños de la nuca de su contraria pegándola más a su boca si es posible, el aire empezaba a escasear en ambas pero no querían perder el contacto por lo que se daban pequeños besos hasta separarse completamente sin cambiar la posición.
–Lisa, yo... -hizo presión en sus labios haciéndola callar.
–No digas nada por favor, no te disculpes-habló al ver los ojos contrarios brillar por las lágrimas, estaba confundida y no le gustaba sentirse así, no le gusta jugar con los sentimientos de las personas pero había jugado con los de Lisa y se sentía culpable–no tienes que decir nada ahora, cuando entiendas por que lo hiciste no habrá necesidad de palabras, solo prométeme que nuestra relación no va a cambiar, que me vas a mirar y no te sentirás avergonzada, que seguiremos teniendo la misma confianza que antes, por favor prométemelo-suplicó prácticamente, no quería ni imaginarse que podían volverse distantes después de todo lo que han compartido, no quería volver a dormir sola sin sentir el cálido cuerpo de la peliroja a su lado, no quería despertarse y no poder contemplarla dormir como el ángel que es, quería poder escaparse juntas y pasar horas y horas en silencio bajo el árbol de cerezo solo contemplando la naruraleza, además temía volver a ser esa chica rota de antes a la que no le importaba herir a los demás, esa que quedó enterrada en su pasado al conocer a su nueva compañera de habitación.
–Lo prometo Lisa, no cambiará nada, yo tampoco quiero que cambie, no quiero perder a la única persona que me importa dentro de esas cuatro paredes, a la única que puedo abrirle mi corazón sin temor a que me juzgue, no quiero perderte a ti también Lili-la abrazó escondiendo el rotro en su cuello mientras sollozaba, la castaña sobó su espalda afianzando más el agarre en su cintura.
–No me vas a perder, nunca me voy a ir de tu lado ¿me oiste? nunca.
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Fantasía prohibida (Chaelisa)
RomanceUn gesto inocente puede desatar hasta los más impuros pensamientos, dicen que cuando llega la persona correcta cambias sin darte cuenta, pero y si no llega en el lugar y momento indicado ¿pueden cambiar las cosas con solo quererlo?¿puedes modificar...