Rosé sopesó todas sus posibilidades y todas las variantes llegaban a la misma conclusión, no sabía que hacer, así que iría, de todas formas no tenía nada que perder. Salió del convento cuidando no ser vista y se adentró en el bosque, la luz del Sol se colaba entre las ramas dándole un hambiente exótico al lugar, los inmensos árboles se extentían kilómetros y kilómetros a la redonda, la vejetación es imponente y eso que ya están en invierno, caminó lentamente por la fina capa de nieve que ahora cubría el suelo, las monjas no le permitían jugar con ella debido a su «enfermedad» pero ahora que sabe que esta no existe no hay ningún problema con hacerlo ¿verdad? Sonrió y se arrodilló sobre la alfombra blanca, metió sus manos sintiendo al instante un escalofrío recorrer su espina dorsal, le gustaba esa sensación, es algo nuevo que definitivamente ya empezó a amar, apretó un puñado de nieve dejando que se escapara de a poco entre sus dedos repitiendo la misma acción varias veces más. Los rayos solares golpearon su rostro devolviéndola a la realidad, se puso de pie sacudiéndose el hábito y siguió su camino al lugar de la cita.
–¡Ah~!-un grito salió de su boca al ser alada detrás de un árbol, el mismo que fue ahogado por una mano mientras otra la sujetaba por la cintura.
–Tranquila, soy yo, no hagas ruido-musitó Lisa con su rostro muy cerca del de Rosé, el corazón de la mayor latía desenfrenado aunque no estaba segura de que si era por el susto o por la cercanía de la otra chica.
–¿Acaso estás loca?-exasperó empujándola cuando se vió libre de su agarre–¿Por qué no estás en el lago? creí que nos encontraríamos ahí-apartó la mirada al indagar pues la mención le traía muchos recuerdos, incluyendo su primer beso con la castaña.
–Hubo un cambio de planes, además quería enseñarte un lugar nuevo, ¿recuerdas cuando me dijiste que soy buena para encontrarlos?-la peliroja solo ignoró su pregunta–pues es exactamente ahí a donde te voy a llevar-la tomó de la meñeca empezando a caminar y por más que su compañera intentó soltarse no se lo permitió. Se desviaron de la «ruta principal» y se adentraron en la parte más tupida del bosque caminando por unos veinte minutos aproximadamente hasta que Lisa se detuvo frente a un muro de enredaderas–¿Lista?-llenó sus pulmones de aire emocionada–Entra-con sus manos apartó lo que en realidad es una gran cortina de lianas animándola a seguir, con mucho cuidado se adentró encontrándose con el verdadero paraiso escondido de la civilización–De aquí vino nuestro árbol de cerezo, cuando vengamos en primavera será hermoso-sonrió y su acompañante se giró para encararla con el ceño fruncido.
–¿Crees que vendría aquí contigo después de todo lo que me ocultaste?, si estoy aquí es porque Beth me lo pidió y por favor no utilices a los niños para esto-comentó con desagrado comenzando a alejarse.
–No me correspondía a mi decírtelo así que no me arrepiento, pero te prometo que no descansaré hasta que me perdones-aseguró tomándola del rostro, la mayor quería alejarse pero esos ojos color miel no se lo permitían, se sentía perdida en ese océano tan dulce que era la mirada de Lisa, sintió sus piernas flaquear y sus ojos cristalizarse, lo sintió, sintió esa punzada en el pecho justo en el lugar del corazón y supo lo que significaba–Estoy enamorada de ti Rosé, de todo lo que eres, de todo lo que haces, de todo lo que siento cuando estamos juntas. El día que nos conocimos me sentí atraída a ti como si fueras un imán, me hiciste cambiar, sacaste el lado bueno que está dentro de mi, me hiciste feliz y aún lo haces, sé que puede ser una estupidez por el lugar al que estamos confinadas, pero no lo puedo evitar, me enamoré de mi compañera de habitación y mi mejor amiga, de mi ángel, de ti-unió sus labios saboreando la mezcla de lágrimas saladas que se formaba de los ojos de ambas, fue un beso dulce, triste, con tantos sentimientos unidos que se sintió irreal, como subir al cielo y bajar al infierno en el mismo instante, se sintió como pérdida y reencuentro, se sintió como amor.
–Lisa-gimoteó apoyando su frente contra la suya–yo también estoy enamorada de ti-su confesión le salió en un hilo de voz–pero aún me duele que me hayas traicionado, podría esperarlo de cualquier persona pero no de ti, te confié todo lo que sabía de mi vida y me ocultaste algo tan importante como mi madre-su voz quebradiza hacía que fuera difícil entender lo que decía.
–Perdón por eso, pero creí importante que te lo dijera ella, que te pudiera dar esa explicación que has anhelado todos estos años, solo puedo pedir que me perdones y que me dejes amarte como quiero-pidió en una súplica haciéndola llorar aún más.
–Yo soy la que te pide que me dejes amarte, sanar todas tus heridas y quizás irnos de este lugar cuando cumplas la mayoría de edad-sonrió y la castaña le respondió de la misma forma.
–Así será-limpiaron sus lágrimas después de un último beso–Por ahora esto es lo que tenemos-entrelazó sus dedos dejando un beso en el dorso de su mano–preparé algo para nosotras, vamos-se acercaron más al borde del acantilado deteniéndose a unos metros de distancia frente a una manta con todo lo necesario para un picnic, se sentaron una frente a la otra sin dejar de mirarse a los ojos.
–Esto es perfecto, me encanta que sea así, solo nosotras, por siempre-sujetó su nuca atrayéndola hasta sus labios, le encantaban, se podría decir que más que cualquier otra cosa, excepto sus ojos, esos se llevan todo el premio.
–¿Solo tú y yo?-inquirió juntando sus frentes mientras sonreía, ¿esto es lo que se sentía cuando eres feliz? porque ellas están seguras de que es así.
–Solo tú y yo.
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Fantasía prohibida (Chaelisa)
RomanceUn gesto inocente puede desatar hasta los más impuros pensamientos, dicen que cuando llega la persona correcta cambias sin darte cuenta, pero y si no llega en el lugar y momento indicado ¿pueden cambiar las cosas con solo quererlo?¿puedes modificar...