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- Recuerda Luffy, si algún día se te ocurre traicionar a la marina, todo lo que conocías y conocerás desparecerá ¿Estamos de acuerdo?

- Entiendo –dijo lo más recto posible intentado que aquel nudo en su garganta no se hiciera presente-

- La vida de tus conocidos y familia está en tus manos –dijo mientras formaba una sonrisa en su rostro-

- Más bien en mi fruta del diablo viejo estúpido –susurro con rabia contenida una vez que vio al hombre salir de la habitación-

- Luffy ¿Qué te había dicho de modular tu lenguaje? –dijo aquella voz tan familiar y querida-

- Abuelo… -giro su mirada para verlo con esperanza reflejada- ¿Por qué tengo que quedarme? Me prometiste que regresaría –dijo tragándose un suspiro tratando de contener sus lágrimas- ¡Mis hermanos esperan por mí!

- Se lo que te prometí… y lamento no poder cumplirlo… -dijo cerrando sus puños con fuerza mientras bajaba la mirada-

- Acaso… ¿Te amenazaron a ti también? –pregunto en un intento de comprensión sintiendo como una lágrima traicionera resbalaba por su mejilla-

- Aunque fuera lo más vergonzoso que admitiría en toda su larga y mediocre vida asintió con la cabeza mientras soltaba un gruñido- no puedo hacer nada, lo único que puedo hacer ahora es seguir sus órdenes por esta vez… No solo está mi cabeza en juego, sino también la tuya, la de todos en la Villa y los del Monte Colubo incluyendo a tus hermanos –dijo observando con el rabillo del ojo como su nieto se quitaba aquella lágrima bruscamente-

- No tengo otra opción, ¿Verdad?

-… No

- Asintió con la cabeza resignado cerrando sus ojos analizando su posición- ¿Qué clase de hermano mayor seria yo si no puedo proteger a mis pequeños hermanos? –se preguntó mientras cerraba sus ojos sintiendo como aquellas lagrimas que con trabajo contenía finalmente se resbalaban sin vergüenza sobre sus mejillas coloradas-

- Luffy… Sobrevive y da lo mejor de ti –fue lo último que pudo decir para finalmente salir de la habitación-

- Claro que daré lo mejor de mi… nunca permitiré que ese tal Buster Call llegue a la Villa, esos viejos escucharan de mí, juro que escucharan de mí –dijo con nueva determinación afilando su mirada-

Pasos apresurados se posicionaron frente a la enorme puerta de madera pintada de dorado llamando la atención del pequeño una vez que fue abierta mostrando una cabeza de cabello corto de color rubio con un extraño maquillaje tenue sobre su rostro, específicamente sobre sus labios y en uno de sus ojos.

- ¿Eres Luffy? –pregunto ahora asomando no solo la cabeza, si no medio cuerpo-

- Afirmo con un movimiento de cabeza- ¿Qué quieres? Y ¿Quién eres?

- Soy Donquixote Rosinante, seré el que está a cargo de ti a partir de ahora.

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Un plan, necesitaba un plan ¿Cómo se supone que se vengaría de aquellos fastidiosos viejos? Pero lo más importante ahora era ¿Cómo se supone que destacaría sobre todo esos estúpidos marines? ¡Apenas era un mocoso que comprendía lo que sucedía a su alrededor!

- Oye, niño –hablo el rubio que recordaba que se llamaba Rosinante-

- ¿Que? –respondió por reflejo saliendo de sus pensamientos-

- Suspiro- No se responde con un “Que” es de mala educación –dijo severamente- pero no debería sorprenderme, después de todo eres un Monkey –dio un suspiro recargándose en sobre la silla al recordar el comportamiento del héroe de la marina- hoy tendrás tu primer entrenamiento, por lo que te sugiero que estés preparado

Libertad RobadaWhere stories live. Discover now