5 | Smoothies agridulces

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Elisabeth

Había pasado más de una semana desde que Delphine y Blake se habían integrado a lo que ahora era nuestro pequeño grupo.

Con Delphine todo iba como viento en popa. Ella era divertida. Podíamos hablar de cualquier tema, agregándole capas y capas, sin parar. También era ordenada, y eso la hacía sumar bastantes puntos.

A diferencia de Blake, del cual había tenido que soportar su voz y presencia que tanto me irritaba.

Él estaba en todas partes. En el comedor. En la biblioteca. En los pasillos. En el salón de clase. En la sala de descanso. ¡En cualquier lado!

Parpadeaba, y él estaba con Liam en algún lugar de por ahí. Desde la clase de educación física no se separaban, lo que me había hecho llegar a pensar que se conocían desde hace tiempo atrás.

Algo en Blake no me daba buena espina, pero mi opinión no importaba, porque para Liam era como si hubiese encontrado el mejor amigo que no encontró en mí.

«Liam». Él era un caso aparte. No habíamos tenido una conversación normal en días. Literalmente cada vez que le pedía que hiciéramos algo juntos, me decía que no podía.

No era tonta, claramente Liam pasaba el tiempo con Blake. Y era lo que más me molestaba porque todo era a causa de su llegada. ¡Agh!

En estos momentos estábamos merendando en el patio y sólo quería irme. No soportaba ver cómo me habían reemplazado.

—¿Supieron lo que pasó? —preguntó Delphine.

Bebí un sorbo de mi batido de fresas y la miré.

Ambas estábamos vestidas con una falda de tenis blanca y una camisa deportiva sin mangas: pero yo tenía un suéter blanco del internado atado sobre los hombros. Después de la merienda iríamos a la práctica de tenis, y los chicos irían a la piscina olímpica.

Liam había decidido meterse temporalmente en el club de natación, mientras Blake no estaba en el equipo de fútbol americano. Si Blake decidía practicar equitación, mi amigo no iba a correr con tanta suerte a hacerlo tampoco, porque la hípica era solo de demostración.

Nope —dijo Liam, arrastrando la pe al final—. Ilumínanos, Delphi. ¿Qué pasó ahora?

—No sabemos nada. Cuéntanos, Delphine —animé y ella me miró mal.

No le gustaba que le llamaran por su nombre completo. La verdad es que a mí tampoco me gustaba mucho que lo hicieran —aunque me encantaba mi nombre—, pero en su caso, todavía no sentía la confianza para llamarla de otra manera.

—Bueno... —musitó, como si no tuviese ganas de contarlo todo—. Les contaré lo que pasó.... Estaba en la sala leyendo una revista y decidí subir al dormitorio, pero cuando entré al elevador, me interceptó Clara, nuestra vecina de pasillo, Eli —explicó y se tapó la cara con horror—. ¡Y no me lo van a creer chicos! Pero tenía un outfit....

—¡Al grano, Delphine! —exclamamos Liam y yo al mismo tiempo.

Oculté mi risa, tomando mi bebida y dándole otro sorbo distraídamente. Encontré a Blake observándome y aparté la mirada hacia el césped a lo lejos. «De repente me dieron ganas de admirar la vista».

—Todo llega a su momento —dijo ella, sacudiendo la cabeza con un rodete perfectamente ordenado en la cima.

Apoyé mis brazos en la mesa de picnic, instándola a continuar.

—Como les decía... llegué a la residencia a cambiarme, Clara me interceptó, y me contó lo que había pasado.

¿No había subido luego de leer en la sala?

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora