El final: Una luz

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Los hombres lo tiraron y aprisionaron su cuerpo contra el suelo, sus manos las tenía atadas por detrás, miro a su esposa esquivando los golpes de esos hombres. Grito de dolor al sentir como le enterraban algo en su pierna.

- InuYasha -llamó su esposa preocupada-

El hombre trato de hablar pero de repente le pusieron un pañuelo en su boca, evitando que pronuncie con claridad las palabras.

De pronto el mismo hombre de ese día entro a su oficina con una tableta en su mano. Se giró y miró al platinado dejando ver al azabache mirándolo con triunfo.

- InuYasha, ¿cómo estás? -saludó amablemente- 

- Pulete cobalde -insulto a través del pañuelo causando una risa en el azabache-

- Es una lástima no poder escuchar tus hermosos insulto por la tarde -dijo divertido, el hombre se giro a través de la tablet miró a la azabache- Hola mi querida Kagome -saludo divertido-

- Bankotsu -siseo con odio mirándolo fijamente, mientras que estaba alerta de lo que fueran a hacer esos hombres-

- Veo que han estado sobreviviendo muy bien -comento y cínicamente- Bueno momento de hacer otro juego -alegre el hombre se llevó la tableta con él junto hombre riendo-

De pronto apenas se cerró la puerta los hombres salieron de la sala, no sin antes de atar al platinado contra el suelo. La azabache quiso ir con él pero apenas se movió un disparo fue dirigido al oji-ámbar escuchándolo gemir de dolor.

- ¡InuYasha! -grito quedándose inmóvil-

- El juego y sus reglas son las siguientes -se escucho en algún alta voz- El juego se llama "veo y quieto". Usted Srita Taisho, tiene que tratar de moverse hasta su esposo sin que yo la vea, y quedarse quieta cuando la mire -dijo y la azabache respiro con dificultad- ¿Alguna duda? -pregunto la voz-

- ¿Cómo voy a saber cuando se da la vuelta? -interrogó asustada-

- Usted tendrá que saberlo -dijo simplemente y ella se asusto- Y si trata de escapar morirá -advirtió asustando esta vez al platinado-

El platinado miró a su esposa, ella no podría escapar y él no la puede salvar de nadie, muy poco le importaba su vida, lo único importante para él es su mujer. La mirada achocolatada se conecto con la de él y pudo percibir el miedo en ella.

- |Todo estará bien| -aseguró en mente el platinado sonriéndole a pesar de tener ese pañuelo en la boca-

- Bueno comencemos -dijo y un reloj apareció mostrando el contador-

La azabache quedó atónica en su lugar, mirando con miedo a su esposo. ¿Qué haría ahora? No había nadie quien lo salvara a ella ni a su esposo. De repente un rayo ilumino la sala, afuera ya empezó a llover

La azabache aún con miedo dio un paso deseando que no se escuche un disparo. Para su mala suerte un disparo se escucho, abrió sus ojos, sin si quiera saber cuando los cerró, y miró que su marido no tenía otro disparo seguía el mismo de la herida.

- ¿Pero que....? -balbuceo-

- Usted con suerte estuvo algo cerca por lo tanto mi tiro tiene que ser a la suerte también, ¿no lo cree? -hablo por el alta voz dando lo justo para ambos-

Espero un rato más y avanzo cuatro pasos rápidamente, al dar el último paso escucho el disparo y el quejido de su esposo. Chillo de miedo al ver como se retorcía de dolor y el suelo se manchaba aún más con sangre.

- Solamente le quedan tres minutos y doce pasos para llegar a su esposo. Señora Taisho -le aviso el hombre- Y como premio le abriremos un poco las puertas de salida -le recompenso-

El Amor es Estúpido [FINALIZADA]Where stories live. Discover now