capítulo 16

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La ciudad cayo en pánico ante el sonido de las incesantes campanas, las personas corrían con miedo, ocultándose en cualquier lugar en el que pudieran, padres y madres corrían buscando refugios para proteger a sus familias, todos tenían miedo.  Pues ellos sabían bien el significado de aquellas campanadas, aquel sonido que no llenaba la ciudad en años, un sonido que deseaban no volviera a sonar, aquella alarma, el sonido que avistaba a la muerte.

Todos lo sabían, la ciudad estaba siendo invadida.

Los soldados se movían apresuradamente hacia varios puntos clave ubicados alrededor de la ciudad, mientras que otros corrían para tratar de auxiliar a sus compañeros cercanos a la muralla y ganar tiempo.

Los aventureros, que generalmente no entraban en conflictos relacionados al gobierno, y por lo tanto, a la seguridad de las ciudades, en esta ocasión hicieron una excepción, pues gracias a los pocos hechiceros con la capacidad para recitar un hechizo de vuelo, descubrieron que los invasores de la ciudad no eran humanos, sino bestias, seres a los que estos estaban acostumbrados a combatir.

Estos les brindaron apoyo, los novatos y de rango bajo se unieron a las unidades como equipos de refuerzos, los hechiceros lanzaron magia de apoyo, los equipos de mayor rango decidieron actuar de forma independiente, con el fin de defender zonas específicas, y otros se unieron a línea de ataque.

Parecía obra del destino, pues los preparativos de los soldados y aventureros estaban casi completos cuando las campanas dejaron de sonar, y el ejército de bestias entro por completo en la ciudad.

Aquellas bestias y monstruos tomaron las calles, atacaban los edificios cercanos y los derribaban, haciendo que los ciudadanos salieran huyendo de los edificios a punto de colapsar, pero para su desgracia, se volvían blancos para los invasores.

Las bestias atacaron, los lobos lanzaban sus garras y colmillos contra los ciudadanos, aventureros y soldados cercanos, los ciudadanos morían ante las afiladas garras, los soldados que trataban de defenderlos eran impactados por las gruesas colas de los hombres serpiente, y los aventureros comenzaron su pelea contra los ogros y cualquier monstruo.

La sangre de humanos y bestias manchaba las paredes y el suelo, los ciudadanos gritaban de miedo en búsqueda de alguien que les protegiera.

Los soldados se alejaban lo suficiente de los hombres serpiente, para impedirles atacar con sus colas o su aliento de ácido, y los mantenían a raya con sus largas lanzas, buscaban el momento adecuado, y terminaban por empalarlos con ellas.

-¡rápido! ¡saquen a los ciudadanos! ¡llévenlos al centro de la ciudad! –grito el líder de los soldados del reino, Elías Valoth

A su orden, varios de los soldados tomaron a varios de los ciudadanos para tratar de evacuarlos a una “zona segura”, algunos tuvieron que llevarlos a fuerzas, pues se negaban a dejar atrás los cuerpos sin vida de sus familiares o amigos.

Más soldados aparecían para apoyar a sus compañeros, y ante la cantidad de soldados, varias bestias cayeron muertas.

Elías logro observar a varios grupos de bestias y monstruos dirigirse a los ciudadanos que estaban siendo evacuados.

-¡no dejen que se acerquen a los civiles! ¡grupo seis conmigo!

Con su espada en mano, Elías se lanzó hacia aquel grupo invasor, estos eran de forma humanoide, pero su piel era de colores extraños, parecían brillar, sus rostros tenían facciones exageradas, pareciéndose un poco con los goblins.

Esos seres vieron como Elías se acercaba, pues su armadura rojiza brillaba intensamente en tono escarlata gracias a la luz del sol ocultándose. Estos rugieron con fiereza, y corrieron hacia él.

ISEKAI QUARTET: UN NUEVO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora