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Capítulo 41 - La serpiente de Akasha (9)

"Solo un poco más ... ¡solo un poco ...!" El brote de monstruos había reducido el bosque a ruinas, y en este escenario apocalíptico, un jugador con un cuerpo mutilado caminó hacia adelante con pasos inestables. Era Bain. "Solo un poco más ..." Agarró el muñón de su hombro con la mano restante y luchó por seguir moviéndose, lleno de un ardiente deseo de completar su misión.

Había logrado sobrevivir al asalto del Rey Duende fingiendo estar muerto y esperando hasta que pasara el brote de monstruos. Al principio, solo pensó en renunciar a la misión y regresar a la base. El brote de monstruos había asesto un golpe devastador. El equipo 1, el grupo de jugadores más preciado de Arangdan, se había evaporado en un solo momento, sin dejar rastro. El aura del Rey Duende había sido tan feroz que no podía hacer nada más que permanecer congelado en el acto.

Sin embargo, al final, decidió continuar la misión con un solo pensamiento en su mente: "Los monstruos deben dirigirse hacia Caín. Debe estar a la altura de algo'.

Por lo que él sabía, un brote de monstruos nunca había ocurrido en toda la historia del Tutorial, lo que significaba que alguien lo había desencadenado deliberadamente. El instinto de Bain le dijo que tenía algo que ver con su objetivo, Caín. Por supuesto, no tenía ninguna evidencia, pero dado que Caín era un jugador que Arangdan consideraba lo suficientemente importante como para vigilarlo, era una conjetura razonable que él era la causa del desastre.

"Definitivamente es una pieza oculta, la más grande, ¡incomparable en todo el Tutorial!" No importaba lo que Caín estuviera planeando, Bain tenía la intención de emboscarlo en el momento en que adquirió la pieza oculta. Especuló que tenía una buena oportunidad de llevarlo a la marcha. Una vez que agregara las recompensas por completar su misión, podría alcanzar a Phante y Edora. '¡Solo espera, Caín!' La codicia brillaba en los ojos de Bain.

*   *   *

La guerra estaba llegando a su clímax cuando el Rey Duende y el Rey Orco se dieron cuenta de que las cosas se estaban poniendo raras. ¡Rugir! Con sus agudos sentidos innatos, ambos reyes notaron de inmediato que el suelo vibraba. Sin embargo, como ambos sabían que el otro realizaría un movimiento asesino si miraban hacia otro lado por un momento, ninguno dijo nada. Esa decisión terminaría permitiendo que les ocurriera un gran desastre.  

¡Rugir! El campo de batalla comenzó a hundirse, luego algo salió disparado repentinamente del suelo. ¡Auge! Era una serpiente gigante, cuatro monstruos ya en sus mandíbulas. La bestia de casi diez metros de altura se elevó sobre los monstruos, enviando una enorme presión.

"¡W,qué tipo de monstruo ...! ¡Es horrible!"

"Chwik! ¿Por qué está nuestro dios aquí?"

Mientras los monstruos miraban a la Serpiente de Akasha confundidos, se tragó a los monstruos en su mandíbula con un trago y, con un tirón de su cabeza, miró a los monstruos de abajo. Había comida por todas partes. El campo de batalla era poco más que un buffet de todo lo que puedas comer.

"¡Kahh!" La Serpiente de Akasha enterró su cabeza en el grupo más cercano de Kobolds. Ninguno de ellos pudo reaccionar lo suficientemente rápido, y antes de que nadie se diera cuenta, el Rey Kobold que había estado parado al frente liderando a su ejército desapareció por la garganta de la serpiente.

"¡Oh! ¡El rey!"

"¡Nuestro rey está muerto! ¡Tenemos que vengarlo!"

El ejército de Kobolds corrió hacia la Serpiente de Akasha, con los ojos ardiendo de rabia. No dejarían escapar al enemigo que mató al rey. Sin embargo, sus ataques ni siquiera dejó un rasguño en su balanza. Sus hachas rebotaron y se rompieron del mango, y las flechas solo se deslizaron contra las escamas. La serpiente de Akasha azotó con su cola en molestia, y docenas de Kobolds fueron volados, cubiertos de sangre.