𝐓𝐰𝐨

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Al parecer la tranquilidad no es algo que complemente a las casas de Hogwarts, menos si son el blanco de bromas para ciertos gemelos

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Al parecer la tranquilidad no es algo que complemente a las casas de Hogwarts, menos si son el blanco de bromas para ciertos gemelos. Blaise y Lía se encontraban en las puertas del comedor, cuando de la nada comenzaron a escucharse gritos junto a una oleada de risas incontrolables.

Al abrir las puertas la escena en puesta era un desastre, en la mesa de Slytherin se encontraban los alumnos bañados en lo que era pintura roja acompañada de lo que a simple vista eran plumas amarillas.

No debías ser el más dotado de la escuela para saber que casa fue autora de ello, aún así; en la mesa de profesores el director parecía ajeno a la situación, mientras que los profesores ayudaban a los alumnos con hechizos de limpieza con las demás casas como espectadores fascinados por el espectáculo.

—¿Siempre es así todos los años? —Preguntó la castaña mientras observaba con pena a las chicas, quiénes lloraban por los colores en sus cabelleras. —Por qué de ser así, prefiero perderme los desayunos. —añadió para tocar un mechón de su cabello, provocando una risa por parte del morocho que observaba todo con diversión.

—Mañana verás a los leones llorando, siempre agradece llegar tarde a los desayunos, el año pasado fue un hechizo de colores y Malfoy estuvo llorando todo el día por su cabello. —Después de ello se miraron y comenzaron a reír, pues con solo tener la imagen del rubio haciendo berrinches era motivo suficiente para alegrarle el día a cualquiera.

>>—Vamos, tienes que comer algo, hay pociones a primera hora y créeme; esa clase con hambre es lo último que querrás pasar.

Exceptuando aquella broma la cuál amargo el día de muchos, el desayuno transcurrió con un poco de normalidad pues las risas y susurros de los demás alumnos resonaron por todo el aula.

Una vez terminado el berrinche de Malfoy y las eternas amenazas de informarle a su padre lo sucedido, fue momento para ir a sus clases correspondientes. Cuando escuchó a los demás alumnos decir que pociones a primera hora sería un infierno pensó que exageraban, pensamiento que eliminó al ver el tétrico salón de clases dividido en dos. Los calderos fueron apareciendo uno por uno en cada lugar, junto con los suspiros de rendición de cada alumno.

Minutos después ingreso el profesor, ondeando su túnica como si de una pasarela se tratase, este pensamiento esbozo una sonrisa en el rostro de la castaña; misma que eliminó al ser fulminada por la mirada de su profesor.

—Veo que tenemos una nueva celebridad en esta escuela. —Comentó para dirigirse hacia la joven, haciéndola retroceder ante el movimiento. —Veamos señorita Stark,  ¿qué obtendría si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo? —Cuestionó observando detenidamente a la menor.

—Filtro de muertos en vida, profesor.

—Correcto, ahora  ¿Cuál es la diferencia entre aconito y luparia? —Toda la atención era dirigida hacia la castaña, quién comenzaba a sentirse acorralada por la situación.

Pureza de la sangre || Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora