Desilusión

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Malik llegó a la fonda sin importarle el calor que su cuerpo sentía desde que consumió la sangre que le dio a beber Cici. Ese nombre le daba vueltas en la cabeza junto con las palabras de Sarata: «Has que te recuerde...», era una tontería saber que él llevaba una veintena esperando encontrarse con alguien que ni siquiera sabía que existía.

Los Delta que le acompañaban ocuparon los asientos en dos de las mesas aledañas a la de él para protegerlo en caso de que alguien lo reconociera, si era que ya no lo habían hecho, o para evitar que su comportamiento se saliera de control por la bebida que vendían en el lugar y que los embotaba como si de ebrios se tratara, ya que en esos terrenos mezclaban hierbas para simular el efecto que el alcohol ocasionaba en los lobos y en la tercera raza.

Pidió un poco de vino mientras percibía los aromas de la sangre de los llamados Anthu, de los Dhampir y uno que otro vampiro a su alrededor, fue cuando en la pista alguien le llamó la atención. Se levantó dirigiéndose al chico de cabello negro que se movía al compás de los acordes demostrando una gran sensualidad y las ganas de pasar una noche libre de cualquier compromiso.

Las escenas de los últimos momentos con Sarata y la visita a Cici le carcomían, e intuía que dentro de dos lunas su vida sería un completo caos, la reunión con los duques y el rey de Turmeni, lo llevaban a la clara decisión que su padre tomaría para poder evitar un enfrentamiento entre el clan, los condados y la raza de lobos. Sin embargo, por más que su mente le avisara que algo con su cuerpo no andaba bien, esa noche quería olvidarse un poco de la tragedia en que se convirtió su existencia en tan solo dos días.

Bebió el trago en la mano colocando la copa vacía en una de las mesas cercanas a la pista, flirteó con algunos de los bailarines y buscó el objeto de su interés. El atuendo que tenía le demostró que era uno de la tercera raza, vestido con una camisa blanca desencajada con el cuello abierto hasta la mitad de su pecho, un pantalón ajustado que realzaba su trabajado trasero y unas botas por encima de la rodilla que le hacían verse un poco más alto por el tacón, era difícil no distinguirlo entre tantas personas.

El joven Anthu desprendía un aroma propio de quien ha recorrido varias veces el placer de unir su cuerpo sin importar el género o la especie, lo que le hacía una mejor presa para lo que necesitaba en ese instante.

Malik se colocó detrás de él causando el inminente choque, dándole la vuelta notó que la melodía cambiaba a una más seductora, el individuo frente suyo le sonrió, los ojos marrones lo miraron de una forma que le provocó un sentimiento de soledad. No obstante, el rubio se apegó a su instinto y a la necesidad de alimentarse de una presa que se le brindara con docilidad como lo hacía el trigueño.

Apreció como el Anthu pasó la mano por el cabello negro y como este caía en desorden, la leve sonrisa que se dibujó en sus labios le confirmó que el extraño le estaba coqueteando. Observó cómo se juntaba a su oído para susurrarle una invitación que aceptó manifestando la posesividad que quería ejercer sobre otro, Malik deslizó sus manos con la confianza de saberse aprobado por su presa, y mientras se veían a los ojos comenzó a marcarle el ritmo de la danza.

El chico parecía gozar por la situación, pero al percibir la erección de Jafra procuró desprenderse disimuladamente del agarre, fue cuando el rubio posó los labios en los suyos para hacer un poco de presión con la lengua y poder entrar en su boca, el pelinegro pronto correspondió al ósculo, en completa rendición.

—Aquí no —murmuró la presa separándose solo lo necesario de Malik que asintió.

El Upiro lo sacó casi arrastrado entre los bailarines hacia la puerta trasera, el futuro dirigente del clan Jafra cuando lo tuvo a su merced, volvió a besarlo, solo que esta vez deslizó la mano con que lo sujetaba por encima de sus glúteos, el gemido del chico en su boca le encendió más de lo que pensaba, esa noche definitivamente no lo iba a dejar descansar. Una recompensa por toda la fidelidad estúpida de un lazo con un lobo Deum que si pudiese rompería en ese mismo instante.

Pacto de Sangre - Serie Hombres Lobo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora