•capitulo 4

543 112 28
                                    

La rutina de Renjun había cambiado considerablemente en los últimos días

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La rutina de Renjun había cambiado considerablemente en los últimos días. Ahora despertaba a las siete, vomitaba, su cabeza comenzaba a doler, entonces cuando el mundo dejaba de dar vueltas finalmente se lavaba los dientes y luego se duchaba mojándose todo el cabello.
Habían ocasiones que tardaba tanto en el baño que se ponía caliente pero cuando salía todo lo que podía sentir era frío, estaba seguro de que no era nada sano pero no tenía ropa más abrigada, cuando sus padres le dijeron que se fuera de la casa solo pudo tomar unas cuantas cosas antes de que los gritos de su madre fueran más de lo que podia manejar, así que terminó con casi nada en su pequeño bolso.

-Necesito ponerte un nombre porque estás acabando conmigo.-susurro tocando su vientre aún plano, solo había un muy muy pequeño bultito apenas notorio.-¿Qué tal algo tierno? ¿Estás de acuerdo?

Comenzó con su inútil intento de arreglar la cama porque siempre estaba un poco más activo luego de vomitar y tomar una ducha.

-¿Limoncito? Porque eres ácido como los vomitos que me provocas...-hizo una mueca negando mientras veía confundido como las sabanas no parecían estar correctamente colocadas.-Eso me daría asco, mmm, ¿Qué tal carnita? Adoro la carne en estos días.-suspiro rindiéndose, recogió las almohadas que Jeno no se había llevado en la noche y las tiro sobre la cama.-Carne es algo... Un poco crudo, ¿Estás de acuerdo? ¡Oh! ¿Qué tal pastelito?-volvió su mano a su vientre.-Me di cuenta de tu existencia porque no podía dejar de comer pastelitos.

Era cierto.

La hija de la vecina de la mansión del otro lado de la calle era una niña scout y vendía pastelitos haciendo miles en el barrio porque era muy bonita y, ¿Lo ricos se apoyaban entre sí? Bueno eso no era cierto pero eran vecinos, la había visto nacer y ella era muy tierna así que la consentían siempre. Renjun se encontró extrañado cuando dos cajas no fueron suficientes y terminó yendo por sí mismo a la casa de la pequeña para pedir más y más, cuando ya no pudo conseguir se le escaparon unas cuantas lágrimas y luego la mañana siguiente vomitó como nunca antes lo había hecho. Al principio pensó que era un malestar, había comido más de veinticuatro pasteles el solo así que tenía bastante sentido pero cuando eso continuó pasando por una semana completa fue al médico buscando algún medicamento para el dolor y los vomitos, en su casa no habían medicamentos porque sus padres confiaban en ir al hospital por cualquier dolor.

Solo que Renjun nunca espero que le preguntaran si era doncel o cuando fue su última relación sexual, jamás espero que fuera el hijo del primo lejano de su padre—su primo—que lo atendiera y como él adoraba a sus padres les informo de inmediato rompiendo cualquier código por el cual no sería juzgado porque su familia era accionista en aquel hospital.

Renjun estuvo acabado al instante, lo único que podía agradecer era el hecho de haber aceptado el número del chico pelinegro porque "Había sido un buen sexo y tal vez lo podrían repetir." Entonces ahora vivía en su casa y apenas lo veía. Era extraño, quizás estaba pensándolo mucho pero cuando iba al baño en las noches a veces pasaba por la cocina para tomar agua y cuando le echaba un vistazo al sofá nunca estaba ahí.

Motorbike guy [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora