Bloodstream • Lipsoul •

Capítulo 8: El avance

La diplomacia nunca ha sido el fuerte de Jung Jinsol.

Está acostumbrada a que le den lo que quiere, ya que sus padres la miman a ella y a Chaewon a cambio de no estar nunca en casa. Lo máximo que recibe de ellos a veces es una notificación de que le han depositado dinero en su tarjeta de débito. Además de eso, está acostumbrada a que los debates se inclinen a su favor o a que le hagan favores debido a su inocente y dulce personalidad de chica de iglesia. Eso no quiere decir que la fe de Jinsol sea inventada, pero sabe cómo jugar sus cartas bajo la apariencia de ser dulce y crédula. Así ocurre cuando quiere que alguien de su clase haga algo por ella, o para convencer a una de las monjas de que le dedique más tiempo a un proyecto. Por lo general, algunas lágrimas falsas o súplicas consiguen las cosas a su favor.

Sin embargo, cuando se trata de discusiones reales, es un poco más difícil. Siempre ha tenido problemas de ira, desde que era una niña. Ha tenido muchas discusiones y peleas a gritos con su madre por la más mínima cosa. Pero, aparte de esas veces, ha sido capaz de distraerse con la religión y utilizarla como herramienta para calmarse antes de que algo se vuelva demasiado intenso. Basta con agarrar rápidamente la cruz de su collar y repetir algunos versículos de la Biblia en su cabeza y ya está bien.

Ese no fue el caso de su arrebato, o de muchos arrebatos, con Kim Jungeun.

Sí, ella sabe que se equivoca cuando sucede. Tan pronto como siente que empieza a gritar y su cuerpo empieza a temblar, instantáneamente siente arrepentimiento. Pero no sabe por qué sucede, por qué sólo en los últimos meses su ira se ha vuelto más inaudita. Jungeun ni siquiera es una persona combativa. Claro que le contestó a Jinsol en su última disputa. Pero aun así, se explicó con calma después de eso, nunca le gritó a Jinsol como Jinsol lo hizo con ella. Pero, Jinsol supone que hay algo en Jungeun que le inspira tanta pasión. La necesidad de hacerse ver y escuchar, aunque no se muestre de la manera más sana. Ella necesita reparar eso.

Y qué momento perfecto para hacerlo, con Kim Jungeun sentada torpemente en su sofá.

Jinsol le dio la bienvenida con un tono un poco menos entusiasta que en el estudio bíblico.

"¿Quieres algo de beber?" A pesar de sus nervios, Jinsol tiene que ser una buena anfitriona. Jungeun se agita, las manos muestran algo de nerviosismo mientras su rostro muestra una calma neutra.

"Sólo agua, por favor". El simeón de Jungeun es pequeño, aunque dulce como siempre. Educada y encantadora. Jinsol sonríe suavemente a Jungeun mientras va a servirle un vaso de agua. Poco después, Jinsol se une a ella en la sala de estar y le entrega el vaso, mientras Jungeun responde con un suave "gracias". Jungeun parece inclinarse por el sillón y Jinsol se sienta en el sofá de enfrente. Ambas beben en silencio durante un momento, con los ojos fijos en el cuerpo de la otra, aunque revoloteando para encontrarse con los de la otra en algún momento. Jungeun, por supuesto, es la primera en romper el silencio.
       
"Entonces..." Jungeun comienza, captando la atención de Jinsol. Ella quiere encogerse bajo la aguda mirada de la rubia, pero no lo hace. No es el momento de ponerse nerviosa ni de dudar. Establece contacto visual con Jinsol y se ablanda al ver lo suaves y tiernos que son esos ojos de color avellana. Así que las dos estamos asustadas sin razón. Genial. Jungeun inhala y exhala rápidamente, antes de continuar: "Deberíamos ser sinceras la una con la otra", hace una pausa para enfatizar al ver un parpadeo de pánico en el rostro de la mayor. Tan rápido como vino, se va. Jungeun continúa. "¿Debo ir yo primero, o tú?".

Jinsol parece sumida en sus pensamientos, mordiéndose el labio mientras mira a un lado por un breve momento.

Eso no debe parecer tan bonito, piensa Jungeun. Sale de su estupor amoroso cuando Jinsol empieza a hablar más despacio y con más calma de lo que Jungeun le ha oído nunca, mientras la chica rubia vuelve a mirar a Jungeun.