Prefacio

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Hola, bienvenidos a este nueva historia antes de empezar a leer este libro debo aclararles que esta historia es la segunda parte de Electus, es necesario leer para entender así que si eres nuevo por aquí ve corriendo a leer el primer libro de esta trilogía. Espero que les guste y la disfruten, lindo día.

Un grito de terror resonó por todo el reino, seguido de un profundo silencio, todas las criaturas presentes miraron horrorizados al lugar de donde provenía. Solo una cosa podía significar la reina finalmente había caído, el rey se encontraba de rodillas, ante el cuerpo sangriento de su amada, volteó furioso hacia la causante de aquel hecho, con torpeza se levantó y caminó hacia ella.

—Ataquen —ordenó a su ejército pero nadie se movió, todos se miraban confundidos sin entender o saber qué hacer, el rey volteó hacia su pueblo que por alguna razón estaba desobedeciéndolo —. Es que están sordos, dije que ataquen al ser despreciable que acaba de asesinar a vuestra reina —El capitán de su ejército, Lucian dio un paso al frente.

—Su alteza no podemos lastimarla es la princesa

—Es una bastarda, ni siquiera sabemos si realmente es quien dice ser —volteo hacia la pelirroja que aún estaba tratando de levantarse luego de la batalla con Meriel, toda la magia que le habían transferido se había agotado, si aún poseyera sus poderes todo hubiera sido más simple para la princesa, sino hubiera sido por Fragarach, la espada forjada por los dioses jamás hubiera podido contra la magia oscura que poseía la banshee. —Ves lo que has hecho, asesinas a tu propio pueblo y así dices que mereces ser reina —soltó una risa malévola —pues tendrás que matarme para hacerte con mi corona.

La pelirroja que se encontraba apoyada del brazo de Reagan, levantó finalmente la mirada, dio un paso al frente, con una mano sobre su herida en el abdomen y la otra arrastrando su espada, caminó hacia él y con cada paso ignoraba el fuerte dolor que provenía del veneno que había en su herida. Levantó la cabeza, se enderezó y una sonrisa apareció en sus labios.

—¿Quién me va a detener, tú hermanito? —Preguntó —No ves que tu propio pueblo se niega obedecerte —Dustin estaba tan furioso que su pecho subía y bajaba velozmente, sus fosas nasales se abrieron y atravesó con la mirada a Mia que caminaba lentamente pero muy segura hacia él.

—Si es necesario lo haré

—Conoces las leyes, no puedes matar a un miembro de tu familia, es delito con pena de muerte —el rey sonrió malévolamente antes de hablar

—Quien dijo que serías la primera, ni siquiera te considero mi hermana, eres un error de la naturaleza —Mia se detuvo por el dolor, se dio cuenta que las palabras de Dustin significaban que sus sospechas eran ciertas, el asesino de su madre fue su propio hermano, le dolía profundamente saberlo pero ni siquiera con esa confesión quería asesinarlo, ella no era como él, si quería ser la reina de ese pueblo que tanto le había dado en los últimos meses tenía que ganárselo de una manera justa y como lo dictaminaban las leyes, ella no era un monstruo, ni una asesina ni nada de las mentiras que los hombres del rey habían promovido por todo Ganondorf.

Miró a sus pies y vio la marca de la runa que estaba buscando, quitó la mano de su herida y sangre cayó al suelo, ella no había elegido aquel sitio por los motivos que había contado al llegar, la batalla no era más que una pantalla para lo verdaderamente importante un juicio, el final, el que pondría todo en su sitio y la volvería la verdadera heredera al trono, si realmente ese era su destino. Volteó el rostro hacia Raegan quien mantenía su postura erguida y fría de siempre, una mirada fue suficiente para saber que tenía el apoyo de su primo, solo eso necesitaba para saber que todo estaría bien, por alguna razón que no entendía siempre se sentía segura con él cerca. Se devolvió al frente y rezo para sus adentros que todo saliera según el plan.

Bellator IIWhere stories live. Discover now