Último destino

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Los primeros rayos de Sol acariciaron el rostro de la princesa, que descansaba recostada a una roca, el agotamiento había sido tan grande que luego de seis horas había quedado profundamente dormida. La chica estaba envuelta con una manta para protegerse del frío invierno.

Del otro lado del muro, se encontraban la banshee y el ángel que apenas habían pegado ojo en toda la noche, estaban seguros de que tenía que existir una forma de cruzas pero no podían parar de preguntarse: ¿cómo?
Aidan se había rendido de luchar contra algo que no tenía respuesta, en cambio Neahm seguía de insistente en la búsqueda de la forma de cruzar, la banshee había probado de todo y nada había conseguido separar la abertura ni siquiera un poco, por ello estaba segura de que el mecanismo para abrir estaba ligado a alguna roca, parte de la pared o piso del sitio.

Las ojeras de la chica estaban bien marcadas, no había pegado ojo y tampoco descansaría hasta saber que Mia estaba a su lado a salvo, Neahm era una banshee tan poderosa como su madre, pocos conocían el verdadero alcance de su poder, desde pequeña había mantenido un perfil bajo, nunca había disfrutado de ser el centro de atención. La mayor parte de su vida la había pasado sin apenas salir del Gremio del Espiral, ella disfrutaba su hogar y amaba vivir entre sus hermanas, a diferencia de Meriel ella nunca había sentido que quería a una más que otra, y cuando sus hermanas pequeñas enfermaron ella junto a Fairud trató de buscar una solución para al horrible destino que les esperaba, pero no fue capaz de cambiar el tiempo de vida de sus pequeñas y lamentablemente murieron. Justo por eso era tan protectora con Mia, ya había sentido el dolor de perder a quien amas y no estaba dispuesta a pasar por ello una vez más, solo necesitaba relajarse para poder encontrar lo que buscaba.
Se encontraba sentada en el centro de la cueva y usaba su poder de la energía para descubrir donde había un espacio, un cambio, lo que fuera que le diera indicio de como abrir las puertas al mundo del Invierno sin fin.

Ocho horas llevaba trabajando en aquella búsqueda, su temperamento testarudo no permitiría que fallara, porque sin duda pocas veces lo hacía. Ya había revisado la mayor parte de la cueva sin obtener respuesta alguna.
—Estamos perdidos —dijo Aidan cuando abrió los ojos y se percató de que la banshee seguía en el mismo sitio.

—No, mientras yo esté aquí.
—Pues tu poder no ha hecho mucho por ayudar —Neahm abrió un ojo y le dio una mala mirada.
—Dime que has resuelto tu ahí tirado, al menos yo estoy intentando buscar una solución —Aidan no contestó, bastante tenía con tener que soportar a la banshee todo el tiempo, en el fondo el toleraba a pocas personas y sin duda Neahm no estaba en esa lista, no quería problemas con la protectora de Mia así que prefirió callar.

El chico dejó ir un suspiro y se levantó, caminó por el sitio intentando probar suerte como hacía Neahm, pasó lentamente ambas manos por toda la cueva, el poder de la banshee se movía de un sitio a otro, era visible para criaturas angelicales y gracias una de sus razas él era capaz de ver donde buscaba la trigueña así que se centró en el otro lado, voló hasta el techo pero ni así encontró lo que buscaba. Frustrado y listo para volver al suelo detalló una última vez el sitio y al hacerlo se percató de un detalle, la parte superior de las puertas tenía una pequeña abertura, quizás no había que ubicar ningún mecanismo mágico o ni siquiera existía una llave para poder cruzar, se acercó y con su mano reviso el agujero, agradeció cuando se percató de que su musculoso brazo cabía por la apertura, estiró y en el fondo sintió algo, no tenía idea de que era, pero se dio cuenta de que se podía girar, así lo hizo hacia la derecha y las dos grandes rocas se movieron pero para cerrar la abertura por la que Mia había cruzado.

—Que fue lo que hiciste —dijo y se levantó para observar dónde Aidan se encontraba —la idea es pasar al otro lado no quedarnos encerrados en esta cueva.
—Quieres callarte aunque sea una vez en tu vida —la banshee se ofendió por aquel comentario pero no protestó.
Aidan volvió a intentar lo mismo pero esta vez usó su fuerza para girar al lado contrario, pensó que quizás el lado izquierdo podría abrir liberar el paso para finalmente ellos encontrarse con Mia, lentamente las grandes rocas comenzaron a separarse.
—Sigue Aidan, está funcionando —lo alentó Neahm.
—Vamos crucen, ya pueden pasar —dijo Mia, que con el ruido de las rocas moviéndose se había despertado y era espectadora de todo lo que ocurría del otro lado.

Bellator IIWo Geschichten leben. Entdecke jetzt