Capítulo 26: Deriva

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Después de una corta pero satisfactoria sesión de besos con Hoseok, Yoongi se tuvo que detener por petición del omega, él le dijo que estaba empapado y que debería irse a cambiar para no contraer un resfriado, y eso fue lo que hizo. En contra de su voluntad, llevó a su omega en su hogar y después fue rápidamente a su casa para poder cambiarse.

De nuevo volvemos a la realidad.

Ese día no irían a trabajar a la tienda porque sus padres salieron de la ciudad, por lo que no importó el hecho de que llegar algo tarde a su casa, el problema fue que Yoonji aún no había vuelto.

El alfa se dió un largo baño y cuando lo hubo hecho, se sentó en la sala a esperar pacientemente la llegada de su hermana, sabía que todavía tenían mucho de que hablar y admitía que estaba preocupado por ella, incluso pensó en salir él mismo a buscarla por la ciudad, ya que poco a poco su mente se llenaba de pensamientos negativos, pues afuera la lluvia se comenzó a intensificar.

Tal vez le pasó algo malo. Pensó, Yoon.

El ruido del seguro de la puerta principal siendo retirado lo sacó de sus pensamientos y se paró rápidamente para ver a la alfa, ella tenía una expresión triste, su nariz estaba roja y temblaba ligeramente de frío.

—Ve a darte una ducha tibia, rápido— le pidió Yoongi al ver su estado, ella se limitó a asentir con la cabeza y subió las escaleras lentamente. No parecía tener vida, pero el alfa sabía que se debía a los sucesos recientes, no debía de estar pasándola bien, nadie se la estaba pasando bien, ni siquiera Yoongi a pesar de que las cosas con Hoseok estuvieran resueltas, eso no reparaba la relación con su gemela.

Yoon se quedó viendo muy preocupado a la chica y luego fue a la cocina para preparar un poco de chocolate caliente.

Pasaron solo unos minutos y Yoonji bajó con ropa cómoda y calientita que le quedaba algunas tallas más grande, su hermano le hizo una seña para que se acercara al sofá y ella obedeció.

—Tómate esto— el extendió una taza humeante de chocolate.

Ella solo siguió obedeciendo lo que Yoongi le pedía, no tenía ánimos para hacer nada, pero tampoco quería iniciar una discusión, ya no —¿Por qué haces esto?— preguntó después de unos incómodos segundos.

&Será mejor que te acabes eso, y cúbrete bien— El alfa ignoró la pregunta de su hermana y se estiró para tomar una sábana que había traído de su habitación, la desdobló y luego la colocó con mucho cuidado sobre los hombros de la pelinegra.

De nuevo Yoonji tenía ganas de llorar.

—¿Por qué lo haces?— preguntó de nuevo —¿Por qué me cuidas después de todo lo que te hice?— ella esperaba que su hermano le reclamara, que le dijera que la odia y que nunca la perdonaría por las estupideces que dijo e hizo, pero en lugar de eso; Yoongi le preparó chocolate, se encargó de cubrirla con una manta y le dedicaba una mirada sumamente preocupada.

Se sentía confundida con los tratos que recibía por el simple hecho de que no los merecía, ella ya no merecía nada que viniera de su hermano. Nada.

¿Por qué lo hacía?

A pesar de la nube de dudas que pareció abrumar a la alfa, ella sabía que no podían aparentar que nada pasó, por eso la insistencia en tener una respuesta de parte de su hermano. Las cosas definitivamente no serían las mismas y tenían que hablar de eso, ambos lo sabían, pero no evitaba que fuera incómodo y hasta doloroso.

—¿Por qué?— preguntó de nuevo.

—Y-yo no justifico lo que hiciste- empezó a decir Yoongi— pero debo de admitir que no puedo estar enojado contigo, no puedo odiarte aunque eso es lo que esperas de mí, debo de cuidarte, Yoonji.

Y ahí estaba de nuevo, Yoongi siendo el estándar, siendo comprensivo, siendo indulgente y considerado con alguien que no lo merecía, demostrándole porque siempre lo escogen a él, aunque Yoonji lo sabía, si ella misma tuviera que escoger a alguno de los dos, definitivamente también elegiría a su hermano. Pero eso ya no le pesaba como antes, tal vez todo ese tiempo solo necesitaba expulsar todo el veneno de su sistema para poder ver con claridad.

Era su hermano, maldita sea, nunca debió pensar en hacerle daño.

—Yo lo siento tanto— dijo Yoonji por primera vez en su vida, nunca se había disculpado, pero ahora lo estaba haciendo, lo hacía de la forma más sincera en la que podía.

Y Yoongi lo sabía.

Pero no era suficiente con eso, Yoongi también estaba consciente de lo importante que era que su hermana en verdad tuviera plena conciencia de lo que hizo —¿Qué es exactamente lo que sientes?— preguntó mirando fijamente a la alfa.

—Todo, absolutamente todo— el contacto visual empezó a ser difícil, pero aún así Yoonji no bajó la vista- lamento hacerle creer a Jin que lo querías, lamento no haber dejado en paz a Hoseok aún sabiendo que no sentía nada por mí, y sobre todo me arrepiento de haber hecho todo para herirte a tí cuando no lo mereces.

Yoonji entendió todo.

Yoongi también.

Llanto otra vez.

La pelinegra estaba harta de llorar pero no podía evitarlo, su cuerpo dolía y no estaba segura de si era porque estaba a punto de contraer un resfriado o si tal vez era una consecuencia física de lo mal que se sentía emocionalmente. Sin embargo, el hecho de dejar salir todo ese llanto y de por fin disculparse era simplemente liberador.

Por cada segundo que pasaba la carga se hacía más ligera, más liviana y la sensación pasó a ser agradable a pesar de las lágrimas, a pesar también de que afuera la lluvia seguía cayendo torrencialmente.

Los brazos del alfa rodearon a Yoonji con mucho cuidado, era la primera vez en mucho tiempo que lo hacía y al principio la sensación fue extraña pero luego su hermana buscó refugio desesperada en su pecho mientras lloraba y la abrazó con más fuerza, buscando consolarla —N-necesito ayuda, Yoon— pudo decir en medio del llanto.

—Sí, definitivamente. Pero aquí estoy yo para apoyarte, mamá y papá también lo harán, no estás sola. Lo prometo, jamás de dejaré a la deriva, no de nuevo— ahora era el turno de los ojos del alfa de humedecerse, la culpa regresó, sabía que hubo una temporada en la que dejó de importarle las emociones de su gemela, fue egoísta con ella, y le dolía —Tú también, perdóname— le pidió mientras hundía su rostro en el cabello de su hermana.

No había justificación para lo que hizo, pero aún así fue tratada con cariño. No había forma en la que pudiera sentirse más expuesta y a la vez tan protegida, Yoonji lloró todo lo que tenía que llorar esa tarde, su hermano la acompañó en cada momento y ella se hizo una promesa que jamás rompería, esta vez no; jamás volver a lastimar a nadie por causa de su egoísmo.

Su hermano también le hizo promesas, él la acompañaría en el proceso de redimir todo el daño que hizo a su paso, le aseguró que las cosas mejoraría y Yoonji le creyó.

Ya no era un barco a la deriva.

La tormenta había acabado.

Min vs Min╏YoonSeok╏Where stories live. Discover now