31. El comienzo de la venganza y el hallazgo de nuevas pistas.

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Aquel sábado por la mañana, Raquel pidió un permiso al doctor Andrés para no asistir a clínica, no quería dejar sola a Luisa por nada del mundo, ya se le ocurriría un plan para los demás días, pero ese sábado iba a dedicarse a ella, a charlar, a conocerla mejor. Había preparado una habitación especialmente para ella, pintada de negro con fucsia (obra de Dalver),y ese sábado, Luisa la usuaria por primera vez, así que decidió mostrársela después del desayuno.

- Oye, le dijo cuando terminaron de comer,- quiero enseñarte algo, ya que vas a acompañarme, quiero que te sientas a gusto aquí...

- Pues, creo que con que me permitas vivir aquí, ya me siento a gusto.

- Ven, sígueme, dijo Raquel ignorándola.

Luisa obedeció. Se detuvieron en una habitación cerrada, la doctora la abrió.

- Es tu habitación, dijo sonriendo.

La chica no pudo contener las lágrimas de emoción.

- ¡Oh por Dios!, muchas gracias, de verdad, muchas gracias. Son mis colores favoritos.

- Lo sé, Dalver me lo dijo, me alegra que te haya gustado. Ahora, hay que sentarnos en la cama para charlar un rato. Quiero que me hables un poco de ti, quiero conocerte.

Luisa, se sentó en la cama pensando y sumergiéndose en sus recuerdos.

- ¿Qué quieres saber?, lo necesario ya lo sabes, me violó un conocido y estoy embarazada, llena de rencor y odio y enojo con el mundo, incluyendo a las personas que amo.

Raquel la observó, quería hacerle olvidar ese triste episodio aunque sea por un momento.

- Quiero saber lo que te gusta, lo que anhelas, cuales son tus sueños, oye, yo también he tenido y tengo una vida triste, pero, trato de encontrarle sentido.

- Sí, pero creo que nadie a abusado de ti sexualmente.

La joven suspiró.

- No, no, nadie lo ha hecho, pero, todos tenemos luchas distintas, algunas personas sufren violación, otras, tienen fuertes problemas familiares, otros no pueden olvidar a un ser querido que se fue, todos tenemos distintas historias que contar y muchos destinos que enfrentar, enfrenta el tuyo,oye, tienes un hermano y un padre que te quieren, aunque tú estés enojada con tu padre, él te quiere, tú no quieres contarme quien es el violador, pero, no importa, porque, yo estaré contigo para lo que sea que necesites, yo te apoyaré, seguiremos tus controles de embarazo...

Luisa no podía contener las lágrimas y se lanzó a los brazos de su nueva amiga.

- Gracias, muchas gracias, dijo sollozando, yo te apoyaré mucho con este lugar, yo haré limpieza...

- No, tú no harás nada, escucha, quiero que te cuides, quiero que evites cualquier esfuerzo que pueda poner en peligro tu salud, seguiremos el tratamiento, te cuidarás bien...

- Pero, no quiero estar aquí sin ayudar...

- Sí vas a ayudar, vas a ayudar a que yo tampoco me sienta sola.

Luisa volvió a sentarse.

- Gracias, creo que eso también es bueno, dijo sonriendo. Bien, contaré algo sobre mí, nunca me he considerado una persona feliz, es por eso que siempre he tratado de demostrarle mis sentimientos a mi padre a través de mi rebeldía y mi mal comportamiento, como él le llama, amo el negro, me representa, tengo un piercing en el ombligo y un tatuaje en la espalda, por supuesto que a las personas que me pusieron el piercing y el tatuaje, les dije que tenía sida, para evitar problemas. Me encanta dibujar y pintar, lo heredé de mi padre. ¿Y a ti, qué te gusta?,¿cómo ha sido tu vida hasta ahora?

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