GOLDEN [Stefan Salvatore 1]

The Reckoning

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Hogar, dulce hogar... Mystic Falls era un lugar en el que Stefan y Amalia habían deseado estar adentro durante los últimos tres meses, pero ahora que estaban de regreso en la ciudad, todo lo que querían hacer era irse. Por supuesto, estaban felices de estar de regreso, pero no en las condiciones en las que se encontraban. Estaban en Mystic Falls bajo los términos de Klaus... hasta que descubrió lo que le estaban ocultando. Ambos sabían que no le tomaría mucho tiempo averiguarlo, ya que ellos estaban en la fuente del problema.

Los dos se despertaron una vez más, y Rebekah se enfadó, quien tampoco estaba muy emocionada con ellos.- Oh, siguen vivos.

¿Qué pasó?.-  Preguntó Stefan, agarrándose el cuello por el dolor y sin recordar la causa.

Recibiste una paliza. Mi hermano te ha estado rompiendo el cuello toda la tarde.- Todo el temperamento. Rebekah le informó a Stefan de su propio dolor antes de mirar a Amalia.- Tú, sin embargo... tu vida es limitada. O tal vez no, eso he oído. De cualquier manera, me permitió hacer el honor de alimentarme de ti. Gracias a Dios.

Gracias a Dios.- Amalia arqueó las cejas en un intento de fingir que le importaba.-  ¿Te importaría explicar por qué estamos de vuelta en Mystic Falls?

Ustedes dos no mencionaron que el doppelgänger sigue vivo.- Rebekah miró a Stefan para ver su expresión pasar de confundida a preocupada.

¿Dónde está Klaus ahora?.- Preguntó Stefan, suspirando mientras aún se aferraba a la esperanza de que Klaus no pudiera encontrar a su novia.

Con un poco de suerte, arrancándole la maldita cabeza de esa perra.- Rebekah replicó, haciendo que Stefan corriera hacia ella y la inmovilizara contra el suelo.

¡¿Donde esta ella?!.-  Stefan gritó de ira, desesperado por salvar a Elena Gilbert.

Realmente la amas, ¿no?.-  Rebekah lo empujó del suelo y lo empujó contra la camioneta, agarrándose a una palanca y empujándola a través de su estómago.- Considérame celosa.

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Amalia se sentó al lado de Stefan, acariciando su cabello mientras esperaba a que se despertara. No tenía mucho más que hacer que atender sus heridas a menos que quisiera unirse a la fiesta de lo que probablemente resultaría en múltiples muertes dentro de su escuela secundaria, sin dejarla realmente con muchas opciones. Sus ojos se abrieron, inmediatamente se encontraron con los de ella y rápidamente levantó su cuerpo del suelo, sentándose con las rodillas contra el pecho.

Hemos estado en Mystic Falls durante unas dos horas y ya te patearon el trasero.- Amalia se rió de él, consiguiendo que él también se riera de alguna manera.- Yo diría que es un nuevo récord.