Los Albañiles

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Mi nombre es laura, tengo 18 años , siempre quise ser violada, siempre que me imaginaba siendo sometida por varios hombres musculosos me exitaba, siempre que pasaba por obras de construcción intentaba ponerme faldas y tops pegados con un enorme escote, siempre me chiflan pero ninguno es capaz de someterme hasta que un día ocurrió.

Escuché un rumor sobre una nueva obra de construcción, eran masomenos cuatro trabajadores esos trabajadores eran los únicos que trabajaban en la noche, yo me exite de pensar todas las cosas susias que haría así que espere a que anocheciera, me puse una falda de color rosa corta  que solo cubría un poco de mi pierna , un top que dejaba poco a la imaginación de color rojo y una tanga de hilo dental color rojo, pasé por la calle, pensé que me habían mentido pero al sentir una mano jalarme hacia adentro de una casa.

—¿porque tan sólita? —me pregunto el hombre que me jalo, era aproximadamente de unos 22 años alto y con un uniforme manchado de cemento.

Yo miré el lugar, era una casa en construcción, habían cuatro chicos de como 25 años, altos y musculosos no pude evitar exitarme.

—mira Joaquín el bocadillo que nos enviaron —dijo uno de los hombres acercándose y dándome una nalgada.

—uff mira que tetas —dijo otro hombre mirandome los senos.

—uff mira esto —dijo otro hombre dando una vuelta.

—sólo van a mirar o van a probar —dije en tono malicioso por lo que todos me miraron y me sonrieron con malicia.

Uno de los hombres cerró la puerta y dio inicio a la acción.

—con que eres putita —dijo uno de los hombres y me avento al suelo frío.

—te enseñaremos como se trata a una puta —dijo otro hombre mientras se sacaba la ropa.

Los cuatro me despedazaron las prendas que llevava encima.

—ponte en cuatro —me ordenó uno de los hombres y yo obedecí.

En cuanto me puse en cuatro los chicos se decicieron de sus prendas uno me introdujo su enorme polla en mi boca, en unos segundos más otro introdujo su polla belluda en mi boca.

—más vale y lo hagas rico —me dijo uno de los dos y yo empecé a mamarlos.

Derrepente sentí como me metían algo en mi vajina, era una enorme verga, yo solo solté un gemido ahogado por el dolor, ya que se me estaba pasando el dolor sentí otra verga en mi ano que me hizo gritar.

—silencio putita.

Toda la casa estaba hecha un mar de gemidos.

Me empezaron a embestir, me daban nalgadas, me metían la polla hasta dónde llegara, cambiaron varias veces de poción, a todos les toco que los mamara, me lo metieran por atrás y por delante y yo solo gemia y obedecía como una perrita obediente.

Se corrieron en mi boca, en mi vajina y en mi ano, mi ano y mi vajina estaban destrozados y llenos de semen.

Para finalizar todos se corrieron en mi cara y yo me lo comí todo, estaba en la gloria.

Se fueron dejándome recién follada , antes de irse me dejaron el número celular del lugar donde trabajaban, claro que los volví a llamar para más trabajos como esos.

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