EL ROXY ROCKER //Ewan McGregor//Damiano David/// COMPLETA

8.1

Estoy lista. Aviso a mi madre que he quedado con Curt antes de salir de casa, ella me recuerda que mañana tengo que ir al examen, tranquila me voy. Camino por la calle, oscura, y al girar la esquina lo veo sentado en uno de los bancos. No hay nadie, supongo que a esta hora los niños ya están en casa para prepararse para ir al cole al dia siguiente.

Curt lleva jeans, un jersey gris, una chaqueta de pana marrón y bambas negras. Lleva barba, bastante abundante, sus labios sujetan un cigarro a la mitad, que en el momento en el que me ve lo tira a la arena y lo pisa. Sonríe. Hasta con esa barba de varios dias, esta guapo, y esa melena despeinada... también. Y con esos ojos ojerosos, rojos, de no haber dormido, también.

Sin decir nada me hunde entre sus brazos. Echaba de menos su tacto, su olor, y sus brazos alrededor de mi escuálido cuerpo.

- Me esperaba? -sonrío.

- Toda la vida

Lo miro a los ojos, las farolas inciden en ellos iluminando su azul con mas fuerza. No los lleva pintados.

- Perdóname por las pintas, me has pillado saliendo del taller... de hecho... -carraspea oliéndose el aliento. Huelo mal? Es decir... -nervioso.

- Estas guapísimo Curt, como siempre, y hueles muy bien. Que perfume usas?

- Eau de Curt -pronuncia cómicamente.

Cariñosa le doy un golpe en el codo, él vuelve a achucharme muy fuerte zarandeándome de lado a lado.

- Debe ser mi perfume natural...

- Pues me encanta -inhalándolo.

- Hoy es eau de Curt con un toque de sudor.

- Pues yo ese sudor no lo noto

Le acaricio la melenita con los dedos, hacia atrás. Él ladea la cabeza hacia la derecha, cómodo, y desliza su dedo índice por mi mejilla. Jamás había tenido tantas ganas de besarlo como ahora. Su nariz y la mia rozan. Despacio cierro los ojos, esperando que él de el paso.

- Tengo tantas ganas de besarte...

- Hazlo... -susurro.

- Pero mi aliento... he estado fumando y...

- Cállate y bésame de una vez -le ordeno.

Junta sus labios con los míos después de tres dias, tres interminables dias. Despacio guía mi espalda hacia uno de los hierros verticales que sujetan los columpios.

- Echaba de menos tocar tus labios... -digo.

- Y yo los tuyos, no puedes hacerte una idea... -sujetándome ambas mejillas, delicado.

- Tocarte en general... -apoyando mis manos encima de su chaqueta.

- Tócame lo que quieras, soy todo tuyo, de hecho siempre lo he sido...

Lo miro a los ojos.

- Y Catherine? -pregunto.

- Respecto a eso debo de explicarte varias cosas

- Si, yo... también... -tragando saliva.

- Te apetece que vayamos a casa, y... hablamos tranquilamente?