Nueve

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Harry aparcó el coche en la parte trasera de la casona, el cual su padre le había prestado para que se moviese libremente sin tener que depender de otra persona.

Este se había levantado muy temprano esa mañana y había ido a la ciudad con la intención de arreglar varios asuntos pues tras unos días allí, las cosas parecían ir arreglandose.

Tras bajarse del automóvil, este escuchó el chapotear del agua de la piscina y curioso se acercó a ver.

Louis era quién estaba allí, disfrutado de lo más tranquilo, ya que disponía de un rato de ocio, en el cual había decidido practicar su deporte favorito, la natación

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Louis era quién estaba allí, disfrutado de lo más tranquilo, ya que disponía de un rato de ocio, en el cual había decidido practicar su deporte favorito, la natación.

Tras unos minutos, el más joven salió el agua, ignorante de la intensa y clandestina mirada del marino mercante.

En el tiempo que llevaba en la casa, el ojiverde apenas había cruzando más de diez palabras seguidas con el novio de su hermano pues había permanecido en el cuarto con Luke, en cuanto no había ido a trabajar a la empresa automovilística

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En el tiempo que llevaba en la casa, el ojiverde apenas había cruzando más de diez palabras seguidas con el novio de su hermano pues había permanecido en el cuarto con Luke, en cuanto no había ido a trabajar a la empresa automovilística.

Lo cierto era que Louis le despertaba mucha curiosidad pues a parte de que no pasaba desapercibida su hermosa belleza, el marino mercante no podía entender, qué era lo que el chico podía ver en su hermano menor.

Ciertamente, entre lo que había escuchado de ellos tras haber hablado con su padre, en el día en que había llegado y lo que había visto y escuchado por sí mismo, no le parecían ser el uno para el otro.

Luego de unos minutos, el ojiverde iba a entrar en la casona pero entonces su móvil sonó alertando al ojiazul, quién se giró con rapidez.

-¿Qui-Quién está ahí?-preguntó el más joven algo asustado.

El mayor salió de entre los arbustos, dónde había permanecido todo el tiempo.

-Oh emm...disculpa, no quise asustarte.

El castaño respiró aliviado y acto seguido se cubrió con la camisa que tenía posada en el brazo de tumbona.

-Oh joder, que susto, había creído que eras un ladrón.

59. Pasión oculta - Larry Stylinson-Adaptación- TerminadaWhere stories live. Discover now