Por fin ha logrado el futuro que deseaba, pero.. ¿realmente todo acaba aquí?
Las consecuencias de sus viajes y experiencias anteriores pueden quebrar a cualquiera y él, no es la excepción.
𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚
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El primer gran obstáculo que debió atravesar fue el darse cuenta de que sus sentimientos por Takemichi jamás serían correspondidos de la misma forma que deseaba, pues el corazón de su héroe estuvo estrechamente alineado al de Hinata durante años.
Al verlos felices el uno con el otro captó que no había espacio para él ahí, razón por la que decidió guardarse todo para sí mismo y mantenerse en un perpetuo silencio que continuaba provocando heridas a día de hoy.
La primera prueba de autocontrol sucedió en el día de bodas de la pareja. En ese entonces no pudo hacer más que felicitarlos y fingir alegría para no preocuparlos.
Sí, sabía que nunca podrían estar juntos, pero eso no significa que doliese menos. Y el hecho de verlos casarse solo lo obligaba a recibir su cuota de realidad sobre los hombros.
"Todo estará bien mientras Takemicchi sonría"
Se empecinó con ese pensamiento hasta convencerse de ello, superando de alguna forma el dolor por medio de la resignación.
"Vale la pena mientras pueda seguir viéndolo"
Eso era más que suficiente para su corazón sediento.
Mantenerse como un buen amigo que lo apoyaría en cada decisión que tome, que pasaría el tiempo junto a él para divertirse, que seguirían teniendo un vínculo estrecho pero todo dentro de la amistad.
Tiene el corazón roto pero no espera más de lo que ya tiene.
Con el tiempo había notado cierto cambio en la personalidad del menor, al comienzo había sido casi imperceptible, pero de todas formas fue capaz de darse cuenta de ello, aunque intentó no prestarle mayor atención a ese hecho.
Todos cambian con el paso del tiempo, Takemichi no era una excepción.
Sin embargo, el segundo gran golpe llegó al enterarse de que la feliz pareja serían padres y formarían una familia.
Mentiría si dijera que no se sintió desesperado al comprender que ahora sí, no había posibilidad alguna. Aunque no es como si hubiese pretendido interponerse en esa relación desde el principio. El simple hecho de que no exista siquiera una posibilidad era lamentable.
¿¡Cuántos años llevaba amándolo y seguía igual!?
No puede existir nadie más imbécil y masoquista que él. Pero si lo piensa, no podría amar a nadie más.
Es triste, en su mente y corazón solo hay espacio para una persona.
El frío contacto de la lata sobre su mejilla lo obliga a sobresaltarse y buscar al culpable con la mirada, reconociendo de inmediato a su amigo de la infancia.
— Vaya susto me diste, Ken-chin —Se queja, buscando con la mano sostener esa lata que el más alto le ofrecía.
No sabía que se pasaría esa tarde por su casa, pero tampoco le molesta. Recibir visitas le ayuda a dirigir sus pensamientos a otra cosa más que su miseria amorosa.
