Por fin ha logrado el futuro que deseaba, pero.. ¿realmente todo acaba aquí?
Las consecuencias de sus viajes y experiencias anteriores pueden quebrar a cualquiera y él, no es la excepción.
𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚
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Tras aquel incidente durante la madrugada fue escoltado en silencio a su hogar. Nadie más dijo o hizo comentarios sobre lo que había sucedido en el Santuario, mucho menos indagaron por qué estaba ahí desde un principio.
De todas formas, si tuviese que dar una respuesta, tampoco sabría qué responder. Simplemente sus pies lo llevaron hasta ahí.
25 de Junio
Otro año más.
Se supone que es alguien que goza de juventud y que tiene toda una vida por delante.. pero está tan cansado que no le molestaría si le dijeran que mañana su tiempo se acaba por fin.
Siente que lo que para algunos podía ser una tragedia, podría ser una bendición para él y estaría agradecido de ello.
De que algo o alguien, lo que sea, le permita escapar por fin de ese bucle infinito de muerte tras muerte.
Solo quiere descansar, ¿por qué es tan difícil?
Tanto Chifuyu como Mikey decidieron quedarse en la casa de los Hanagaki tras volver junto al dueño de casa y otorgarle las explicaciones suficientes a Hinata. Por lo que ambos se encontraban merodeando por ahí, ayudando con los preparativos de la fiesta que celebrarían por la tarde en el taller mecánico de Draken y Seishu junto a sus amigos.
Kuroba se había unido junto a ambas visitas para preparar los canapés que llevarían a la fiesta.
Ahora que Takemichi se veía mejor, se decidieron por continuar con la celebración, esperanzados de que fuese un cambio que ayudase de alguna forma u otra al festejado, aunque sea al obligarlo a pensar en otra cosa.
El de ojos azulados comprende las intenciones de sus amigos y las agradece, pero lo cierto es que sigue igual de desganado que los días anteriores. Incluso su cuerpo comienza a sentirse más pesado de lo normal, temiendo que pueda tratarse de alguna enfermedad.
¿Pero acaso no sería eso lo mejor?
Exhala un suspiro quedito y pega un ligero brinco en su lugar cuando escucha el timbre sonar. Eleva una de sus cejas antes de notar que todos estaban ocupados con algo entre manos.
— Cariño, ¿puedes atender? debe ser el pastel —Hinata eleva un poco la voz desde la cocina para pedir el favor.
— Voy
Takemichi se levanta de su puesto en el sillón, camina hacia la puerta para abrirla y dejar ver al repartidor con una caja medianamente grande entre sus brazos. Al parecer ya todo estaba pagado así que solo debe firmar algo y recibir la encomienda. Toma el pastel con cuidado entre sus brazos antes de cerrar la puerta y voltear en dirección a la mesa, en donde se encuentran ahora los tres adultos reunidos y la niña, rellenando panecitos.
