ATTE: MYG [Min Yoongi]

8. Sonrisas sinceras

tres días después
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Las salidas con los chicos eran cada vez más constantes; generalmente nos dedicamos a beber juntos, aunque había veces en las que salíamos varias veces al día.

—Vamos —habló Taehyung despreocupado—, no creo que Jun se enoje por unas cuantas marcas.

—Lo dices porque no lo conoces, te aseguro que matará a alguien apenas vea lo que le hiciste.

En la cara de mi amigo estaban dibujadas tantas cosas que era casi imposible contarlas. Suspiré, el seguramente me culpará solo porque le agradan los chicos.

—Hay que desayunar algo, siento que mi cabeza va a estallar en algún momento.

Jimin pasó directo a la cocina casi desnudo, Tae y yo reímos.

—No creo que haya algo en ese refrigerador Jimin —habló Seokjin, quien estaba tirado en el piso—, será mejor comprar algo en el supermercado.

Al instante, todos los chicos gritaron "yo no iré", por lo que todos me vieron a mi como último recurso.

—Bien, yo iré a comprar algunas cosas.

—Sería mejor que Jimin vaya, pero tal vez te pueda acompañar.

—Paso, todos aquí estamos agotados.

—¡__________ también lo está!

Suspiré al ver comenzaban a pelar y ya me habían dejado sola. No me molestaba hacer las compras por mi cuenta ya que casi siempre lo he hecho así.

—¿Por qué hay tanto ruido a esta hora? Son las putas 8 am.

—Perfecto, ya tenemos al candidato —dijo Taehyung—. Yoongi, irás con ella.

—¿Qué? ¿Yo? ¿A dónde y por qué?

—Solo irán a comprar algo para hacer de comer, no creo que...

—¡La última vez nadie quiso acompañarme y tuve que ir solo. Paso!

—Tranquilos, puedo ir sola —dije esperando ser escuchada, pero en cambio ellos seguían discutiendo si debería venir conmigo o no—.

Aproveché verlos distraídos y salí de casa sola, si ellos seguían peleando, estaba segura que jamás iría al supermercado.

Doblé la esquina de la calle, pero antes de poder seguir caminando, noté una de mis agujetas desatadas.

No me dió tiempo de inclinarme, cuando ví al chico de pelo naranja llegar rápidamente y atarlas por mi. Mis mejillas comenzaron a arder.

—¿Qué haces?

—¿No es obvio? Iré al supermercado contigo.

—No, eso... olvídalo.

Ambos comenzamos a caminar en un silencio que solo parecía incómodo para mí, ya que él iba tarareando una canción.

—¿Y qué comprarás? Yo creo que...

—¿Qué pasa contigo Min? —interrumpí—

Él se apuntó a si mismo, esperando una respuesta.

—Has actuado diferente cuando estamos solo tu y yo, a cuando estamos con los chicos.

Levantó ambos hombros sin tomarle importancia. Dios, aún es temprano y ya me estaba volviendo loca.

—¿Lo descubriste? El porqué fumo.

—Da igual, no hablemos de él.

—Mierda, pensé que no lo recordarías.