Capítulo 4 ( editado )

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Dipper


Que gran estupidez.

Salí y me metí en el bosque, lo que no me esperaba era encontrar a Pacífica ahí, pero bueno eso no me impidió avanzar más hasta ella.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté.

—Nada importante y por favor,
no vayas a seguirme.

—Te seguiré—Suspiró frustrada.
—Para hacerte compañía y también para que no estés aburrida.

—¿Desde cuándo haces eso por mí?

Agarré suavemente su mano, cosa que la dejó sin palabras hasta su cara enrojeció un poco.

—Hay veces que las personas malas también tienen su lado bueno aunque no lo parezca—Sonreí, pero ella parecía sorprendida y ahora que la vengo a ver detalladamente.. Tiene una cara muy linda..

Sacudí mi cabeza.—Pero si tú me lo pides, me iré ahora no tengo ganas de molestar a nadie y menos a ti.

Le dije soltando su mano.

—No—Dice en voz baja.

—¿No?

—No quiero que te vayas Dipper—Lo dice apenada el sonrojo en sus mejillas y parte de su nariz no desaparece.
—¿Puedes quedarte?

—¿Estás bien? ¿Acaso tienes fiebre?

Le pregunté porque tal vez esté bajo el efecto de alguna cosa o eso creo la verdad no puedo saber por qué actúa así conmigo.

—¡Estoy bien!, ¿Es que tiene algo de malo que quiera que te quedes conmigo? Después de todo cuando yo te decía que te fueras y me dejaras en paz, te quedabas conmigo hasta cansarte..

—De acuerdo me quedaré, tranquila.

—Gracias—En ese momento Pacífica perdió el equilibrio y cayó pero yo la cargué, toqué su rostro y pude sentir una temperatura bastante elevada cosa que no es nada normal, me atrevería a decir que su cara está ardiendo, pero toqué su mano y su brazo, y así me dí cuenta de que también están con la misma temperatura, no solo en su cara..

Me gustaría llevarla a su casa pero el idiota de su hermano va a empezar a molestarme, y si la llevo a la mansión, Mabel podría intentar matarla, no me quedó otra opción tendré que revisarla aquí.

—No me dejes nunca Dipper por favor..

—No te dejaré, tranquila—Me senté, y la senté en mis piernas con cuidado.

—Todo estará bien..

—Quiero estar siempre contigo—No pude decir nada porque sus labios sobre los míos se encargaron de callarme, ella me besaba incluso metió su lengua cosa de la cual obviamente no me resistí aunque....

Dejé de corresponder y alejé su cara de la mía, no puedo hacer algo así con ella en este estado, porque ella no puede dar consentimiento estando así, no quiero ser un aprovechado, además parece estar resfriada..

Ella se durmió en pocos minutos, sobre mís piernas la abracé fuerte, para que no sienta frío y ahí nos quedamos toda la tarde hasta que llegó la noche, hice una fogata y me quité mi camisa para ponérsela a Pacífica encima y que el frío disminuya, estuvimos cerca de la fogata toda la noche hasta la mañana siguiente, en ese momento un grito muy intenso me despertó de manera muy brusca, Pacífica despertó y ya está mejor, ese sonrojo ya se fue, ella se levantó y al verse en ropa interior se asustó y pensó lo peor porque además yo también estaba sin camisa.

—Qué pasó ayer...

—¿En verdad no lo recuerdas?

—¡Dime que pasó!

—Estabas mal y te cuidé eso fue todo.

—¿Por qué debería de creer en ti?

—Piensa lo que quieras, que me creas o no es tu problema yo hice lo que pude.

—Idiota.

—Que malagradecida eres, y todavía que me quedo toda la noche cuidando de ti.

—¿Cuidando de mí? Quién sabe que me hiciste anoche me despierto así, en
ropa interior y tú semidesnudo,
¿Qué quieres que piense?

—Que bueno que me dices todo esto, para la próxima dejar que mueras y te coman los lobos, nunca más volveré a ayudar a nadie, me recordaste que soy alguien frío insensible al dolor ajeno y que disfruta ver a los demás sufrir, gracias por eso.—Me coloqué el resto de mi ropa y me dirigí a la mansión, cuando llegué, me topé con Mabel .

—Se nota que estabas muy cómodo
con Pacífica ¿No?

—Eso no te importa.

—Tú si puedes meterte en mi asuntos
¿Y yo no en los tuyos?
Que buen hermano eres.

—Mabel no estoy para estupideces ahora.

—Solo reconoce que digo la verdad.

—Sí, lo reconozco tienes toda la razón del maldito mundo, ¿Contenta?—Seguí mi camino hasta llegar a mi cama en donde me eché mirando el techo.

—Dipper.

—¿Qué quieres ahora? Mabel quiero estar sólo.

— .....

—Sal por favor, de verdad necesito un poco de soledad en estos momentos.

—Eso no te hace bien.

—Como que no—Por segunda vez se me subió encima para abrazarme, pegó su cabeza a mi pecho, con su mano derecha me acaricia mi mejilla y con la otra el pecho. No puedo controlar mis movimientos y tampoco evitar poner mi mano en la curva derecha de su cintura y la otra en su mano izquierda, ella va subiendo más su cuerpo hasta que la parte de su entrepierna queda situada arriba de la mía chocando con mi miembro, justo por esa parte sus ojos azules me miran fijamente, y yo también a ellos, ahora su mano está sobre mi mejilla y la otra sobre mis labios, los cuales ella acaricia suavemente, causando cosquillas en ellos. Empiezo a sentir muchas cosas nuevamente.

Sigue acariciando mis labios sin dejar de mirarme fijo.

—Tus labios son muy suaves..—Dice en voz baja pero cansada. Luego apoya con más fuerza su entrepierna a la mía, cosa que ya hizo inevitable otra erección en mí, está vez la siento más grande..

—Te dije que quería estar sólo..—Le repito con el mismo tono de voz suyo.

—No puedo dejar solo a mi hermano cuando más me necesita.—Cuando acabó sus palabras, pegó sus labios a los míos, finalmente lo hizo después de tanto jugar se decidió.. me está besando mucho mejor que Pacífica lo hizo, le estoy correspondiendo aunque intento no hacerlo y apartarme, pero es que tenerla así, arriba mío no ayuda mucho además Mabel ya creció, ella ya no es una niña pequeña ahora es una..

—Mabel..

—Dime hermanito.— Ella se frota un poco contra mi miembro claramente se percató de mi erección.

—Por favor no sigas con esto..

—¿Quieres que me detenga?—Le asentí, pero su mano de repente bajó y agarró mi miembro por encima del pantalón, y mientras solo tocaba y masajeaba me decía.

—No parece que quieras eso, te ves muy feliz.—Tomé impulso y me logré sentar con ella en mis piernas sus brazos estaban alrededor de mi cuello y mis manos en su cintura.—Sólo te estoy haciendo sentir mejor, ya que llegaste muy mal de afuera..

La agarré de su cuello por la parte de atrás con un poco de fuerza pero eso solo provocó que un pequeño pero excitante gemido escapara de sus labios.

—¿Quieres hacer esto conmigo de verdad?—Le pregunté para tener la seguridad..

¿Tú qué crees?...









Deseo • Reverse Falls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora