Capítulo 8 ( editado )

948 44 8
                                    

Mabel

—¿Por qué la salvaste?

Le pregunto a Dipper estando ya solos, Pacífica está inconsciente.—Me hubieras dejado matarla y así me hubiera librado
de ella.

—Puedes matarla ahora sí quieres-

—Ya se me fueron las ganas, gracias a ti.

Le respondo muy seria.

—Eres muy gruñona y amargada.
—Cuando me dijo eso lo agarré del cuello de su camisa y lo atraje hacia mí.

—Repite eso una vez más, una vez más Dipper y haré que te arrepientas.
—Lo amenazo llena de furia por dentro mi sangre hierve, pero Dipper parece no asustarse por mi amenaza.

—Amargada.—Abrí mis ojos en grande.
—Gruñona.—Terminó, entonces al
intentar golpearlo dijo unas palabras
que me inmovilizaron.

—Estira tus brazos.—Mi cuerpo comenzó a obedecerle en contra de mi voluntad. Amarró una cinta color vino a mis muñecas dejándome incapaz de mover mis manos está bastante fuerte el nudo, luego ya pude moverme con normalidad.

—Ahora no podrás hacerme nada hermanita.

—Eres un imbécil.—Digo enojada, la palma de su mano se apoya en mi mejilla derecha y me sonríe.

—Pero me quieres a pesar de todo ¿No?

—Te odio.—Remarco tratando de liberarme de esa maldita cinta.—Quítame esto ya.

—Te quedarás con esa cinta hasta
que controles tu mal comportamiento.

—Eres un-

—Nada de insultos.—Me interrumpe.

—Tú no me mandas.

—Pero soy tu hermano y tienes que respetarme.

—Tú también a mí, idiota.—Me agarra de
mi mandíbula con su mano cubierta del guante negro, y me hace verlo acercando mi rostro al suyo.

—Eres una niña muy malcriada y desobediente.—Menciona entonces, me lleva obligada al cuarto suyo, se sentó en
la cama y me recostó sobre sus piernas,
el alzó un poco las suyas para que la
parte de mis glúteos quede más levantadas.

—¿Qué haces? ¡Déjame!

—Cómo nuestros padres no están yo seré quién te castigue por ellos, porque tienes que aprender a respetar a tu hermano.
—Sentí como subía mi falda y acariciaba
mi par de . . . Y las golpeó.

—¡Deja de hacer eso!—Obviamente no me hacía caso, y seguía pero después de como 5 nalgadas esto empezaba a gustarme, tanto que ya no me negaba más a que lo hiciera ahora no solo me nalguea si no que también me masajea ahí , como si fuera masa para pan. Después abre mis piernas para frotar con sus dedos mi sexo.

—Esto ya no parece un castigo . . .—Digo con voz baja. De la nada me sienta encima de sus piernas y agarra mi cabello y lo hace a un lado dejando una parte de mi cuello desnudo donde empieza a besar y a pasar su lengua cosa que me calienta por dentro y hierve mi sangre. Mis hormonas están haciendo una fiesta dentro de mi cuerpo volviéndome muy loca, no pasaron ni 5 minutos cuando ya sentía algo duro tocar la parte baja de mi espalda desnuda. Dipper suspiraba agitado sin decir nada.

—Ya puedes irte. .—Dice sin mirarme con la cabeza gacha me quita la cinta a lo que yo toco mis muñecas tengo marcas rojas de esa cinta.

Pero no quise dejarlo así me dió pena, entonces me agaché frente a él en medio de sus piernas pero parecía no notar que yo estaba ahí ya que tampoco hice ruido él abrió sus piernas cuando yo me había levantado y pude hacerlo.

Deseo • Reverse Falls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora