Capítulo 39: ¡Bienvenidos A Las Tierras Muertas!

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¡Bienvenidos a las Tierras Muertas!
E

l cliente cerró la caja de metal y espero que la familia de vampiros recobrara la compostura, luego de agitar un poco la cabeza, ellos regresaron a la normalidad.

¿Y bien? ¿Quién de todos ustedes irá?—. Todas se lo pensaron por un buen rato y se compartieron miradas, en la cabeza tenían sus propias opiniones, Tsukune se veía interesado, no por el dinero, sino por la experiencia que adquiriría, podría probar sus habilidades si arreglaba ese problema. Moka sabía que Tsukune se vería obligado a probar su entrenamiento y ella no quería que fuera.
—Yo iré—. Dijo el Vampyr con absoluta seguridad.
—Yo también—. El castaño dio un paso adelante. Pero Moka lo agarró del brazo. —¿Moka-san? ¿Qué pasa?
—Nada—. Aunque no quería, lo soltó viendo hacia otro lado.
—Excelente, siempre se puede confiar en ustedes, Shuzen. No pude venir mejor lugar. Ahora escuchen, tendrán que ir a mi mina—. Él hombre sacó un mapa y se lo dio a Tsukune mientras seguía explicando. —les voy a ser claro, es una tierra muy caliente y hay sólo dos pueblos donde pueden quedarse, pero se instalarán en Fragmentita, les tendré reservado un cuarto, ahí dice cómo llegar. Espero que hagan bien su trabajo.
Sin más que decir o explicar, el hombre se fue en una camioneta negra todo terreno. Todos regresaron adentro del castillo para prepararse, esta era la primera vez que Tsukune salía de misión solo, sin sus amigos, pero él podía confiar en Haruto, al parecer tenía más experiencia en esto que él.
Tsukune agarró una bolsa grande y metió algunas playeras y pantalones, los más cómodos que se pudieran. Moka lo observaba con cierta preocupación, al quitarse el saco y su camisa, la pelirosada vio como aún tenía las vendas de aquellas terribles heridas. Tsukune se puso una playera sin mangas de color blanca.
—¿No puedes evitarlo? Sabes que voy a estar bien, ya no soy tan débil como era antes. No voy a ir solo a esto
—Sólo quiero lo mejor para ti, ¡Y lo mejor es que no fueras!—. Para ese momento, Tsukune ya se había puesto un pantalón y por primera vez, unas botas negras. Agarró su espada en una mano y en la espalda, su mochila (es como una bolsa).
—Lo sé, pero ¿Sabes qué? Yo también te quiero y te amo, sin importar lo que digas, yo debo de ser más fuerte para protegerte—. Tsukune le dio un abrazo y después un beso en la mejilla, Moka agachó la cabeza y Tsukune ya se iba de la habitación, pero ella lo abrazó por la espalda.
—Te amo. ¿En verdad tienes que hacer algo así?
—Sí. Yo también te amo, pero es algo que debo de hacer, incluso si no quieres que lo haga.
El joven ya no miró atrás y siguió su camino, si miraba atrás, sin duda haría lo que Moka le decía, pero su preocupación de que el día de su muerte se acercara, le hacía temer más que nunca. Si él moría, Moka no podría vivir y si Moka moría, Tsukune también lo haría. Para que eso no pasara nunca, tendría entrenar más, ser más fuerte, tener más poder, más experiencia.
Así es como los dos, ya listos, fueron hacia la puerta.
—¡Wow! Ustedes sí que lo hacen con estilo—. Una limosina negra los estaba esperando afuera.
—¿Listo?
—Sí.
Ambos partieron en el auto y como si fueran en rumbo a la academia Yokai, pasaron por ese túnel. El joven castaño recordaba sus momentos de preparatoria, viajar con el conductor del bus, cuando regresó al mundo humano con sus amigos, cuando fueron al país de la nieve y tantas cosas más. Pero a su mente llegó la imagen de su amada.
—"tal vez lo que hago es tonto"—. Pensaba él al ver la ventana. Moka estaba muy preocupada por él, de seguro que fue más horrible lo que ella pasó al verlo en una cama, sin poder despertar, que lo que él pasó dormido, como si ya estuviera muerto. —"tú eres la que peor la pasa por mí. Quiero que eso se acabe de una vez, sólo siendo más fuerte podré lograr algo así. Eso es algo que me he prometido a mí mismo"—. Tsukune ya no iba dejar que eso pasará de nuevo, que las dos Mokas se preocuparan hasta ese punto. Se pasó tanto tiempo pensando que ahí estaban, en ese lugar. Había un sol brillante y poderoso, el suelo tenía arena y era todo empedrado de una piedra de color naranja. También había bastantes acantilados alrededor.
—Aquí se bajan, esto es lo opuesto a la tierra de las nieves, Las Tierras muertas.
—¿No va a llevarnos hasta Fragmentita?—. Preguntó Haruto.
—No lo creo, el carro no podría pasar en este terreno. Tendrán que ir solos, no se preocupe. Estaré viniendo cada día para su regreso. Suerte.
Sin auto, con la temperatura endemoniadamente alta y con el piso quemándoles los pies, los dos vampiros avanzaron hacia su destino. El Vampyr traía una gran túnica negra, pues el calor lo podría matar y más con esa temperatura. Ambos traían botas, pues el piso estaba muy caliente, de seguro que nunca llovía en este lugar y las noches deben de ser muy frías, justo como el desierto mismo. Llegaron y se instalaron en Fragmentita, los dos supieron al instante de dos cosas, muy interesantes:
1. La mayoría de los habitantes eran Gnomos y el pueblo era muy pequeño, casi una aldea.
2. Había un río que pasaba por ahí.
—¿Has visto eso, Tsukune? En esta tierra toda fértil, ¡Hay un río!
—Sí, eso es raro.
—¡Bienvenidos1 no esperamos a extranjeros por aquí. De seguro que algún trabajo, ¿No es así?—. Un pequeño Gnomo les preguntó.
—De hecho sí, venimos a buscar esta mina, se llama igual que este lugar—. Haruto le dio al Gnomo el mapa de la mina, el Gnomo se impresionó.
—¡Por mis barbas! ¡Son vampiros! ¿Y vienen acá a solucionar el problema de la mina? ¡Gracias! La mina está tapada y muchos mineros han desaparecido, pero el jefe está en su casa, en la capital de Tierras Muertas. Te recomendaría ir mañana por él para que te dejara entrar, hay muchos peligros afuera. Pueden quedarse en la única posada que hay.
—¿Tienen tienda de armas?
—¡Claro! Las necesitamos para nuestra protección. Yo te diré donde
—Tsukune, adelántate a la posada, yo iré después.
—Ok.
Tsukune se fue a la posada, todos los edificios que había eran de cemento, con ventanas y puertas de madera. Al entrar, se siente un poco hogareño, el lugar es pequeño y arriba están las habitaciones, realmente no esperan gente, sólo hay cinco cuartos y nada más.
Haruto regresó con una espada nueva, pero sin ninguna habilidad especial como la que tenía ahora Tsukune. Se durmieron fácilmente, la noche era fría y por supuesto que es mejor dormir así. Pero era tan fría que Tsukune no podía dormir, sobre todo porque Moka no estaba a su lado, durmiendo en su pecho y abrazándolo. Por otro lado, el Vampyr también se sentía solitario, había sido solo una noche que había dormido a lado de Akua, al fin estaba con ella y ahora, otra vez, no está a su lado. Él sólo había aceptado porque nadie aceptaba y ahora que era aceptado en la familia Shuzen, esta sería la prueba para merecer ese privilegio. Aunque sin duda no sabe, que con estar con Akua es suficiente prueba de lo valiente y sincero que es. Pero en fin, así son todos los chicos buenos.
Castillo Shuzen, en la noche.
Omote, levántate. Es hora de poner en marcha esto
—Ura-chan, ¿Tú también estás preocupada, verdad?
Sí, extraño a Tsukune y ya decidí que lo protegeré, incluso si él no quiere. Así que es hora.
Moka se levantó de la cama, se puso una ropa cómoda y se amarró el látigo de Belmont a su brazo. Ya se iba del castillo, con dirección a su auto, pero Kokoa lo agarra de la mano.
—Onee-sama. ¿Por qué te vas?
—Kokoa… iré a alcanzar a Tsukune y lo ayudaré en todo lo que pueda.
—¡¿Por qué?! ¿¡Por qué si siempre te haces daño por él, sigues ayudándolo?!—. Ella la abrazó y siguió hablando con Moka. —debiste casarte con alguien fuerte, que ningún enemigo pudiera ganarle, incluso si se enfrentó al vampiro más poderoso, ¡Sólo míralo! Ya no ha entrenado, ya no es más fuerte, ¿Por qué sigues sufriendo y llorando? ¿¡Por qué mi amada hermana tiene que sufrir eso por ese hombre?!—. Por unos momentos, Moka no dijo nada, luego se giró hacia Kokoa y la abrazó, juntándola a su pecho.
—¿Por qué? De la misma forma que Akua-neesan. Mira el hombre del que se enamoró, es más débil que tú y que un vampiro promedio. ¿Por qué sigo sufriendo? Tienes razón, tal vez pude casarme con alguien más fuerte, pero yo amo a Tsukune, Kokoa—. Ella le quedó viendo a los ojos verdes de Kokoa. —Lo amo demasiado… como Kahlua-neesan te ama, como tú madre te amo y como yo te amo a ti, mi pequeña hermana—. Kokoa se sonrojo y abrazó a Moka con fuerza, ambas siguieron así por un rato, hasta que se separaron.
—Lo siento, ¿Pero él te ama así?
—¿Qué no ha hecho Tsukune por mí?
—Vender su alma al diablo.
—¡Ja, ja, ja!—. Ambas comenzaron a reírse por ese comentario, después de eso, Moka siguió su camino y Kokoa la dejó ir.

Casado Con Una Vampira  [TERMINADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora