Extra #1

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— Entonces... ¿debo quedarme con la señorita Historia hoy? —preguntó Tom después de una ardua explicación.

— Así es —respondió Mikasa—, esto será muy importante para tu tío Armin y tu tía Annie.

— Está bien, Mika —estuvo de acuerdo—. Me agrada poder quedarme con mi maestra, pero la señorita Ymir... —tembló un poco.

— ¿Ymir no te agrada? —se extrañó la chica.

— No es eso... es que... no le gusta cuando le gano en los juegos de mesa —explicó—. Hace una expresión que da miedo.

— Ah, es normal, no le hagas caso —la azabache se imaginaba el coraje de la castaña al perder contra un niño de cinco años.

— Bien... —aceptó.

Llegaron al apartamento donde vivía la pareja y tocaron el timbre. No fue mucho el tiempo que se mantuvieron afuera, Hisu les abrió a los pocos segundos, los había estado esperando.

— Buenas tardes señorita Historia —saludó el niño.

— Hola, pequeño —la rubia le acarició el cabello—, ¿listo para divertirte conmigo?

— ¡Sí!

— Lamento esto, Hisu —se disculpó Mikasa.

— No te preocupes, entiendo la razón de dejarlo conmigo —respondió—. Por cierto, ¿cómo va todo? —preguntó curiosa.

— Armin tiene casi todo listo, Eren le ayudará con algunas cosas en cuanto salga del trabajo —explicó.

— Y tú...

— Me encargaré de Annie —mostró un gesto de picardía—. No será complicado —parecía confiada.

— Espero que todo salga bien —Hisu sonrió con amabilidad.

— Bueno, me voy —se despidió Mikasa—. Annie saldrá pronto.

— Si, está bien.

— Pórtate bien, Tom —mecía su mano en son de despedida.

— ¡Sí! —alcanzó a responder el niño antes de que la chica desapareciera.

— Entonces... ¿qué quieres hacer? —la rubia se inclinó un poco y preguntó.

***

Mikasa acababa de llegar a la sede donde trabajaba Annie, una estación policiaca no muy grande ni llamativa, pero que cumplía bien con su rol en sociedad. Debía esperar al horario de salida de la rubia, y calculaba que no sería dentro de mucho tiempo, o eso le había asegurado su amigo.

Para su suerte, Armin estaba en lo correcto, Annie salió de aquel lugar con su bolso en el brazo y el celular en una mano, texteando algo con aquel rostro tan inexpresivo.

— Qué bueno que saliste —comentó Mikasa, logrando llamar su atención.

— Ah, hola —saludó la rubia—, ¿qué haces aquí?

— Vine por ti —respondió—, vamos a una cita —sonrió ladinamente.

— ¿Qué?

— Que vayamos a una cita —repitió.

Annie se quedó estática por un rato, pero evitaba mostrar conmoción en su rostro. Se alejó un poco y guardó su móvil en su bolso.

— ¿Me estás coqueteando? —preguntó la rubia muy seriamente.

El hijo de mi ex [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora