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Mark tuvo ganas de morder a Dian cuando le dijo al gerente del motel que sólo era una mascota, él se echó a reír mirándolo y se veía tan bien haciendo eso. Hacía años que no lo veía sonreír, o siquiera estar cómodo a su lado. Dian estaba feliz y eso inconscientemente lo hacía feliz a pesar de que no lo quisiera.

Caminó hacia la habitación, apenas le abrieron la puerta corrió hacia la cama.

—Alto —el gruñido lo hizo detener su salto y miró a Dian, si pudiera le hubiese arqueado una ceja—. Tienes que darte un baño antes de subir.

Mark resopló, se tardarían horas en eso, mucho más secando su pelo, pero de todas formas desfiló hacia el baño. Dian lo siguió, dejó la chaqueta en un aparador y apuntó a la bañera, Mark se metió  y lo miró con atención.

Esperaba más.

—¿Qué? ¿Esperas que me lo quite todo? —ladeó la cabeza—. No puede ser en serio.

Mark lo miró aburridamente, por lo que Dian cedió con un suspiro.

—Bien, me quedaré en ropa interior —murmuró sacándose la camisa.

Mark babeó con la vista de su torso con cicatrices, heridas de cuchillo permanecían sobre su piel, Mark lo único que sabía es que ocurrió durante la guerra, pero nadie hablaba de ello. Dian lo miró después de quedarse en ropa interior.

Probablemente ir mas allá de eso sería demasiado raro.

Mark resopló ante el pensamiento.

—Sólo hazme espacio ahí dentro.

Mark se movió quedando directamente bajo la ducha, gimió cuando el agua caliente comenzó a mojarlo, Dian se encargó de lavarlo exhaustivamente y luego de terminar lo frotó con una toalla, pero gracias a la gran cantidad de pelo no sirvió de mucho.

—Espérame fuera, me daré un baño rápido, y por favor, no subas a la cama —Mark salió y caminó hasta el cuarto, como se le indicó se sentó a esperar por Dian, el agua goteaba hasta el suelo—. Chico, ve a la silla.

Mark lo miró y jadeó, su compañero en toalla era un espectáculo que nadie querría perderse, Dian venía secando su pelo largo con una toalla pequeña, era definitivamente sexy.

Joder, y él estaba en su forma de cuatro patas, desgraciadamente no en el buen sentido, sino literalmente, no podía hacer absolutamente nada.

—Compré un secador de pelo de camino acá, me imaginé que esto pasaría —Mark subió a la silla y se dejó secar, no era muy cómodo no poder responderle—. Estuve pensando en cómo sacarlo, pero no se me ocurre una forma de sacarnos de esta sin incluir a tu padre. ¿Alguna razón por la que no quieras que llame? Cierto, no puedes responderme.

Mark deseaba poder poner los ojos en blanco.

—Creo que tendremos un problema de comunicación aquí. Ya terminé —Mark corrió directo hacia la cama y dio un brinco, Dian se carcajeó, luego de secarse el pelo y ponerse ropa interior nueva se acostó a su lado.

—Podría decirte ahora mismo el porqué de todo, pero no sería demasiado justo —Mark se acercó y lo miró fijamente—. Pero te juro que no quería mantenerte lejos, te quiero más de lo que puedes imaginar.

Mark decidió creerle y se acurrucó a su lado para finalmente ir a dormir, Dian se giró de lado y colocó un brazo encima.

Mark durmió mejor de lo que había dormido en años.

……

Mark despertó en cuanto el primer rayo de sol se coló por el cristal de una ventana mal cubierta, Dian aún estaba abrazándolo, así que salió de sus brazos, se sacudió y Dian se colocó bocarriba, parecía molesto por la interrupción, aunque aún dormía.

Predestinados IV: Lazos de Familia (AlfaxAlfa)Where stories live. Discover now